Capítulo 22

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POV Laia

Mi sienes tamborilean como si de un bombo de los que se llevan al futbol se tratase, y lo estuviera tocando un hincha cuyo equipo acabase de meter gol en el gran partido contra su adversario más temido, vamos como si fuera Manolo el del bombo cuando España ganó su primer y único mundial, pues igual.

Gruño llevando mis manos a mis sienes y masajeandolas.

-Juro que no vuelvo a beber en la vida.-digo para luego reírme.-¿A qué quiero engañar? Siempre digo lo mismo y luego nunca lo cumplo.

Sigo con ojos cerrados cuando alguien a mi lado habla.

-No entiendo Español, ¿qué tal si me lo traduces?

Al principio me quedo en shock, pero más tarde me acuerdo de todo y solo quiero abrir la ventana y tirarme de cabeza por ella. 

-Mira la resaca no es lo peor de beber, lo peor es acordarse de todo lo que se ha dicho cuando no eres del todo consciente, mierda.-confieso incorporándome en la cama.

Me restriego los ojos, para poder despejarme y me retiro el pelo de la cara echándolo hacia un lado. Bostezo sin poder controlarlo y abro mi boca como si fuera una leona.

Con los ojos aun medio cerrados giro mi cabeza hacia la derecha y le veo tumbado tapándose los ojos con su antebrazo dejando ver sus músculos.

Es chulito hasta durmiendo. 

Me río y le sigo observando, su abdomen, que está sin tapar, sube y baja a un ritmo acompasado y yo no puedo dejar de fijarme en sus tatuajes. Creo que me gustan demasiado.

-Ya sabía yo que a la mañana siguiente te arrepentirías.-dice con voz ronca incorporándose y apoyándose en sus antebrazos.

Me mira con sus ojos verdes, los cuales me atraviesan como si fueran puñales haciéndome temblar.

-Cariño, no te hagas el remolón que del trato no me he olvidado.-me tumbo de lado apoyada en mi codo mirándole, reposo la cabeza en la mano y paso el dedo de la mano libre por su cuerpo, desde el cuello hasta su "V".-Entonces ¿aceptas o no?-le pregunto levantando la mirada hasta sus ojos.

-Era solo follar, sin ningún compromiso y sin que nadie se entere, ¿no?-asiento mientras mis ojos se van de vuelta a su piel tatuada.

-Eso sí, no puedes tener nada con Mery.-levanto la mirada para fijarme que cara pone.

-¿No se supone que es sin compromisos?-frunce el ceño, al parecer según me dijo ayer no quiere dejar a una adolescente enamorada. Un poco presuntuoso por su parte.

-Si, pero no quiero que cuando te bese tu boca sepa al coño de otra, es por higiene más que por otra cosa.-me subo a horcajadas y me junto a él.-Ups siento hablar tan mal, pero nunca he sido una señorita.-sonrío descaradamente.

-Vale pero ¿qué pasa con Carusso?-me pregunta apretándome el culo.

-Solo te estaba dando celos, te echaba de menos.-le digo moviendo mis caderas encima de su amiguito.-Espero que esto sea por mi y no porque te acabas de levantar.

-Aun no te he respondido.-me dice agarrando mi nuca y trayéndome para él.

Inspira mi aroma y acerca sus labios a mi oreja.

-¿Y qué cosas me ofrece este trato?-me susurra con su voz ronca.

-Bueno este trato no es solo para ti, si no para los dos eh.-me levanto y me siento en su escritorio en frente de su cama.-Pero bueno no sé que más quieres a parte de poder tocar este cuerpito que tienes aquí.-me señalo y muevo mis piernas.

El caos en la tempestad: EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora