Capítulo 36

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Laia POV

Despego la cara de la ventana del avión y observo el rostro de Katie mientras duerme plácidamente. Últimamente sé que no dejo de pensar en lo mismo, y sé que soy más repetitiva que los tebeos pero es que no sé que sería de mí si no hubiera entrado en septiembre a ese internado. Porque básicamente, esa dichosa institución, indirectamente, me ha salvado estás navidades.

La madrugada del veinticinco cogí el primer avión que salía al destino donde se encontraba Katie. Sin avisarla me planté delante de su casa y ella solo me abrazó, me consoló sin cuestionarme nada. Ni una sola pregunta, siendo considerablemente paciente a pesar de mi sorpresa sin previo aviso. Me trató como si estuviera en mi casa y me escuchó atentamente cuando estuve lista, le conté todo, bueno, todo no, deje de lado la historia con Áyax. No iba a ser justo para las demás, y aun así, yo no estaba preparada. Además, gracias a ella solo estuve mal el primer día, después me lo pasé genial. Vuelvo a girarme hacia la ventanilla expulsando el aire retenido en mis pulmones.

No voy a engañarme, no fue el primer destino que se pasó por mi mente, mi primer pensamiento era ir corriendo a los brazos de Áyax. Pero luego recordé que solo debía ser sexo y lloré aun más fuerte, dándome cuenta de que lo que yo sentía por él, no era solo deseo, si no, algo más, algo que me negaba a reconocer. Lo confirmé cuando le llamé. Nada más dejar de escuchar el pitido al otro lado de la línea y habló, mi llanto se calmó. Lo sé, suena realmente ridículo, ni que yo fuera un bebé y él mi padre, pero que me sentí casi como tal, es una realidad como un templo. Acojona, acojona no sabes cuánto. Respiro hondo al recordar la llamada, al recordar lo en paz que me sentí cuando me despedí de él. Lo segura que estaba de que todo iba a salir bien después de aquello. Además de lo confundida que estaba, que estoy, más bien, mi cabeza no ha parado de darle vueltas en busca de una explicación lógica a lo que sentí. Pero ya no era solo sexo.

Lo de no sentirme sola vino después, cuando Katie gritó al verme, para segundos después abalanzarse sobre mí preocupada. Pero como ella dijo "nada que un buen chocolate caliente y una amiga no puedan arreglar". Es una grandísima persona que no se merece el trato que recibe de sus padres, aunque al parecer ella está más que acostumbrada. Cosa que me da tanta lástima y tanta impotencia de no poder hacer nada por cambiar esa situación que me cabreo conmigo misma.

Vuelvo a centrar mi mirada en su cara, observo la calma que refleja hasta que una sonrisa aparece.

-Tu mirada no me deja dormir.-abre su ojo derecho mientras formula la frase.

-Lo siento, pensaba que ya estabas dormida.-me ruborizo al haber sido pillada.

-Lo estaba intentando, pero al parecer es real la sensación de que alguien te está mirando. No todo lo que dicen en las películas es mentira, cosa que-hace un pausa y se acomoda su cabello detrás de las orejas-me sorprende bastante.

-Yo creo en las películas y en los libros, sobre todo en los libros.-su cara se descompone al escucharme como tantas otras veces que sale el tema a colación-Si no, ¿cómo me explicas tu historia de amor? Porque ya te informo que es una historia de manual, el típico cliché.

Ella exasperada se gira y mira hacia adelante mientras rueda los ojos.

-Yo estaba bien sola, y fue pura coincidencia, punto.-desbloquea su teléfono pero igual de rápido que lo hace lo bloquea de nuevo.-No me acordaba de que no tenemos ni wifi ni datos.

-Puedes intentar dormirte, prometo no mirarte esta vez.-levanto las cejas en su dirección pero siento como me crece la nariz, e instintivamente llevo mi mano a esta haciendo que me rasco.

Que inocente soy para algunas cosas, cada día me sorprendo más.

-No, da igual. Así está noche descanso mejor.

El caos en la tempestad: EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora