A la mañana siguiente, Hans abrió los ojos, encontrándose de nuevo en su habitación. Todo parecía en orden, se encontraba algo mejor, luego recordó la herida en su abdomen y comenzó a recordar, lo que había pasado en el día anterior. Se vistió y salió de su cuarto, encontrándose con su madre y con Roy, quien parecía tener mejor aspecto.
- Ey... Buenos días, Hans – Su madre hablaba con calma, sin duda hoy se tomaba las cosas de otra manera.
- ¿Cómo lo llevas? – Preguntó el otro adulto.
- Bien... - Bostezó - ¿Qué haces aquí, Roy?
- Me dieron el alta, y he venido a ver cómo estabas.
- Vaya, es... Estoy bien, así que, no te preocupes.
- Bueno, eso es buena señal. Hay mucho maleante en esta zona, la verdad – Se sentó en una de las sillas del salón.
- Supongo que sí.
- Oye, Hans... Roy y yo hemos estado hablando, y...
- Ay, Dios. ¿Voy a tener un hermano o algo así? – Se asustó.
- ¿Qu-Qué? ¡No! – Comenzó a reír – No, tranquilo, no es eso.
- Verás, chico. Tu madre me ha estado contando la situación que tenéis últimamente.
- Ah... ¿Qué situación? – No comprendía de qué hablaban.
- Pues... Cielo, el casero cada vez nos lo está poniendo más difícil, estoy haciendo turnos dobles para subsistir, y... Aun así, apenas llegamos. Luego, este barrio es... No es lo que quiero para ti, es peligroso, y uno de estos días te van a matar, que tú atraes a la gente loca, Hans.
- ¿Que atraigo a la gente loca? Ni que fuese un imán o algo así. E-es igual... ¿Qué es lo que me estás diciendo?
- Tu madre y tú os vais a venir a vivir conmigo, Hans... Eso es lo que intentamos decirte.
- Qué... - Hans se quedó callado un segundo, intentando asimilar las palabras de Roy - ¿Vamos a vivir contigo...? – Le asqueaba la idea.
- Sí... Yo intentaré conseguir un trabajo mejor, si no me pasaré la vida en el mismo puesto, necesitamos un cambio de aires, además la luz aquí es demasiado cara...
- Yo creo que aquí estamos, bien, pero... - Respiró profundamente – Si eso nos ayudará de cara a futuro, no seré yo el que ponga pegas – Trató de ser lo más adulto posible.
- Me alegra que lo veas así, Hans... Eres muy maduro para tu edad – Le dijo Roy.
- Sí... Supongo que sí, bueno... Ya puestos a mudarnos, y hablando de gastos... Me he cargado el ordenador portátil.
- ¿QUÉ? – Leigh no encajó bien aquello - ¡Pero si estaba nuevo! – Se puso la mano en la frente – Ugh...
- Tranquila... Hans, ¿qué le ocurre al ordenador exactamente?
- Pues... No arranca, creo que se le ha fundido la batería.
- Genial, pues dámelo, tengo en el trabajo a un empleado que entiende de estas cosas, quizá sepa hacer algo.
- V-vale... - Se acercó a su habitación y se lo dio con el cargador – Toma.
- Perfeco, gracias... En fin, me voy – Le dio un beso a Leigh. – Cualquier cosa, me llamas, ¿vale?
- Síp.
- Cuídate, Hans, nos vemos pronto – Se marchó, cerrando la puerta con él.
- Oye, Mamá, tengo... que hacer algo, creo que yo también me voy a ir.
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La Tormenta Ignea (COMPLETO)
FantasyHans es un chico de unos 17 años, el cual tiene una vida medianamente común, o al menos, solía ser así. Su historia cambia cuando entra en contacto con un pequeño orbe de energía, que aparece sin previo aviso en su habitación, dejándole inconsciente...