POV Laia
-No entiendo tus cambios de humor.-le susurro cerrando la puerta sigilosamente.
Antes de que pueda girarme noto sus suaves labios sobre mi hombro, el cual mi bata rosa champán de seda deja al descubierto. Mi piel se eriza y se calienta allí donde él se posa, ya sea con una caricia o con una mirada.
-Estos cambios de humor son comprensibles cuando estás con una alumna.-me susurra al oido.
-No pasa nada cuando la alumna también quiere.-le recuerdo girándome y pego mi frente con la suya mientras mis ojos se desvían a sus labios.-Además, técnicamente te acosé yo, no lo olvides.
-Debería tener más autocontrol.-gruñe apretando con sus manos mi cadera y acercándome más a él.
-Es difícil tener autocontrol una vez que pruebas el cielo.-le sonrío con superioridad.
Áyax se ríe a carcajadas.
No entiendo qué le ha podido hacer tanta gracia cuando es la verdad.
-Entonces ya entiendo está obsesión por mí.
-No te lo niego, señor White, no te lo niego.
***
Abro el armario de par en par.
-No tengo nada que ponerme.-me estrujo la cara y entre tanto mis ojos vuelan de una balda a otra.
-¿Cómo que no tienes nada?-asoma la cabeza Alexandro para observar dentro de él.-Yo lo veo lleno de ropa.
-¡Ya sabes a qué me refiero!-ruedo los ojos.
Me agacho y abro un cajón a ver si encuentro algo que me sirva.
-Madre mía, vais a pasar un fin de semana fuera, no un año. Llévate cualquier cosa, además me apuesto lo que quieras que vas a estar la mitad del viaje desnuda.
-Puede que lo este, pero un regalo es mucho más fascinante con un envoltorio o como la comida, si no tiene buen aspecto no te dan ganas de comértela, o como un libro si no ves una buena portada no te dan ganas de...
-Ya he pillado el concepto,-me mira con cara de horror-no me hacen falta más ejemplos.
-Pues ya está, tú como chico, ¿qué te gustaría ver?
Me paro delante suya cruzándome de brazos, en cambio él relaja los hombros y mira dubitativo mi armario.
-¿A dónde vais exactamente?
-Vamos a...-intento persar al lugar que vamos pero no recuerdo nada-creo que no me lo ha llegado a decir.
-Bueno llévate un bikini que nunca se sabe cuándo va a hacer falta. Super importante los pijamas.
-Los pijamas. ¿En plural?-le pregunto extrañada.-Me voy dos noches, creo que ahora eres tú el que se piensa que me voy un año.-bromeo sentándome en el escritorio observando como mete mano sin ningún miramiento a mi armario.
-Un pijama para cada noche, así que dos. ¿Son estos todos los pijamas que tienes?-abre el cajón izquierdo de abajo del todo.
-Sí, ¿algún problema?-enarco una ceja.
-Nos podremos apañar.
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El caos en la tempestad: Efímero
RomanceDe un día para otro me convertí en el caos dentro de mi vida, la cual estaba siendo una tempestad. Además, cuando todo parecía calmarse apareció un lobo feroz, el cual prometió devorarme, ¿o fui yo quien se lo prometió?