Laia POV
Han pasado unos días desde que llegamos de nuestro pequeño puente al internado. Cómo quedan pocos días para irnos de vacaciones de navidad, los profesores están siendo un pelín menos estrictos con las normas. Nosotros aprovechándolo, hemos decidido preguntarles si podíamos salir hoy al pueblo a pasar la tarde y a cenar. Teníamos pensado hacer un amigo invisible pero no tuvimos tiempo de organizarlo así que nos hemos decantado por una cena navideña antes de irnos. Al parecer, la directora nos ha dejado, y no con ayuda de su hija, si no, con ayuda de nuestra tutora, la cual ha mencionado en reiteradas ocasiones nuestras buenas calificaciones.
Y puede que parezca un milagro, pero no me han castigado, así que esta noche podré ir a la cena y Alexandro habrá perdido su apuesta. Él y los demás apostaron dinero, de verdad, a que me castigarían y no lograría ir a la cena.
-Espero que no te duela perder el dinero.-le susurro mientras me siento a su lado en la biblioteca.
-Aun es demasiado pronto, tienes muchas horas para cagarla.-me devuelve el susurro acompañado de una sonrisa.-Además, se rumorea que vas a pegar a Chiara.
Me pilla tan de imprevisto ese rumor que no puedo aguantar la risa haciendo que el profesor de guardia me regañe.
-No voy a pegar a nadie. No es mi estilo, pero puede que Katie si.-afirmo dandole un codazo.-Te diría que controlaras a tu pequeña fiera pero ella sabe lo que se hace.
-Katie está muy disgustada, piensa que lo de Chiara es por su culpa.-Alexandro mira hacia delante con el semblante triste
-Que Chiara sea tonta no es culpa de nadie más que de la propia Chiara.-ruedo los ojos pasando mi mano por su antebrazo.-Venga cuéntame que tal en Italia con Katie.
-Pero si ella ya os lo habrá contado.-cierra el libro que tiene adelante y se pasa la mano por su rostro.
-¡Sí, pero quiero tu versión de los hechos!-al parecer levanto la voz más de lo debido provocando que los pocos alumnos que se encuentran, esta fría mañana, en la biblioteca me miren enfadados.
-Señoritos, será mejor que os marchéis ahora mismo si no quieren tener problemas.-nuestro profesor nos informa a lo que yo rápidamente le dedico una sonrisa de disculpa y agarro con una mano el libro de Alexandro y con la otra su brazo para marcharnos de ahí antes de que se arrepienta de solo habernos avisado.
-Uff, has estado cerca de hacerme ganar mucho dinero amiga.-pasa su brazo por encima de mis hombros y me acerca a él para darme un beso en la sien.
-Vete a la mierda.-le digo quitándome su brazo de encima y girándome hacia él.-Pero antes, cuéntamelo todo.
-Me encanta, Katie me refiero. Que no me dé la razón y que me esté discutiendo todo, todo el tiempo. Ibamos a ir a casa de mis padres pero ella estaba muy nerviosa así que hablé con ellos. Me dijeron que no hacia falta que fuéramos, total les voy a ver ahora en navidad. Además, tampoco tenía ganas de llevarla, mi familia siempre se junta con la familia de Melany y Chiara. Katie acababa de gritar a Chiara. Si hubiéramos ido hubiera sido de todo menos divertido.
-La verdad es que te veo muy feliz, aunque bueno, te conocí feliz, pero ahora es otro tipo de felicidad.
-A tí, en cambio, no te veo así.-Alexandro me mira fijamente intentado leerme la cabeza.
-Bueno, no es mi mejor época, las he tenido peores también te digo.-le facilito el trabajo contándole-¿Por qué no vamos a dar una vuelta y te cuento? Aun queda media hora para el desayuno.
-Sube a por tu abrigo nos vemos aquí en cinco minutos.
Aunque fuera haga frío y este todo nevado prefiero hablar con él allí, donde nadie pueda oírnos. Necesito contárselo a alguien, de verdad. Toda la historia. Y él es al único que se lo puedo contar. A las chicas sé que también y se lo acabaré contando, pero la relación que tengo con Alexandro es especial.
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El caos en la tempestad: Efímero
RomanceDe un día para otro me convertí en el caos dentro de mi vida, la cual estaba siendo una tempestad. Además, cuando todo parecía calmarse apareció un lobo feroz, el cual prometió devorarme, ¿o fui yo quien se lo prometió?