Capítulo 39

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Áyax POV

Cuando termino de cenar subo a mi habitación. Al principio, cuando abro la puerta me asusto al ver un bulto debajo del edredón. Después cuando me acerco y lo levanto me sorprendo, no me esperaba que Laia estuviera en mi cama.

Me pongo nervioso al pensar que la han podido ver entrar, pero después recuerdo que yo he sido el primero en subir, ya que hoy no tenía que pasarme a hacer el reconocimiento de las habitaciones.

Sonrío al verla tan en calma, cualquiera diría que se ha pasado una hora llorando desconsoladamente esta tarde entre mis brazos. Me pregunto que se le habrá pasado por la cabeza para venir a mi habitación a dormir. Aunque a mí ahora mismo eso me da exactamente igual.

No es la primera vez que dormimos juntos, pero si la primera que lo hacemos sin habernos acostado antes. No sé como sentirme al respecto, me gusta, claro que me gusta. Pero también me preocupa lo que esto pueda significar para Laia. Una cosa es que yo haya mezclado sentimientos con deseo y otra cosa es que lo haga ella. Porque sería todo muy complicado.

Pero como siempre, yo soy un poco egoísta, y voy a aprovechar el momento.

Me desnudo y me meto en la cama solo en calzoncillos, ya que es así como normalmente duermo. Intento no hacer mucho ruido para no despertarla. Esta tarde parecía realmente cansada. 

A la hora de la cena la he visto hablar con Alexandro, más bien todo el internado les ha visto. Por las caras y el gesto de Laia, se podía intuir que no estaba siendo una conversación muy agradable que digamos, por ninguna de las dos partes.

Después, cuando han entrado al comedor, Laia ni me ha mirado como otras veces. No debería haberme molestado, pero lo ha hecho. Mery, en cambio, no apartaba los ojos de mí. Me miraba como si por obra del espíritu santo pudiera averiguar cual es la chica con la que me estoy acostando. Pero yo en ningún momento la he devuelto la mirada. Cada vez creo más que fue de farol en nuestra última conversación.

Espero que no haya notado mi cambio de actitud cuando he visto a Marcia acercarse a Laia. No he podido escuchar lo que hablaban pero he vuelto a observar las expresiones de Laia y no pintaba muy bien el asunto. Marcia luego se ha acercado a nuestra mesa y le ha dicho a Carmen que era la hermana, que quería hablar con ella.

Así que no creo que haya habido un buen final si está a mi lado dormida.

Procuro ponerme lo más lejos como me es posible de ella para no molestarla, ya que ella desprende calor y yo me acabo de meter y estoy helado. Pero, sin embargo, cuando ella nota mi presencia gira y se agarra a mí. No me queda otra opción que cogerla y llevarnos a ambos al medio del colchón para que ninguno de los dos nos caigamos.

Por lo menos media hora me quedo observando su rostro. Me gustaría saber que es lo que está soñando para tener esa sonrisa.

***

Me despiertan unos besos en el cuello, y porque sé que es Laia, si no, ya me hubiera enfadado. No me suele gustar que me despierten antes de que suene el despertador, es una manía tonta que tengo. Pero si pongo un despertador es para despertarme a la hora del despertador no antes.

-Laia, aun queda un ratito para dormir.-la gruño cerca de su oido. 

Ella no para de moverse encima mía, por lo que yo intercambio los papeles y la capturo debajo de mí.

-No vale tú pesas más que yo y me voy a asfixiar.-forcejea para liberarse de mi.

Después de unos cuantos segundo ruedo hacia un lado y la atraigo hacia mí para que descanse en mi lado.

El caos en la tempestad: EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora