Capítulo 43 | Elliot

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Estoy medio recostado contra el respaldar de la cama, con mi vista perdida en algún punto fijo al frente. No he querido recostarme del todo porque sé que si lo hago, voy a dormirme.

Mis ojos viajan hacia mi lado para ver a Olive profundamente dormida. Está sobre su costado con una mano bajo la almohada y con la otra sujeta una de las mías como si con eso pudiera asegurarse que no voy a marcharme y dejarla sola.

El gesto me parece bastante tierno e inocente.

Con mi mano libre, aparto un pequeño mechón de cabello de su cara y me quedo viéndola un poco más. Sus ojos denotan claramente lo mucho que ha estado llorando y a pesar que su rostro refleja una gran tranquilidad en estos momentos, yo sé lo mal que está realmente y eso solo me causa la misma sensación de impotencia que he sentido durante las últimas horas.

En verdad que todavía no puedo asimilar todo lo que me contó. Es demasiado trágico e injusto. Ahora me doy cuenta que es alguien que ha sufrido demasiado y por si fuera poco toda esa mierda del pasado le sigue arruinando el presente porque es algo imposible de superar. ¿Quién carajos sería tan fuerte después de haber sufrido tanto daño por parte de su padre y por la muerte de su madre?

La impotencia se vuelve más insoportable al recordarla mientras narraba el día en que su madre falleció. ¿Cómo mierdas puede soportar vivir con esas imágenes en su cabeza? Yo me hubiese vuelto loco hace mucho tiempo; sin embargo ella no lo ha hecho. Ella sigue adelante. Olive no es una mujer fuerte. Es la más fuerte de las más fuertes y en verdad la admiro.

Trazo una pequeña caricia en su mejilla y suspiro.

—Eres valiente, Olive —digo en apenas un susurro. —Sé que puedes sola contra el mundo, pero pase lo que pase, no voy a dejarte que lo hagas. No puedo ni quiero dejarte sola.

Efectivamente. No pienso hacerlo. Vuelvo a reiterar lo que le dije.

Haré hasta lo imposible para asegurarme que ese hijo de puta que dice ser su padre, pague todo el daño que le hizo. Ese hombre no es más que un asesino y no puede seguir libre. Voy a hundirlo a él y a toda persona que quiera lastimarla. Caiga quien caiga, Olive y la memoria de su madre, merecen justicia y voy a encargarme de ello.

Me muevo en mi lugar para salir de la cama, tratando que ella no despierte cuando lentamente me zafo del agarre de su mano. Por suerte sigue profundamente dormida. Trato de hacer el menor ruido cuando camino hacia la puerta, la abro y salgo de la habitación unos minutos.

Llego hasta la sala e inmediatamente saco mi teléfono para llamarle a Davis. Necesito hablar con él.

—Dime, Reynolds —dice al instante que responde.

—¿Cómo vas? ¿Algún inconveniente? —Pregunto con curiosidad.

—Mmm fuera del hecho de que no te presentaste, diría que todo bien —responde en un tono acusador.

Suspiro y me froto el rostro con mi mano libre —Sí, yo... en verdad lo siento, pero me surgió un improvisto.

—¿Alguna mujer bella que te subió la testosterona? —Es notoria la burla en su voz.

—No, idiota —digo malhumorado. —Mejor dime si lograste hacer todo.

—Sí. Logré presentar lo necesario para iniciar el proceso de apelación y el juez lo aceptó. Solo queda esperar.

—Bueno, ahora que hemos dado inicio, creo que me siento más tranquilo.

—Tú lo has dicho, Reynolds. Es solo el inicio. La revisión de mi solicitud requiere de algunos días, así que habrá que esperar si pasamos al segundo paso o no —dice, con una clara advertencia.

¿Cómo ser mi amante? (+18) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora