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Todo se volvió gris, nuestro protagonista, junto a su grupo, se quedó allí quieto, sin saber muy bien cómo actuar. Jenna volvió a acercarse al cuerpo de Connor... Todavía estaba templado. Nora, aguantándose las ganas de llorar, llamó a Leyla, debía hacerlo, y pocos minutos después de realizar la llamada, apareció en la azotea, con una mirada dolida. Llamó al chico, suplicándole que se despertara, pero era imposible, había muerto.

- Connor... Por favor, despierta.

- No deberías ni acercarte a él... - Respondió Jenna, con un tono serio.

- Eh, Jenna, no... - Billy trató de acercarse, pero la chica le apartó.

- Es todo culpa tuya, Leyla... - Se secó las lágrimas – Tú pusiste a cargo a Shane, quien decidió que esos dos PSICÓPATAS eran una buena opción contra los monstruos... Aquí el único monstruo, eres tú.

- Jenna... - Leyla se acercó, despacio hacia la chica.

- ¿Qué? ¿Vas a decir que esto no es culpa tuya? – Cuando la mujer se puso delante de ella, le dio una bofetada, callándola en el acto.

- Tú has perdido a tu amigo, lo entiendo... Pero yo, acabo de perder a un hijo, así que, por favor... Cierra el pico – Tras decir aquello, volvió con el cuerpo de Connor, lo llevó en sus brazos hacia la salida. – El velatorio... Será en unas horas, os enviaré la dirección, si queréis asistir.

Leyla continuaba pareciendo firme, pero... Tenía los ojos lagrimosos, aquello le había dolido. Era cierto, de alguna forma, ella había sido la madre de Connor durante mucho tiempo, cuando decidió sacarlo de aquel orfanato. Aunque no mostrase su afecto hacia él, ni viceversa, quizá si se querían como madre e hijo.

El velatorio y el entierro fueron algo duros, únicamente asistieron nuestros protagonistas, los soldados de Leyla y Shein, eso fue todo. En aquel periodo de tiempo, todo se detuvo, Jenna decidió marcharse, por salud, Bastian comenzó los exámenes, estaba desaparecido. Billy y Nora por lo menos seguían en la vida de Hans, ellos eran los únicos que, junto a Ellen y Lein, trataban de avanzar sobre lo sucedido.

Leyla llevaba tiempo sin contactar con ellos, únicamente les pidió que utilizasen su don con responsabilidad, pero nunca les habló de lo sucedido con Bell y Logan, los cuales tampoco se habían dejado ver de nuevo. Nadie les había dado una explicación, ni siquiera hubo justicia para Connor, los que le mataron seguían trabajando junto a Shane, era todo lo que sabían. Una tarde, Hans, Nora y Billy, reunían información en casa de Ellen y Lein, hablaban mientras tomaban un té en el salón.

- Esto no tiene ni pies ni cabeza... - Decía la pelirroja.

- Pues como todo en esta maldita ciudad, vaya – Le respondió el joven Hans.

- Bueno... ¿Qué tienes para nosotros, Billy? Parecías muy emocionado.

- ¡Buah, pues sí, no os lo vais a creer! – Dejó una memoria USB en la mesa.

- ¿Quieres que conecte esto al portátil? – Le preguntó el sombrerero, arqueando una ceja.

- Pues claro, hay montones de cosas raras.

- ¿Cosas raras? Umm... Veamos – Ellen le quitó el USB a su novio, insertándolo ella.

- ¿Y bien, Ellen?

- Esto... - Se quedó mirando la pantalla del portátil, algo preocupada – Son hojas escaneadas. Madre mía... Oh, cielos.

- ¿Qué es? – Hans se asomó, viendo hojas escaneadas, de algún libro viejo.

La Tormenta Ignea (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora