Capítulo 48 | Olive

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Sonrío complacida al terminar de leer el correo. Una noticia buena para terminar el día. Qué bien.

No contengo el impulso y descuelgo la bocina del teléfono para llamarle a Elliot e informarle. Estoy segura que también se pondrá feliz.

El timbre suena varias veces, pero él no responde así que termino colgando.

Quizás está ocupado.

Me muerdo el labio inferior, pensando qué hacer. Es que tengo tantas ganas de compartir la emoción con él, que no quiero esperar más. Presa de un impulso me pongo de pie para salir de la oficina e ir a la suya.

Cruzo toda la estancia y justo llegando al escritorio de Mandy me doy cuenta que no está. La busco con la mirada por toda el área pero no la veo. El teléfono está sonando y puede que sea alguna llamada importante así que decido echarle una mano.

Me acerco hasta el escritorio y levanto la bocina para atender con voz amable.

—Gold Group, buenas tardes.

—Comunícame con Elliot —ataja de inmediato la otra voz al otro lado. Es un hombre.

—Su nombre para anunciarlo, por favor.

—George Harper —responde con tono aburrido.

—Con gusto.

Presiono el botón para transferir la llamada e inmediatamente marco el número de extensión de la oficina de Elliot.

¡Uf! Qué bueno que sé usar estos teléfonos.

Espero impaciente a que responda, pero cuando lo hace...

—Te dije que no quería llamadas, Mandy —suelta exasperado y al segundo siguiente, me cuelga de tajo.

¿Qué demonios? Ni siquiera me dejó decirle que no soy Mandy.

¿Y ahora qué hago? No pienso volver a llamarle porque seguramente no me va a contestar. No tengo de otra más que mentir.

Resoplo y vuelvo a tomar la llamada del tal George Harper.

—Disculpe, pero el señor Reynolds...

—No puede atender mi llamada —me interrumpe, como si ya sabía que eso iba a decir.

—Está en una junta muy importante, señor. —Miento y vaya que me sale muy natural por suerte.

—Pues mi llamada es muy importante también, así que comunícamelo.

 Me cuesta contenerme y no responder de mala manera. Qué insistente.

—Lo siento, señor Harper, pero en verdad no lo puede atender. Si gusta dejarle algún recado...

—Dile que más le vale no olvidarse que hoy es la cena. Lo espero puntual. Ni un minuto tarde, ¿entendido?

Agh, pero qué fastidioso.

—Sí, señor. Con gusto le doy su recado. ¿Algo más?

—Eso es todo.

Y así sin más, me cuelga de tajo la llamada.

—Por nada. Fue un fastidio atenderlo —bufo a la bocina y luego la cuelgo.

Pero qué carácter el de ese hombre. ¿Quién se cree?

Ruedo los ojos y antes de volver contestar otra llamada y lidiar con más hombres molestos, decido continuar mi camino hacia la oficina de Elliot. Llego hasta la puerta y me percato que está cerrada con llave, así que debo tocar. Doy un par de golpes con mis nudillos y me anuncio de una vez.

¿Cómo ser mi amante? (+18) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora