6

401 34 60
                                        


Hans volvió a casa tras aquello, siguió guardando el secreto, a pesar de que Noah le había estado preguntando por el móvil, qué era realmente aquella foto que le había mandado. El chico seguía sin saber cómo reaccionar en ese aspecto, no podía contárselo a nadie, sí, pero, ¿qué ocurriría si utilizase su don sin quererlo? No sabía cómo debía manejar dicha situación, y tras el encontronazo con aquella chica, Jenna, no estaba seguro de si iba a volver a aquel local.

Pasó un día, por suerte, entraba el fin de semana. El chico se levantó de la cama, se dio una ducha rápida y se acercó a la cocina, su madre estaba allí, hablando por teléfono, parecía preocupada. Sin interrumpirla, se acercó a la nevera, cogió el cartón de leche, y se preparó un café, había sido otra mala noche.

- ...sí, vale, gracias por llamar, Lucy – Colgó, luego soltó un ligero suspiro.

- Ey, ¿todo bien? – Preguntó su hijo.

- No, era... Lucy, la hermana de Roy. Al parecer ha ardido su apartamento esta madrugada, tuvo suerte de que los bomberos le sacaran a tiempo – Se acercó al mostrador, cogiendo el bolso y una chaqueta.

- E-espera, pero ¿está bien?

- Sí, por suerte le sacaron rápido, pero tiene alguna que otra quemadura, menos mal que solo ha sido eso...

- ¿Y se sabe cómo ha podido arder el apartamento? Que yo sepa, él vive bastante bien, no creo que haya sido un fallo de la electricidad.

- No lo sé, Hans, pero según Lucy ha sido muy extraño – Parecía muy preocupada. – Me voy corriendo al hospital, ¿vale? Te veo luego – Abrió la puerta.

- Ah... Vale, dile que se recupere de mi parte.

- Seguro que se alegra de oír eso de ti – Sonrió. – Te quiero, ¡adiós! – Cerró la puerta y se marchó.

Hans se quedó en silencio, en mitad del apartamento, sin saber muy bien qué debía hacer a continuación, entonces, se puso a pensar. Un incendio, de la nada, un sinsentido... ¿Habría sido obra de Jenna? Si algo sabía nuestro protagonista sobre aquella chica, era que podía crear fuego a su antojo, y que detestaba al muchacho a toda costa. "No, no puede ser, ¿quién haría algo así?", pensó.

Al no saber cómo calmar sus paranoias, decidió averiguarlo por sí mismo, cogiendo el metro hasta el local donde se encontraban las personas con dones. Decidió ponerse sus cascos de camino, e intentar relajarse un poco, buscó una canción aleatoria de su lista de reproducción... Comenzó a sonar Little Black Cloud de The Cardigans. Al pasar las pocas paradas de metro, salió, con algo de prisa. Intentaba no pensar demasiado en el accidente que había tenido Roy... Aunque cada vez que lo llamaba "accidente", dudaba más de ello, necesitaba averiguar si aquella chica había tenido algo que ver. Al llegar, golpeó la puerta un par de veces. Alguien subió a recibirle.

- Vaya, buenos días, Hans – Era Nora, con la misma amabilidad del día anterior, el chico se alegró de que ella estuviese por ahí.

- Hola... ¿Cómo va todo por aquí?

- Bueno, algo mejor, sí, pero... Se me hace raro que estés aquí tan pronto, creí que vendrías por la tarde o así.

- Ya, ah... Es que luego tengo lío y... Eso.

- Oh, vale, bueno, pasa, aunque, tómatelo con calma, ¿de acuerdo? – Le invitó a entrar. Cuando bajaron las escaleras, únicamente estaban Jenna, y aquel chico extraño, Connor. Nora advirtió de quien la acompañaba – Ey, ah... Hans está aquí – Dijo, con una risa ligera y algo forzada.

- Uff... - La joven del pelo rojo se levantó – Connor, vámonos.

- Espera – Hans le detuvo. – Quiero preguntarte algo. Ayer hubo un incendio en un apartamento, y por lo que sé fue bastante inusual... ¿Tuviste algo que ver? – Le dio miedo ser tan directo, y más con una persona con la que no tenía nada que ver.

La Tormenta Ignea (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora