Capítulo 5

10 2 1
                                    

-Buenos días, soy vuestro profesor de gimnasia, podéis dirigiros a mí por mi apellido, White.

No puedo creer lo que están viendo mis ojos, no doy crédito. Debe de ser el alcohol de ayer que junto con lo poco que he dormido hace que vea visiones, sí, debe de ser eso.

Pienso mientras llevo mi mano a la cabeza.

-¿Cómo se llama señorita?- pregunta White.

Veo que todos me están mirando, por lo que adivino que a la persona que ha preguntado el profesor ha sido a mí.

-La-Laia Ferrer.-le respondo sin mirarle mientras tartamudeo.

-¿Se encuentra bien? Tiene mala cara.-me informa frunciendo el ceño.

Miro a Lara y a Melany las cuales me miran con cara de preocupación.

Solo niego con la cabeza a modo de respuesta.

-No se preocupe. Que alguien la acompañe a la enfermería.-ordena el profesor de gimnasia.

-Yo la acompaño.-responde Alexandro rápidamente.

Alexandro se acerca a mí pasando su brazo por mis hombros y acercándome hacia él mientras caminamos hacia dentro del edificio.

Pasamos todo el trayecto callados, él solo abre la boca para explicarle a Lila, la enfermera, el por qué de nuestra presencia allí.

-Estábamos en clase de gimnasia y Laia se ha empezado a encontrar mal.

-Tiene la cara muy blanca, llévala a la camilla y ayúdala a tumbarse, ahora voy yo.

Él me ayuda a tumbarme y antes de susurrarme mira hacia atrás para cerciorarse de que no haya nadie más, solo nosotros.

-Ni siquiera yo lo sabía.-afirma con la mirada perdida.

-O sea, esto es una puta mierda, quiero decir, el chico con él que me acosté anoche acaba de decir que es mi profesor.-le respondo también susurrando aunque mi voz tiembla.

Esta vez si que me he pasado, me he acostado con bastantes chicos, pero esto es otro nivel.

Lila nos interrumpe entrando a la sala con un tensiómetro.

-Te ha dado un bajón de tensión.-nos comunica Lila.-¿Has desayunado bien?-me pregunta.

-Si.-la respondo escuetamente.

-¿Está noche has descansado suficiente?

-La verdad es que no.-respondo mientras Alexandro me mira con alerta, con miedo de que nos delate a los dos.-Siempre me cuesta dormir en camas desconocidas. He dormido poco y me he despertado mucho.

-Está bien. Alexandro, usted ya se puede ir a clase, comunique al profesor que Laia no va a volver a la clase, se quedará aquí hasta que consigamos que se le pase está bajada.

Alexandro asiente y se va dejándome con Lila.

...

Después de que me dieran algo para comer, de beber mucha agua y estar tumbada durante una hora, me he recuperado de la bajada de tensión que había sufrido.

Lila me ha repetido una y otra vez la importancia de dormir bien. Que intentara hoy irme antes a dormir, cenar poco e intentar diferentes posturas para ver si así conseguía conciliar el sueño.

Pero lo que ella no sabía era que yo dormía como una marmota y lo único culpable de que yo hubiera estado así era el increíble descubrimiento durante la clase de gimnasia.

El caos en la tempestad: EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora