Capítulo 56 | Elliot

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Suelto un suspiro cansino mientras me aflojo el nudo de la corbata para quitármela. Luego desabotono las mangas de la camisa y las subo hasta los codos. No me importa lucir desgarbado. De todas maneras ya son pasadas las cinco así que mi jornada ha terminado.

Camino hacia la mesita que está en la esquina, con la clara intención de servirme un trago. Solo uno. Lo sirvo, me llevo el vaso a la boca y me lo bebo todo de una vez. Me quedo sosteniendo el vaso cerca de los labios mientras clavo mi vista en algún punto al frente pensando en todo y nada.

¡A la mierda! Un trago no me basta en estos momentos.

Necesito tomarme una botella entera. Quizás eso necesito para armarme de valor e ir con Olive y decirle todo de una puta vez. Me la he pasado todo el día evadiendo la maldita conversación. En la mañana le dije que había algo muy importante que quería hablar con ella, pero aparte de que casi no hemos tenido tiempo libre, lo cierto es que yo no he intentado hacer espacio en absoluto.

Todavía sigo dándole una y mil vueltas al asunto. No encuentro la manera para decirle. No tengo el valor. No cuando mi mente no deja de torturarme una y otra vez con el resultado: perderla.

Me sirvo el otro trago y vuelvo a echármelo todo a la boca. Maldito alcohol. Ahora sí lo necesito para que saque toda la sinceridad de mí como suele hacerlo siempre.

Estoy a punto de servirme más whisky cuando de pronto escucho unos pequeños golpes en la puerta y me detienen.

—¿Quién? —mascullo en voz alta para que quienquiera que sea pueda escucharme.

—Tu jefe —contesta el idiota.

Ruedo los ojos. Me acerco a mi escritorio para presionar el pequeño botón que automáticamente le quita el seguro a la puerta y al instante Jared entra a la oficina con una expresión tranquila, pero cuando ve el vaso en mi mano, esta cambia de inmediato.

—¿Estás bebiendo? —pregunta al tiempo que cierra la puerta detrás de él.

—No —ironizo—, solamente estoy sosteniendo el vaso porque quiero.

Vuelvo a acercarme a la mesita solo para tomar la botella y llevarla conmigo al escritorio. Me siento en la silla de cuero y comienzo a servirme otro trago.

—Ya decía yo que algo te traes —dice sentándose al frente—. ¿Tiene algo que ver con lo que fuiste a hacer ayer?

—Tiene todo que ver.

—Te he notado muy mal todo el día, Reynolds. Necesitamos hablar.

—No tengo ganas de hablar.

—No me importa —dice alterándose un poco—. Yo sí necesito saber qué pasa porque eso también me incumbe a mí, ¿o ya lo olvidaste?

Ruedo los ojos y me llevo el vaso a la boca para darle un trago.

—Escúchame, Elliot, sabes muy bien que más allá de que tu situación me importe porque eres mi mejor amigo, también me importa porque estoy involucrado en esa mierda. ¿Ya se te olvidó que no eres el único que tiene algo que perder? —Me mira con enojo mientras niega con la cabeza—. Yo también he trabajado arduamente en esta empresa durante dos malditos años, Reynolds. Yo también he velado por posicionarla donde está y también la considero como mía. Así que no esperes que esté tranquilo si tu situación con los Harper se va a la mierda y te la quitan.

Suelto un largo suspiro.

—Discúlpame, hermano. Sé que tienes toda la razón y todo el derecho a preocuparte. Tú sabes que estoy muy agradecido por la manera en que me has apoyado todo este tiempo y sé cuán importante es Gold para ti.

¿Cómo ser mi amante? (+18) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora