Mi boca busca la suya con urgencia de nuevo, a penas y ha cerrado la puerta. Vuelvo a contraminarla contra la madera, rozando mi cuerpo con el suyo, provocando que un exquisito gemido escape de sus labios.
Deja el teléfono y la tarjeta sobre el pequeño módulo que está cerca de la puerta y sin perder tiempo, sus brazos me rodean el cuello para acercarme más. Mis manos están en todos lados, acariciando algunas partes de su cuerpo y apretando otras. Siento que no soy capaz de controlarme. Juro que el deseo que he estado reteniendo por tanto tiempo, está a punto de desbordarse y solo pienso en saciarme de estas ganas con ella.
Me alejo solo para verla de pies a cabeza.
—De verdad no tienes idea de lo malditamente sexy te ves usando esto —digo, introduciendo mis dedos por los pequeños agujeros que tiene la prenda que lleva encima.
—¿Y vas a quitármela? —Pregunta con la voz jadeante.
Sonrío —Me gustaría dejártelo puesto, porque me excita bastante verte así. Sin embargo, prefiero tener una vista completa de cada centímetro de tu piel.
Sin perder tiempo, mis manos se aferran al dobladillo de la prenda y la subo hasta sacarla por su cabeza, dejándola únicamente con ese bikini que me pone a mil. Esas dos diminutas prendas que tanto me han hecho fantasear desde que la vi.
Me inclino hacia ella hasta que mis labios se deleitan besando la delicada piel de su cuello. Es tan suave y huele tan bien. Su fragancia me vuelve loco.
Su respiración se acelera todavía más cuando mis manos empiezan a hacer un recorrido desde su vientre, subiendo por su estómago, hasta llegar a sus pechos. Mis manos se sitúan cada una sobre cada uno de ellos y sin pedir permiso empiezo a magrearlos. Su espalda se arquea, al tiempo que sus labios sueltan un pequeño gemido. No paro de besar, lamer y mordisquear su piel. Bajo hasta sus clavículas, haciendo suaves chupetones y termino hundiendo mi rostro entre sus pechos.
Su respiración tan acelerada y jadeante solo consigue ponerme más duro.
—Siénteme, Olive –gruño, enderezando mi postura para volver a besarla. —Siente lo que tú provocas.
Deliberadamente restriego mi erección contra ella para que sepa cómo me pone.
—Por favor, Elliot —dice casi en una súplica—, no quiero esperar más.
—Ya sé. Yo también muero de ganas por estar dentro de ti —me separo para verla directo a los ojos. —Pero primero tengo algunas cosas en mente.
La tomo de la mano y guío nuestro camino hacia la cama. Una vez ahí, la hago sentarse y me alejo un poco para darle una buena ojeada. Sus ojos me miran expectantes y deseosos.
—Ah, señorita Blair —suspiro, dedicándole una mirada cargada de lujuria. Entonces añado:— ¿Y ahora cómo voy a disfrutar de su precioso cuerpo?
Su mirada se oscurece todavía más. Me paso los dedos de la mano derecha sobre la barbilla, como gesto pensativo. Estoy preguntándome: ¿qué de todo lo que estoy pensando le hago primero?
Lentamente vuelvo acercarme y me inclino hacia ella, apoyando mis manos sobre el colchón, una a cada lado de su cuerpo.
—Recuéstate —digo en un tono bastante mandón.
Sin decir nada, ella lo hace. Se acomoda sobre el colchón y me mira expectante.
Mis ojos barren una vez más todo su cuerpo, con deleite. Acto seguido, me subo a la cama y me acomodo sobre ella, justo entre sus piernas. Sus rodillas se flexionan al instante y puedo sentir cómo sus caderas se alzan un poco buscando sentir mi erección. Le doy lo que quiere, rozándome contra su cuerpo. Un gemido escapa de sus labios, provocando que no contenga las ganas de volver a devorar su boca.
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¿Cómo ser mi amante? (+18) [COMPLETA]
Roman d'amourÉl es arrogante, ella también lo es. Él es astuto, ella lo es mucho más. Él cree que es un experto en el arte de la seducción, ella le desmostrará que es mejor. Dos polos completamente iguales. Totalmente dispuestos a desafiar las leyes, porque no...