Capítulo 69 | Olive

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Camino desesperada a través de pasillos interminables y oscuros. Intento encontrar la salida, pero ninguno me lleva a ella. La angustia y la aflicción me tienen a punto de llorar. El corazón me late deprisa como si quisiera salirse de mi pecho. Estoy muy asustada. Estoy intentando escapar, pero no sé de qué o quién exactamente. 

Apresuro mis pasos cuando veo una puerta al final del pasillo y cuando llego a ella, intento abrirla pero no puedo. Está con llave. Desesperada comienzo a golpearla mientras grito pidiendo ayuda, pero nadie me escucha, hasta que de pronto...

—¡Olive!

Me giro de inmediato hacia el pasillo, sintiendo cómo mi corazón se detiene al escuchar esa voz, pero no hay nadie. Sin embargo, el grito se repite más desesperado.

—¡Olive!

—¿¡Mamá!? —grito en respuesta.

Comienzo a correr de nuevo por el pasillo, siguiendo la voz de mi mamá que grita mi nombre una y otra vez. 

—¡Dime dónde estás! —grito en medio del llanto cuando escucho sus gritos desesperados.

La está golpeando. Él le está haciendo daño de nuevo.

Me detengo de golpe cuando llego a una habitación encerrada completamente. No hay ni una sola puerta, ni una ventada. Solo cuatro paredes.

—¡Mamá! —vuelvo a gritar, pero ya no me responde.

Comienzo a dar vueltas, una y otra vez. Las paredes me causan asfixia, me siento mareada y entonces, tropiezo con algo y me voy directo al suelo. Ahogo un quejido y quedo aturdida durante algunos segundos. Cuando logro recomponerme, me doy cuenta que he caído sobre el cuerpo de alguien.

Hay sangre. Yo estoy completamente llena de sangre. Horrorizada miro mis manos temblorosas y una de ellas sostiene un cuchillo. En ese instante me doy cuenta de quién es la persona que está en el piso.

Es... mi papá. Es Ronald. 

—Así que por fin te vengaste —dice el hombre moribundo.

—No. No. No —niego desesperada, soltando el cuchillo—. Yo no hice nada.

—Eres una asesina igual que yo. —Una sonrisa enferma se forma en sus labios ensangrentados—. Eres igual a mí, hija. 

—¡Yo no soy como tú! —grito.

Me pongo de pie para huir, pero no sé cómo demonios él consigue hacerlo también y me persigue. Corro desesperada por otro pasillo donde él comienza a lanzarme todo lo que encuentra a su paso hasta que termino llegando a unas escaleras. 

Oh, Dios. Son las escaleras de nuestra antigua casa.

Me quedo paralizada al ver el cuerpo que yace tendido en el piso de abajo. Es ella.

—Ve y saluda a tu mamá —grita el hombre a mis espaldas y entonces, me empuja.

Un grito aterrador se construye en mi garganta al momento en que caigo al vacío hacia las escaleras. Voy a morir. Voy a...

—¡Olive, despierta, por favor!

La voz de Elliot me obliga a despertar, sentándome de golpe en la cama. Despierto gritando y llorando. El corazón me late tan deprisa que hasta casi duele. Mi respiración es agitada y jadeante. Mi cuerpo entero está temblando. Miro hacia todos lados, aterrada, buscando no sé qué.

—Olive, mírame —pide Elliot con angustia—. Mírame. Estoy aquí. Estoy aquí, amor. No pasa nada. Solo era una pesadilla. 

Solo hasta este momento mis ojos logran localizarlo, justo a mi lado. Comienzo a llorar sin control y por más que intento decir algo, nada sale de mi boca más que puros sollozos.

¿Cómo ser mi amante? (+18) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora