Puntual como un reloj me encuentro delante de la puerta del gimnasio. No me le puedo quitar de encima. Siempre que he estado castigada ha sido por su culpa, siempre me ha castigado aunque yo no hubiera hecho nada y eso sinceramente me jode. Hoy que pensaba que mi castigo sería más suave me tiene que poner la directora con él.
Mis amigas han flipado cuando les he contado el percal que me encontré ayer en la cocina. Katie me ha regañado por llamar vieja a la la profesora de música, en cambio Lara, me dijo que tenía que haber llevado a su madre a la cocina, para que se jodieran por chantajearme y tratarme así, me he dado cuenta que a ella tampoco le cae bien Mery definitivamente. Melany me ha dicho que hice bien porque no quiere dejar de ver a White. Y en eso lleva razón, no porque le quiera ver si no porque estando aquí le puedo joder. Eso también me divierte, hacerle un poco de rabiar, ya que no puedo hacer otra cosa con él. Estar con Alexandro dandole celos es lo que más funciona para enfadarle, se cree que no le veo pero cuando él nos mira su cara se transforma.
En pocas palabras, parezco un poco obsesionada con el profesor. Pero eso no es así, simplemente me atrae, pura atracción física, y como veo que es reciproca pues ya esta, no soy una acosadora. ¿O sí?
Espero que no, aunque me estoy cansando ya, puede que lo deje. Es muy cansado el tira y floja que tenemos, y una tiene un orgullo, el cual, últimamente está siendo un poco pisoteado...
-Vamos.-me interrumpe mis pensamientos Áyax.
Empieza a andar en dirección al bosque.
-Perdona pero las pistas y el gimnasio están por el otro lado.-le indico cruzándome de brazos.
-Creo que el profesor de los dos soy yo. Así que seré yo-recalcando la última palabra- el que pueda decidir si voy bien o no. Y voy bien, así que solo sígueme.-me mira con una mirada de lo más dura, intentando intimidarme.
Pongo los ojos en blanco y le sigo.
-No sé si fiarme de usted.-confieso siguiéndole pero quedándome unos pasos detrás de él.-¿No me estará alejando del colegio para poder violarme?
Aunque no le hubiera oido, solo por como se agita su espalda sabía que se estaba riendo.
-Que yo sepa, nunca me ha hecho falta violarte, es más, no me ha costado mucho nunca...No ha sido muy difícil, no has supuesto ningún desafío.
Será cabronazo...
¿Yo fácil?
Porque lo que me ha llamado ha sido facilona. Y que quieres que te diga, no me gusta ni un pelo, no por nada, porque si una se quiere acostar con alguien lo hace. Me molesta porque quiere insultarme o dejarme mal con eso pero no lo va a conseguir.
-No, simplemente no me gusta perder el tiempo. Si me gusta o me atrae algo lo cojo, ya sabes una tiene que mantener sus necesidades fisiológicas cubiertas. En ese momento tú pasabas por ahí...y bueno no hace falta que termine la historia, te la sabes muy bien, ¿no profesor?-si yo soy fácil, él solo es con lo que satisfago mis necesidades, uno más de tantos.
-Me alegra saber, que no te has enamorado de mí. Sería un coñazo tener a una cría detrás de mi pensando que significa algo más que un polvo.
Me río por la seguridad que tiene en él mismo.
-No te preocupes que te has tirado a la alumna inteligente.-pongo los ojos en blanco aunque el no me pueda ver.
Veo que se para en seco y se gira, sorprendiédome, con una cara un poco inescrutable.
-Corre. Ahora. Detrás de mí y a mi ritmo. Si veo que te quedas atrás pues más tiempo nos quedaremos.-me gruñe, porque su voz no ha sido otra que un gruñido intentado decir algo.
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El caos en la tempestad: Efímero
RomanceDe un día para otro me convertí en el caos dentro de mi vida, la cual estaba siendo una tempestad. Además, cuando todo parecía calmarse apareció un lobo feroz, el cual prometió devorarme, ¿o fui yo quien se lo prometió?