Capítulo 10 | Olive

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Muerdo la uña de mi dedo pulgar de manera distraída, mientras mis ojos están clavados en la pantalla de mi computadora. Repaso una y otra vez la imagen, y le hago algunos ajustes a los colores.

Hay algo que no me gusta cómo se ve, pero no sé si sean los colores o el tipo de letra. La verdad es que quizá, no estoy lo suficientemente concentrada.

Resoplo con frustración y abandono mi labor, para echarme hacia atrás en la silla. ¿Cómo demonios voy a concentrarme, si no dejo de pensar en el puto incidente que tuve con el señor Reynolds en su oficina?

Tengo un súper enojo para con la pinche página que se cayó. Por esa pinche página terminamos en esa situación verdaderamente incómoda. Todavía puedo sentir esa asfixiante sensación que sentí al darme cuenta de lo cerca que estaban nuestros rostros, y luego la manera en que sus impresionantes ojos se clavaron en los míos. Las tonalidades claras y verdes de sus irises se volvieron todavía más hermosas así de cerca, y también estaba su embriagante aroma varonil. Todavía siento el rubor acalorado en mis mejillas. ¡Eso fue incómodo!

No me gusta la manera en que eso me hizo sentir. Me sentí, extraña. Expuesta. Me atrevería a decir que, por un momento, fui presa de sus encantos. Es decir, lo tuve a escasos centímetros de mi cara; y esta vez, estaba sobrio, no ahogado en alcohol como la vez pasada. ¿Cómo demonios eso no me iba a poner los nervios alterados?

Mi pierna izquierda esta moviéndose impacientemente y cuando me percato lo ansiosa que me encuentro, ruedo los ojos y me pongo de pie al instante. Necesito despejarme y dar por olvidado el asunto de una buena vez.

Me acerco al ventanal, y clavo mis vista en todos los enormes edificios que se alzan al frente.

—¿Qué demonios tienes, Elliot Reynolds?— pregunto en voz alta hacia la nada. —¿Qué haces para conseguir tener ese tipo de influencia en la mujeres?

Me cruzo de brazos y me quedo con la mirada fija al frente. Hay un silencio sepulcral, por lo que el sonido del teléfono, me saca un susto de muerte. Me giro de golpe al escritorio, llevando una mano a mi pecho. En serio que me asustó.

Acorto la distancia, y al ver el teléfono, me doy cuenta que la llamada es interna. Según me explicó Mandy, cuando la llamada es interna, de cualquier otra área, la luz del teléfono parpadea de color verde, y cuando es una llamada externa, la luz parpadea roja.

Levanto la bocina y la llevo a mi oreja —Diga.

—Señorita Olive, le saluda Richard, del departamento de Producción. Solamente quería informarle que ya tengo las primeras pruebas de impresión. Puede pasar a verlas cuando guste.

—Gracias por avisar. Iré enseguida —anuncio feliz por la noticia.

El hombre no dice nada más, y termina la llamada. Cuelgo la bocina y me quedo unos segundos pensativa. Le dije al señor Reynolds que quería que me acompañara a ver esos brochures, pero no sé cuál es la mejor manera de ir a la oficina de mi jefe, y verlo a la cara, sin sentirme incómoda por lo que pasó.

Sacudo mi cabeza en una negativa. No. Esto no es propio de mí. No debo dejar que eso me afecte tanto. Debo ir, hablarle con naturalidad y seguridad. No tengo porqué sentirme nerviosa o algo por el estilo.

Totalmente decidida, tomo la carpeta azul que está en el escritorio y salgo de la oficina para ir donde mi jefe. El camino a su oficina, extrañamente se siente más largo de lo normal. Qué fastidio esto.

Cuando estoy casi llegando, me detengo solo para corroborar que no me haya traído la carpeta equivocada, porque me temo que así sea.

—...Estaré en todas ellas. Te lo aseguro.

¿Cómo ser mi amante? (+18) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora