Capítulo 13 | Elliot

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Llevo mi mano derecha hasta mi rostro, para colocar los dedos en el puente de mi nariz, y suspiro una vez más, intentando deshacerme de esta puta decepción. Del coraje.

¡Estuve a punto de conseguir besarla y alguien viene y toca la puta puerta!

¡Mierda! Estuve cerca y ni siquiera tuve que hacer mucho. Fue algo accidental, de nuevo. Pero esta vez, ella no se alejó de mí tan precipitada como lo ha hecho anteriormente. No, esta vez, ella me miró diferente. Ella lucia diferente. Como si también estuviera considerando la posibilidad de un beso. Lo sé. Lo noté y estuvimos tan cerca.

Me cuesta demasiado tragarme el coraje y hacer un esfuerzo por disimular lo cabreado que estoy, mientras camino para abrir la puerta a quien sea que me haya venido a joder el momento.

Una vez la abro, aparece frente a mí un hombre de estatura media. Por el uniforme que viste me doy cuenta de que es parte de los empleados del hotel.

—Buenas noches, señor. Traigo su cena, tal y como lo pidió —dice el hombre, señalando el pequeño carretón que tiene al lado, con lo que parece ser la comida.

Frunzo un poco el ceño —¿Qué hora es?— pregunto malhumorado, porque siento el ridículo presentimiento como si fuese demasiado temprano, y este hombre vino a interrumpir apropósito.

Sé que es lo más ridículo que puedo pensar, y quizás solo es que he perdido la noción del tiempo, y en realidad sea la hora exacta. El hombre me responde con toda serenidad.

—Las siete en punto, señor. Solicitó el servicio para esta hora pero si gusta cambiarla.

Niego de inmediato —No, está bien. Adelante.

Me hago a un lado, dándole el suficiente espacio al hombre para que pase junto con el carretón. Lo observo en silencio mientras se encarga de acomodar todo perfectamente en la mesa de centro de la pequeña sala. Una vez ha terminado todo, regresa de inmediato a la salida.

—¿Algo más en lo que le pueda servir?

—Es todo. Gracias —digo con voz neutral, y el hombre asiente, saliendo al instante de la habitación.

Cierro la puerta, y me giro, hundiendo las manos en los bolsillos del jeans. Observo toda la comida en la mesa y luego, observo de reojos hacia la puerta del baño.

Después de lo que pasó hace unos minutos, me veo demasiado tentado a ir al baño con ella, y darle el beso de una vez. No me importa que me tome como un atrevido o mucho menos si me propina una bofetada, pero es que ahora más que nunca siento que el deseo hacia ella es todavía más grande. Más urgente.

Un pequeño gruñido frustrado se me escapa mientras mi mente empieza a fantasear con ella bajo la ducha. Las gotas de agua recorriéndole la piel y lo fresca que esta debe estar... Al instante siento la reacción en mi entrepierna, y me veo obligado a distraerme con lo que sea.

No son muchas las opciones, así que termino sentándome un poco incómodo en el sillón individual, frente a la mesa, y reviso la comida que han traído. Levanto un par de tapas y el olor a comida hace que mi estómago reaccione de inmediato. Todo huele muy bien.

Luego de revisar todo, me echo hacia atrás en una postura algo desgarbada y me pongo a esperar a que ella salga. Pienso muchas cosas mientras tanto: ¿debo actuar normal cuando la vea, o quizá no deberíamos ni hablar? Conociéndola, es tan obvio que ella no dirá ninguna palabra y hará como si no hubiese pasado nada.

Yo no, pienso. Yo no podré ser capaz de actuar normal y fingir que no estoy deseando ya besarla de una buena vez. Así que, no veo porqué tengo que hacerlo. Ya no debo ocultar mi interés por ella.

¿Cómo ser mi amante? (+18) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora