Capítulo 34

2 0 0
                                    

Laia POV 

Llevo dos días en casa y ya quiero irme. Después de la charla con mi padre me siento más a gusto en su presencia, sigue siendo una situación rara pero más soportable que estar con mi madre. Le dije que necesitaba pensar una respuesta a su pregunta, aunque tengo claro que voy a volver. Allí los problemas familiares se quedan la mayor parte del tiempo fuera de mi cabeza, además de que por fin tengo amigos de verdad. 

Como bien he dicho, la situación con mi madre es una mierda. Estoy intentando no contestarla demasiado, ya que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio. Pero me está costando lo suyo, porque ella va a hacer daño con sus comentarios, eso sí, solo dirige su odio a mí. Si ella está en el comedor yo me voy a la cocina, si ella está en el jardín yo me voy a mi cuarto, así por todas las estancias de la casa, parece el escondite. Si por mí fuera ya hubiera hablado con ella, pero Neus me ha pedido por favor que pasemos navidad por lo menos en tranquilidad y en familia. Algunas veces pienso si mi hermana es tonta o simplemente se lo hace. Aunque no la culpo del todo, es mucho tiempo haciendo caso a pies juntillas a mi madre, es difícil cambiar eso.

Al menos cuando la situación en casa se ponía tensa, porque mi madre no paraba de hacer algún que otro comentario desafortunado, yo me iba con mis amigos. Me lo pasaba genial de fiesta, sí, dos días en Barcelona y dos de fiesta.  Aunque fueran mis amigos y me quisieran, solo salíamos de fiesta, no teníamos una relación como la que tengo con Alexandro. Puede que por culpa mía porque en su momento me cerré en banda y no quería hablar. Pero aun así les echaba de menos, aquí todo estaba igual que cuando me fui. 

Hoy ya era el tercer día en casa, llevo una cuenta en un intento de que se haga más llevadero. Lo que no tengo claro es hasta cuándo va a aguantar mi paciencia. Son las tres de la tarde del día 24, hoy es noche buena y mañana navidad, no he comprado nada a nadie. Pero me apetece darle un detallito a mi hermana, por lo que me levanto de la cama. Tengo un dolor de cabeza horrible, hacía mucho tiempo que no bebía tanto de seguido y me ha pasado factura. Abro el cajón de la mesilla de noche y alargo la mano para coger una pastilla, sonrío al darme cuenta de que siguen donde siempre. Me incorporo y agarro la botella que dejé a noche antes de meterme a la cama, siempre me he considerado una mujer previsora.

Me levanto de la cama y abro el armario para elegir la ropa, no tengo pensado venir a casa hasta la hora de la cena así necesito un look que me sirva para el resto del día.

Me decido por unos pantalones de vestir de tiro alto y de pata de elefante negros, lo conjunto con un jersey de cuello alto blanco y unos tacones. Salgo de mi habitación y escucho murmuros en la planta de abajo, supongo que será Neus acatando normas de mi madre o algo por el estilo. Me hago un moño en mi antiguo baño y me maquillo intentando ocultar las ojeras que tengo por culpa de trasnochar.

Después cojo el bolso y el abrigo negro de paño y bajo las escaleras.

-Neus, no como en casa y llegaré a la hora de la cena, mándame un mensaje para confirmármela, te quiero.-grito antes de salir de casa.

No quiero ir a donde quieran que estén porque no quiero decepcionar a mi hermana, y si viera más de lo necesario a mi madre acabaría incumpliendo la promesa que la hice a Neus. Ella quería una noche buena tranquila y la tendrá.

Antes de ir a elegir el regalo de Neus me voy directamente a un bar del centro a comer algo. Antes me daba vergüenza ir sola a comer a restaurantes pero después de un tiempo de estar, literalmente sola, empiezas a acostumbrarte y no está tan mal. 

Aprovecho mientras como a responder los mensajes de los chicos, Alexandro manda fotos suyas con Melany en la montaña, mientras que Dereck las manda desde Nueva York y Nick desde la casa que tiene en Australia. Yo por el contrario les mano un selfie mío comiendo a lo que me responde  Katie con otro suyo, ella también está en las montañas, pero sola mientras sus padres trabajan.

El caos en la tempestad: EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora