Capítulo 28

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Laia POV 

Miro mi reflejo en el espejo empañado por el vaho. Está borroso pero intento prestar atención a mi silueta. Me río ante la similitud que hay frente a mí. Hace bastante que me cuesta ver quién soy realmente, mi vida esta tan empañada por el pasado que me es difícil saber realmente quién soy. Cuando creo que estoy siendo yo misma hay una voz que me pregunta "¿Lo haces por qué quieres o por dar un bofetón a tu madre?".

Odio que mi vida siga girando alrededor suyo, que su mano meza mi cuna aun sin estar presente. Soy consciente de que para que esto ocurra tengo que dejar mi pasado atrás, para dejar mi pasado atrás sé que tengo que perdonarla. Pero para eso necesito explicaciones, explicaciones que estás navidades me tendrá que dar. No soy la niña de antes y nunca más lo seré. Paso mi mano por el espejo haciendo que se desempañe mientras que con la otra cojo la toalla para secarme.

Después de estrenar la cama me fui a dar una ducha al baño de la habitación mientras que Áyax se fue hacer algo de comer.

La verdad es que tengo muchísima hambre, está mañana apenas he desayunado, un mensaje de mi madre y una discusión con Chiara me quitó el apetito. Salgo del baño y me dirijo a la izquierda de la habitación donde se encuentra un pequeño vestidor donde está la maleta.

La verdad es que aun no sé con qué intención me ha hablado después de (casi dos años), obviamente no la he contestado, directamente he hablado a Neus para contárselo, al parecer a ella no le ha hablado.

Fuera hace bastante frío pero dentro de la cabaña debe de haber casi treinta grados porque hace bastante calor, a lo mejor soy un poco exagerada y solo hay veinte. Las chicas dicen que soy muy dramática a veces, que podría ser actriz. Cojo un mono de lana de tirantes que va pegado al cuerpo y un jersey que solo cubre los brazos y el cuello y unos calcetines para no ir descalza.

La cabaña es demasiado grande solo para dos personas, pero es increíblemente bonita. Cuando la he visto he perdido las palabras, no, en serio, creo que he repetido las mismas todo el rato.

Bajo las escaleras de dos en dos emocionada. Hace unos meses me hubiera caído pero después de subir y bajar unas diez veces al día las del colegio ya estoy acostumbrada.

-Que bien huele.-inspiro por mi nariz el aroma que desprende la comida que Áyax está cocinando, mientras me siento en la isla de la cocina.

-¿Qué te esperabas? Todo lo hago bien.-afirma sin girarse mostrándome su ancha espalda, me encanta todos los tatuajes que tiene pero en especial el que le cubre esta.

-Por ejemplo, ser profesor se te da de pena.-declaro sin apartar la mirada.

Él en cambio me dirige una rápida ojeada por encima del hombro.

-Ser profesor es lo que mejor se me da.

-Si, si fueras profesor en la cárcel.

Se ríe ante mi ingenioso comentario, o al menos eso creo.

-Soy profesor de educación física. ¿Qué te esperabas? Tengo que inculcar disciplina. 

-Se puede inculcar disciplina sin castigar a la gente.

Apaga el fuego antes de girarse hacia mí.

-Laia, ¿cómo no te voy a castigar si no paras de contestarme?

-No todas las veces has sido demasiado justo que digamos.-le digo cruzando los brazos por delante de mi pecho mientas inevitablemente ruedo los ojos.

-No quiero hablar del internado, no está bien lo que estamos haciendo.

-No empieces de nuevo, creo que está conversación la hemos tenido demasiadas veces.

-Si me pillan...

El caos en la tempestad: EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora