De inmediato salieron de aquel lugar pasando por entre los invitados tratando de que no les hablaran e interrumpieran su huida, únicamente habían dejado un pequeño recado al señor Bale de que su esposo se sentía indispuesto por el embarazo y tuvieron que irse temprano.
En el camino, Louis gimoteaba necesitado de ser tocado, su cuerpo ya estaba lo suficientemente excitado como para no pensar en otra cosa que no fuese follar. Había arrancado su precioso saco de vestir y lo había tirado en el piso del carro, el calor inundaba todo su cuerpo nublando sus sentidos, se refregaba contra el cuerpo de Marcel buscando algo de atención, su pene ya estaba dolorosamente duro en sus pantalones goteando sus bragas.
Se arrodilló frente a Marcel y bajó rápidamente el cierre de los pantalones junto a sus boxers dejando al aire libre su pene erecto. Louis se relamió los labios y los entreabrio sacando su pequeña lengua y probando, Marcel se estremeció.
- Mierda Lou - habló Edward mirando por el retrovisor lo que sucedía atrás.
Louis tarareó aún con el pene del mayor en la boca enviando vibraciones por todo su miembro. Lamió la punta como si de un helado se tratase probando cada gota de pre semen a su disposición, delineó cada vena marcada y ahuecando sus mejillas succionó con delicadeza lo más que pudo.
- Llegamos - anunció Harry quien era el que iba manejando.
Louis se alejó con un sonido obsceno, los labios brillantes por el pre semen e hinchados y rojos, una escena que sin duda haría correrse a cualquiera.
Fue cargado por Harry hasta dentro de la mansión mientras se besaban con lujuria y los otros dos cuidaban que no fuesen a tropezar.
- Ah Harry - gimió ladeando la cabeza para que el mayor dejara marcas en su cuello. Harry lo recostó en una pared y continuó besando y succionando la piel lechosa del menor.
- S-Señores - dijo una de las empleadas.
- Tienen la noche y la mañana libre, pueden irse - Edward respondió apresuradamente.
- mierda, follenme - lloriqueo Louis desesperado refregando su entrepierna con la del mayor.
La mujer completamente sonrojada salió corriendo de allí dispuesta a irse de la casa junto a sus compañeras de trabajo no queriendo estar en el momento privado de sus jefes ya que el señor Tomlinson era muy... ruidoso.
Con dificultad lograron llegar hasta su habitación en la cual se encerraron. La ropa comenzó a estorbar y poco a poco se fueron deshaciendo de ella dejándola sin cuidado alguno regada por todo el piso.
Los trillizos admiraron el cuerpo desnudo de su esposo, era simplemente la maravilla más grande que tenían la dicha de haber visto, su piel lechosa, mejillas sonrojadas, labios rojos y el cabello pegado a su frente por el sudor. Su pequeña pancita que ya comenzaba a notarse más, haciéndolo ver tan tierno junto a sus hermosos zafiros, era una imagen digna de ser esculpida.
- Esta vez te haremos disfrutar a ti - dijo Edward acercándose hasta Louis, lo acostó suavemente en la cama y abrió sus piernas. Edward se fascinó al verlo tan listo para ser tomado.
El castaño miró con ojos curiosos todo hasta que sintió la lengua del rizado delinear toda su entrada. Louis tomó los largos mechones de cabello de Edward y tiró de ellos gimiendo agudamente por la lengua que hacía maravillas en su entrada, se deslizaba dentro, fuera y al rededor de ella una y otra vez. Harry tomó en su boca el pene hinchado del menor y lo succionó llevando al borde de la locura al castaño con cada lamida que daba. Marcel se encargó de lamer y chupar los pequeños pezones rosados de Louis, luego el cuello y por último los labios dejándolos hinchados y con pequeñas mordidas.