12

314 31 28
                                    


Hans se dirigió con algo de prisa hacia el cementerio, con la esperanza de que aquella chica tuviese razón, y Jenna siguiera allí. Recordaba cómo Nora y él habían visto a la joven, ir con un ramo de flores de camino hacia el lugar, quizá la pelirroja de la cafetería sí tenía razón, y aquel era su lugar de calma, de desconexión.

Finalmente, llegó, era un lugar curioso cuanto menos, se accedía a través de unas escaleras muy viejas, cuando los cementerios solían estar de por sí en sitios planos. Nuestro protagonista únicamente había estado en dicho lugar cuando falleció su abuela, era muy mayor, aunque aquello ocurrió cuando tenía seis años, no se acordaba apenas. Anduvo un poco por la zona, hasta que, en lo alto del todo, encontró a Jenna, dejando flores frente a una lápida.

- Ey... - Dijo, sin tratar de asustarla, con un tono bajo.

- ¿H-Hans? – Se levantó, extrañada - ¿Qué narices haces aquí? – Se secó las lágrimas.

- Estaba preocupado, te fuiste así sin más y... Pues eso.

- ¿Cómo sabías dónde encontrarme?

- El día que la lie en el cruce, cuando Nora me salvó el pellejo, te vimos con un ramo de flores, dijo que seguramente ibas de camino al cementerio, así que, supongo que tenía lógica... Eso, y que me ayudó una completa desconocida con la que te confundí – Dijo, con algo de vergüenza.

- No tenías por qué. De verdad, estoy bien, solo necesitaba...

- Venga ya, Jenna lo que ha pasado ahí ha sido... U-una completa mierda. Me dijiste que Connor y tú os llevabais bien, ¿por qué te ha soltado aquella burrada?

- No lo sé – Resopló. – Conociéndole, tal vez tenga envidia.

- ¿De quién, de mí? ¿Pero tú me has visto? Connor tiene más espalda de lo que tendré yo en mi vida, soy un fideo.

- No es esa clase de envidia, más bien, celos. Supongo que he pasado más tiempo contigo que con él estas semanas.

- Intentas echarme una mano, ¿qué es lo que no entiende?

- Bueno, ya te dije que era un poco complicado. Incluso cuando estaba con Cyrus... Creo que siempre ha estado pillado por mí.

- Hm, eso tiene sentido. Aunque si fuese el caso, ¿por qué torturarte a ti? El problema sería yo, ¿no?

- Es obvio, sabe que es más probable que yo me aleje de ti, que tú de mí.

- Entiendo... Me sigue pareciendo un capullo, y de los gordos.

- Sí, sin duda ha ido a matar... Debería hablar con él.

- ¿Tú con él? No, perdona, es ÉL quien tiene que hablar contigo, y disculparse.

- Pero, ¿por qué te importa tanto?

- ¡Porque me importa! – De pronto, gotas empezaban a caer del cielo, estaba arrancando una ligera lluvia – Mira, ya sé que no nos conocemos apenas, pero tú has intentado ser mejor conmigo, yo hago lo mismo.

- Hans, no me debes nada, simplemente te estoy instruyendo para...

- Me da igual, yo... Con lo que me ha pasado hoy, joder... Has estado en esa habitación de hospital conmigo todo el tiempo, ¿verdad?

- Pues, sí... ¿Y qué?

- Cuando desperté, sé que habías estado llorando, sé que estabas preocupada... Y me sentó fatal, pero a la vez, bien... Ahora mismo, yo no tengo muchos amigos, ¿sabes? El único que tenía, se marchó a estudiar fuera, y hablo con él pocas veces. Desde que este don apareció en mi vida, todos habéis sido muy amables, aunque a ti te costara más al principio.

La Tormenta Ignea (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora