Capítulo 27

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Áyax POV

Salgo del coche y observo, un poco paranoico, la calle para asegurarme de que no hay nadie del colegio cerca. Meto la llave en la cerradura y la giro a la derecha haciendo que los seguros se cierren. Mi coche es un coche antiguo, de estos que la gente ahora quiere porque se han puesto de moda. A mí siempre me han gustado más el diseño de los coches de antes. Obviamente tiene modificaciones, como por ejemplo el motor y parte de la mecánica. Pero el diseño es el mismo. 

Camino al otro lado de la calle donde se encuentra una tienda de alimentos. No es muy grande pero espero encontrar todo lo que necesito. No he planeado este viaje como escapada romántica si no más bien como una huida. Quiero poner kilómetros entre Mery y yo, y sobretodo entre Laia y ella. Al principio pensé que podría ser peligroso, sopesé mucho la idea y al final hice un plan. Si Laia salía con sus amigas en el autobús de clase y se bajaba en la primera parada nadie se daría cuenta. Yo la esperaría unas calles más abajo en dirección contraria a la ruta por donde continuaría el bus. Además los profesores solían salir más tarde del internado con su propio coche. Sin contar que yo salí ayer por la tarde en la hora extraescolar de Mery. Aproveché para ir a comprar y después fui al sitio donde vamos a ir. Lo tenía todo pensado. Hasta la manera en la que volveríamos al colegio. 

Esta semana ha sido agotadora. Y no porque cada vez los alumnos se vuelven más reticentes a seguir ordenes por culpa de lo cerca que están las vacaciones de navidad, si no, que también, pero sobre todo porque he tenido a Mery encima mío todo el rato. Ha sido super complicado poder verme con Laia. Siempre tenía a la profesora siguiéndome a todos los lados. Fuera a donde fuese ella estaba allí. Hasta cuando salí a correr, se intentaba esconder detrás de algún árbol cuando me paraba a descansar, creo que se pensaba que me iría a ver con alguien. 

Desecho la idea cuando abro la puerta del comercio. Como era de esperar apenas hay gente. El dependiente me saluda desde la caja con un leve movimiento de cabeza. A simple vista parece un gesto amable pero su mirada le delata, es dura y sus ojos no se despegan de mí mientras recorro los distintos pasillos. Creo que mi aspecto no le da mucha tranquilidad, y lo entiendo. No es la primera vez que ocurre, es más me sorprendió bastante cuando me contrataron en este colegio. Un colegio con tanta reputación y tan recto, simplemente parecía imposible que me dieran el puesto. Quería huir y eché el curriculum al primer internado que te contrata a tomar por culo de mi ciudad natal. Quería salir de mi pueblo como todo chico joven. Había hecho la carrera en la universidad más cercana de mi casa. Sí, había viajado. Pero siempre volvía al mismo lugar.

Cojo unas cuantas bolsas de nubes, algunas gominolas, y un par de bolsas de patatas fritas y doritos. Cuando estoy apunto de pagar una voz a mi espalda hace que mis músculos se tensen.

-Pensé que ya estarías muy lejos de aquí.

Me giro para ver la expresión de rabia de Mery.

-¿Por qué se supone eso?-le pregunto seco y algo nervioso.

Se suponía que había quedado con Laia aquí.

-Te fuiste ayer muy temprano. Me supuse que ya no estarías aquí. ¿Esperas a alguien?

-No, pero si así fuera no te importaría.-aprieto la mandíbula aguantando mi enfado-Este acoso se debe ir terminando Mery.

-¿Quién ha dicho que esto es acoso?-Mery avanza muy lentamente hacia mí-Te dije que averiguaría quien era la otra y lo haré. Y cuando eso pase desearás no haberme conocido. No sabes quién soy.

-Sí, una chica que se ha obsesionado conmigo.-me giro para pagar al cajero y salgo del establecimiento lo más rápido posible. 

Cuando llego al coche tiro las cosas al asiento de atrás y arranco yéndome lo antes posible de allí. Cojo el móvil y reviso si hay algún mensaje de Laia. Sé que no debería conducir con el móvil, pero si Mery la ve allí sé que pensará mal. Bueno, más bien pensará lo que es. Cambio mis planes y me voy cerca de donde se encuentra la parada del autobús donde se debe de bajar Laia.  

El caos en la tempestad: EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora