Capítulo 53 | Elliot

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¡Mierda! Juro que jamás mi corazón había latido así de deprisa. Siento que casi se me sale del pecho. Me siento nervioso, ansioso, eufórico y no sé qué demonios más. Son demasiadas las emociones en este preciso momento por lo que acabo de confesar.

He dicho que la amo y se lo he dicho de frente, viéndola a los ojos y con el corazón en la mano. Esto ha sido sincero. Ha sido real. Lo más real que he dicho en mi puta vida y ya no me importa confesar abiertamente lo que siento por ella. Juro que sería capaz de gritarlo a los cuatro vientos sin que me importe nada ni nadie, porque de ahora en adelante estoy completamente seguro que Olive Blair es la mujer que amo y que estoy dispuesto a todo por ella.

Estoy seguro que mis palabras la han dejado demasiado impactada, ya que al principio sus labios no corresponden mi beso, pero al cabo de unos segundos puedo sentir cómo se relaja y sus labios comienzan a moverse lentamente envolviéndome en una nueva oleada de sensaciones inexplicables pero agradables.

Me siento demasiado bien. Es como si me hubiese liberado de algo. Decir esas palabras en voz alta era una lucha interna que tenía casi a diario y haberme atrevido a decirlas se siente demasiado liberador.

Poco a poco mis labios detienen el beso para luego quedarme muy quieto, con mi frente unida a la suya mientras trato de regular el latir desbocado de mi corazón. Suspiro y abro los ojos al mismo tiempo que ella.

—Ahora todo de mí te pertenece, Olive.

—¿Qué? —pregunta casi en un susurro.

—Te pertenecen mi pensamientos, mis suspiros, los latidos de mi corazón y ahora también te entrego el primer te amo de mis labios. —Mis dedos pulgares hacen suaves caricias en sus mejillas y suspiro—. Te has adueñado por completo de cada parte de mí. Te pertenezco, Olive.

Sus ojos brillan cargados de un centenar de sentimientos. Me mira con fascinación y cariño. Me mira con... amor.

—¿Quieres saber algo? —pregunta con la voz suave.

—Dime.

—Creo que estoy soñando. Nunca pensé que yo me convertiría en la primera mujer que llegarías a amar y te juro que no tienes una idea de cómo me siento respecto a eso. Es que esto es tan irreal para mí.

—Pero sí crees todo lo que te he dicho, ¿verdad? —pregunto con algo de inseguridad.

—Por supuesto que sí —responde de inmediato—. Claro que te creo, ¿y quieres saber otra cosa?

Simplemente asiento. Sus manos apartan las mías de su rostro y luego las lleva hasta su cintura para que la abrace.

—Yo también te pertenezco, Elliot, y quiero que sepas que tú también has sido capaz de despertar muchos sentimientos dentro de mí.

Creo que ya sé qué es lo que quiere decirme y la sola idea provoca que mi corazón se acelere de nuevo.

—Entonces, ¿me estás diciendo que tú...? —dejo la pregunta a medias, sintiéndome algo inseguro.

—Sí, Elliot —dice con seguridad—. Te estoy diciendo que yo también creo que te amo.

Estrecho su cintura con más fuerza, dejándola pegada a mi cuerpo por completo.

—Repítelo.

—Te amo.

Su reacción vuelve a ser tierna cuando lo dice. Una sonrisa nerviosa se forma en sus labios y sus mejillas se sonrojan.

—Ay, Dios —exclama cubriendo su rostro con las manos.

—¿Qué? —Pregunto un poco divertido.

Ella no me responde. Lo único que hace es pegar su frente a mi pecho para tratar de ocultarse, lo cual me causa más gracia.

¿Cómo ser mi amante? (+18) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora