Capítulo 4

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Me despierta una canción y por un momento pienso que me he quedado dormida en alguna fiesta de Barcelona, hasta que recuerdo donde estoy, en el internado.

Le grito a Melany que apague esa mierda de una vez si no quiere comerse mi cojín. Ella me mira con una cara rara y me doy cuenta de que sin querer se lo he dicho en español por lo que no me entiende.

Cojo el reloj de mi mesilla obligándome a abrir los ojos y veo que son las siete de la mañana.

-Me duele la cabeza mucho.-gruño tocándome las sienes.

-¿Cuánto bebisteis ayer?-me pregunta Melany destapándome.

-Al cuarto mojito doble perdí la cuenta. Además, si le añadimos que he dormido solo tres horas...

-Pues levántate porque hoy, aunque no hagamos nada, tenemos que hacer acto de presencia en el desayuno y en las presentaciones.-me dice en plan mandona mientras me tira de un brazo.

Finalmente me levanto y me pongo el uniforme. Consta de una falda de cuadros azules, verdes y negros, una camisa blanca y una americana azul. Me cepillo el pelo y bajamos. Ahora mismo agradezco no haberme pintado anoche para salir, porque si no sería un mapache, con ojeras. Las dos cosas no, gracias.

-¿Dónde están nuestras compañeras de cuarto?-pregunto a Melany apartándome del espejo que hay pegado en mi armario, por dentro en la puerta izquierda, mientras se me escapa un bostezo.

La verdad es que es muy práctico. Algo bueno que han hecho en el internado. Amueblar bien las habitaciones.

-Lara se ha levantado pronto para correr en la pista de atletismo y Katie se ha ido a la biblioteca a estudiar hasta la hora del desayuno.-me aclara mi compañera mientras se da el último repaso de gloss.

-¿A estudiar? Pero si aún no hemos empezado las clases.-digo con cara me mohín.

Ayer por la tarde, después de hablar con los chicos en el jardín, regresamos a la habitación. Tenía que elegir la ropa para salir con Alexandro. Ya que Melany decía que era muy importante si mi intención era que pasara algo con él esa noche. Yo acepté porque sinceramente a mi no me importaba que pasará nada, es más, quería que pasará algo.

Gracias a eso conocí a mis compañeras de habitación que me faltaban, Lara y Katie. Aunque tarde o temprano lo hubiera hecho. Lara fisicamente no parecía de esas personas. No quiero sonar como una persona prejuiciosa, pero no parecía de esas que se chivaban de ti si hacías algo mal, ni tampoco que estuviera a todas horas estudiando. Solo juzgaba por lo que me había dicho Melany. Aunque no sé que es peor, si hacerlo por mi misma o hacerlo por alguien que me ha dicho algo.

Pero luego entendí todo, Lara era la hija de Carmen, la directora, por lo tanto era española, sus padres eran españoles y ella nació en España. Por eso Melany me dijo lo de mojigatas y todo ese rollo. Lara físicamente no lo parecía, pero claro si tu madre es la directora tienes que tener más cuidado, y eso no significa otra cosa que intentar ser una monja en el internado. Y con razón, no me quiero imaginar que dirían sus padres si se enteran que hace algo...

Charlamos un rato en español, me dijo que su madre era muy pesada, ya que esta la decía a Lara que debía de informarla de todo lo que pasará en el internado.

Lara decía que nunca le comentaba nada a su madre, pasaba bastante del tema. Pero como era de esperar, Melany nunca se había atrevido a preguntarla si de verdad se chivaba como comentaban los estudiantes, así que lo hice yo y salimos de dudas. Le gustaba mucho el deporte y en los estudios no era muy buena por lo que tenía que esforzar más, así que solía estudiar bastante pero sobretodo la semana de exámenes.

El caos en la tempestad: EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora