Laia POV
-¿Laia no nos piensas contar nada?-me interroga Melany bajando del autobús.-No vas a entrar a la habitación, que lo sepas.
El aire golpea mi cara cuando bajo tras Melany, el internado está muy bonito nevado pero no como el paisaje que se veía desde la cama de la cabaña. Deseo con todas mis fuerzas volver al primer día y repetir el fin de semana, una y otra vez.
-Chicas no seáis pesadas, en mi casa no me ha pasado nada interesante.-las miro con cara de circunstancia. No puedo permitirme que alguien me oiga hablando sobre mí no-viaje a casa. Si alguien se lo contará a la directora me metería en serios problemas y no quiero añadir uno más a mi lista, tengo suficiente con pasar las navidades con mi familia, si se le puede llamar así.
Me agacho y paseo mi mirada por el maletero del autobús por encima de todo el equipaje en busca del mío, cuando lo diviso meto medio cuerpo en el portaequipaje para coger mi maleta.
-Ten cuidado no te vayas a perder.-se burla una voz a mis espaldas, más bien en mi culo.
Salgo del maletero con mi maleta, un poco irritada.
-Encima de tardón, cómico te ha salido el novio Katie.-le saco el dedo de en medio a Alexandro acompañándole de una sonrisa.
-Al parecer tu viaje no ha sido para nada relajante, mírate.-Alexandro levanta ambas manos señalándome y luego me abraza.
-Primero, no es gracioso que te metas con mi altura, además, mi estatura está bastante bien, para que lo sepas hay gente más baja. Y lo segundo mi viaje ha sido demasiado tranquilo ese es el problema.
Me giro para caminar adentro del colegio y continuar allí nuestra charla antes de subir a nuestras habitaciones, ya que se supone que no podemos entrar a las habitaciones del sexo opuesto. Pero me topo con la mirada fría de Áyax, el cual asiente ligeramente la cabeza. Creo que no le ha gustado demasiado que haya dicho que mi viaje ha sido relajado. La próxima vez se tendrá que esforzar más si quiere que diga cansado.
-La verdad es que sí, cuando conocí a Lara pensé que todas las españolas erais unos minions.-Alexandro pasa su brazo por encima de mis hombros y le miro extrañada.
-Lara medirá como uno setenta o así, yo soy más bajita.-creo que tiene fiebre y para comprobarlo con ayuda de mi mano le acerco su cabeza a mi altura y poso mis labios en su frente.
-Déjale, ha echado de menos meterse conmigo y ya no sabe como llamar mi atención.-me informa Lara.-Menos mal que eres gay Alexandro si no pensaría que te gusto.
-Ojalá fuera gay, me lo podría pasar mejor en este internado.-se retira de mi lado subiendo y bajando las cejas de forma sugerente.
No puedo aguantar la risa, ya que a él, desde que le conozco, nunca le ha supuesto un problema que no nos dejen juntarnos en zonas no comunes a ambos sexos. Siempre se las ha ingeniado para poder verse con Katie o conmigo al principio.
-Que cara que tienes Carusso.-le palmeo un poco la cara sonriéndole.
-Claro no todos tenemos tu suerte Ferrer.
-¿A qué se debe el comentario señorita Ferer?-Mery me pide explicaciones metiéndose en nuestra conversación privada.
Detrás suya puedo divisar a Áyax tensando la mandíbula. Estoy harta de esta mujer, no me conoce y parece que quiere hacerme la vida imposible.
-Lo primero señora Mery,-se que le va a molestar que la llame señora.-mi apellido es Ferrer. Lo segundo, es de muy mala educación meterse en conversaciones ajenas y tercero, se refiere al juguete de adultos que tengo en la mesilla de noche. Creo que no estaba prohibido en el internado, ¿o sí?
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El caos en la tempestad: Efímero
RomanceDe un día para otro me convertí en el caos dentro de mi vida, la cual estaba siendo una tempestad. Además, cuando todo parecía calmarse apareció un lobo feroz, el cual prometió devorarme, ¿o fui yo quien se lo prometió?