Capítulo 54 | Elliot

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Sus labios se mueven ansiosos esperando a que corresponda sus caricias, pero los míos se mantienen firmes en una línea dura. No voy a corresponder este estúpido beso, por el contrario, necesito detenerlo.

Mis manos sujetan sus brazos y tratando de no ser tan indiscreto, la alejo de mí. Ella me mira algo confundida e inmediatamente intenta evitarlo rodeando mi cuello con sus brazos, pero eso solo consigue que termine molestándome.

—Basta —digo en un tono severo, pero tratando de hablar en voz baja.

—¿Qué pasa, amor? —inquiere con fingida confusión.

Mi paciencia se sigue yendo al demonio. Preso de un impulso la sujeto de una de sus muñecas y tiro de ella para ir a un lugar más apartado. Trato de que esto luzca lo más normal posible, así que evito caminar demasiado rápido para que ella no tenga problemas en seguirme el paso y las personas no crean que la estoy casi arrastrando.

Finalmente llegamos al otro extremo de esta sala. Doblo hacia un pasillo a la derecha y por suerte está solo así que me detengo aquí. Giro para encararla, pero ella es quien habla primero.

—¿Qué te pasa? ¿Por qué no me dejas ni besarte ni abrazarte?

—Deja el maldito drama, ¿quieres?

—¿Cuál drama, Elliot? —increpa molesta—. Casi nunca te veo. Te apareces por aquí a los meses, así que es natural que quiera ser cariñosa contigo porque me hace muy feliz verte.

Una risa carente de humor se me escapa sin que pueda evitarlo.

—Mis respetos para ti, Bianca. Eres la mejor actriz que puede haber. Casi me convencen tus palabras, ¿sabes?

—¿Crees que estoy mintiendo? —cuestiona con un tono ofendido—. Yo en verdad te extraño, Elliot, y cuando te veo yo muero de ganas por aprovechar la oportunidad al máximo y espero lo mismo de tu parte.

Acorta la distancia entre nosotros e intenta abrazarme, pero termino apartándola de nuevo.

—Si yo vine a esta estúpida inauguración es porque tengo algo muy importante que hacer. No creas que ha sido porque he querido.

Su expresión se transforma a una dolida. Me mira como si estuviese a punto de echarse a llorar. Se ve tan real. Qué pena que a mí no me engañe.

—Escucha —digo con un tono severo—, ya estoy harto de perder el tiempo aclarándote cosas que ya te he dicho antes.

—Sí, pero... 

Comienza, pero la interrumpo.

—Deja esas estupideces a un lado. No me abraces, no me toques ni mucho menos intentes besarme de nuevo, ¿lo entendiste? —la encaro con mucha firmeza—. Confórmate con tenerme aquí y con que te siga el juego de ser la feliz pareja, pero no quiero que pases mis límites.

Me mira furiosa.

—Soy tu esposa, Elliot. Yo tengo todo derecho a tocarte y besarte cuando se me de la gana. 

Tenso la mandíbula hasta un punto que casi duele. Esas palabras me ponen muy molesto porque con ellas está intentando hacer creer que tiene dominio sobre mí y no voy a permitírselo.

—Escúchame muy bien, Bianca —escupo en un tono amenazante y termino acorralándola entre mi cuerpo y la pared detrás de ella—. Ya estoy harto de que intentes manipularme. Sabes perfectamente por qué estoy contigo y que siempre me han importado una mierda las malditas apariencias, y sin embargo, aun así he intentado guardarlas, pero te juro que estoy a punto de enviarlas al carajo. Así que no me provoques.

Mi rostro está muy cerca del suyo, pero no es para nada algo agradable y estoy seguro que para ella tampoco. Me siento muy molesto y sin duda alguna me veo bastante amenazante justo ahora, pero a pesar de eso, ella sigue desafiándome con la mirada.

¿Cómo ser mi amante? (+18) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora