Ya es viernes, por fin, y hoy por la tarde-noche me vuelvo para España. Aquí en Abbey Mount este último día según me han dicho siempre ha sido festivo, es decir, no tenemos ninguna clase. Hacemos talleres junto con los más pequeños entre otras cosas, y pasamos las últimas horas con nuestros compañeros hasta que nos vayamos de puente a nuestras respectivas casas.
Me acuerdo el día que empezaron a decorar el internado, los niños estaban como locos de contentos, a principios de octubre. Me reía de ellos, y de todo el internado, ya que yo nunca he hecho nada especial para Halloween. Luego mis amigos me explicaron que igual que todo lo que sé hacía aquí, esto también era distinto. Y que se les hacía más amenos los días aquí dentro cuando se celebraban cosas, era un tipo de distracción para los niños. Y ahora pensándolo bien tenían toda la razón porque me llegaron a distraer hasta a mí de mis cosas, pues imagínate a los niños.
Aquí claramente Halloween no es como en España, aquí como siempre es todo más de película, y esta vez con la decoración no iba a ser distinto. En el jardín han puesto lápidas de cartón que han hecho todos los alumnos de arte y esqueletos, además de manos o alguna que otra parte del cuerpo con sangre. También hay telarañas tanto fuera como dentro del edificio, dentro también han puesto decoración como arañas y murciélagos.
Ah bueno y mi decoración favorita, calabazas con una veleta dentro. Nos han dado a cada alumno, a cada profesor y a cada persona que trabaja en el internado, una calabaza. La hemos tenido que limpiar por dentro y hacer la cara más terrorífica que pudiéramos, pero al final cada uno hemos hecho la cara que hemos querido. Luego hemos metido una vela y cada uno hemos tenido que preocuparnos de nuestra vela.
La verdad es que el internado está precioso.
De vez en cuando algún profesor se disfrazaba y daba sustos, pero por obligación. Me hacía una gracia ver a mi profesora de química, Amelie, con sus sesenta años correr detrás de los niños con una mascara. Un niño de primero de primaria le dió una patada y salió corriendo. Ella se quitó la careta y gritó que ya no iba a volver a hacer este paripé, qué si era normal que una mujer con su edad hiciera estas chiquilladas, qué no la pagaban tanto para esto.
Fue, en serio, super gracioso, lo mejor de las últimas semanas, con creces.
Hoy todo ha sido especial, nada más levantarnos nos hemos vestido con nuestra ropa habitual, el uniforme. Pero nos hemos pintado la cara con heridas con sangre y nos hemos puesto lentillas de color blanco. La verdad es que ha sido una buena idea. Nos apetecía disfrazarnos de algo y ya que solo se podían disfrazar los niños, tuvimos que pensar otra alternativa. Nadie dijo nada del maquillaje así que a Melany se le ocurrió la idea, y bueno ha acertado, vamos todas terroríficamente guapas, y al parecer a todo el instituto le ha encantado.
El desayuno estaba buenísimo siguiendo la temática que nos rodeaba, de terror. Se lo habían currado muchísimo, todos los alimentos se asemejaban a partes del cuerpo, tipo vísceras, o simulaban a algo que daba miedo, a todos nos encantó. Bueno, a casi todos, ya que los más pequeños al principio no entendían que era de mentira y no les hacía ninguna gracia comerse esas cosas, pero luego no paraban de comer, además hoy había muchos pasteles y bollitos.
Nos dijeron a toda la clase que podíamos hablar con otros cursos para hacer talleres para todo el internado y disfrutar así más el día. Nosotras, las chicas de la habitación 410, nos hemos ofrecido para hacer un taller, de pintar caras, nos estamos divirtiendo bastante. Los niños nos cuentan historias de miedo que les han contado los más mayores para asustarles, o lo que van a hacer mañana cuando estén en su casa. Son super monos. Los más mayores intentan ligar con nosotras, y bueno a nosotras nos gusta ese tonteo pero no les damos bola, bastante tenemos cada una con nuestros dramas. Bueno Lara que sepamos no tiene nada con nadie.
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El caos en la tempestad: Efímero
RomanceDe un día para otro me convertí en el caos dentro de mi vida, la cual estaba siendo una tempestad. Además, cuando todo parecía calmarse apareció un lobo feroz, el cual prometió devorarme, ¿o fui yo quien se lo prometió?