Resulta que el pequeño gato negro en realidad sí había ido al patio, alguien había dejado la puerta corrediza abierta y el minino había huido lo más rápido que sus pequeñas patas le permitían.
Los trillizos se deslizaron en silencio hasta el jardín, la noche caía sobre sus cabezas y no había rastro de su pequeño gato.
- Están dormidos - Murmuró Alex observando a los ahora grandes tigres dormidos cerca de las nuevas piscinas naturales que su padre había mandado a instalar recientemente para sus amados "cachorros".
La luz proveniente de la piscina ayudó a movilizarse para poder buscar al minino en silencio pero el gato no estaba en ninguna parte, ni en la jaula ni en ningún lado.
Los trillizos comenzaron a preocuparse quizás se lo habían comido o había escapado y su intento de "rescate" había salido peor.
Cuando estaban a punto de rendirse, en una de las enormes rocas sobre la fuente artificial estaba dormido uno de los tigres más viejos que Edward tenía y sobre su espalda estaba el gato negro que tanto habían buscado.
- Creo que se llevaron bien - dijo Noah sonriendo. - Bien ¿quién va por él?
Alex rodó los ojos y se acercó lentamente hasta el tigre mayor quien abrió sus ojos y lo miró directamente - Zeus... dame al gato.
El tigres abostezo y estiró sus patas delanteras, el gato se despertó con el movimiento y maulló, la única tigresa del lugar rápidamente levantó las orejas dispuesta a seguir aquel nuevo ruido.
Alex tomó al gato entre sus brazos antes de que fuera tarde y apresuró sus pasos lo más rápido posible junto a sus hermanos dentro de la casa asegurándose de cerrar la puerta corrediza esta vez.
- Creo que hay algunos platos en el sótano - dijo Alex - Arya tiene hambre.
- Nunca he ido ahí, papá Louis lo prohibió. - dijo Noah.
- No hay nada malo, no seas un llorón - Se quejó James.
Noah bufó y siguió a sus hermanos.
El sótano estaba bastante feo a diferencia del resto de la casa, las pintura de las paredes estaba rasgada por el tiempo y muchas pilas de cajas polvorientas se alzaban en la mayoría del lugar.
- Esto es de papá Harry - dijo James limpiando la caja con el nombre del rizado. - No abrir. - leyó la corta indicación y la abrió.
- No lo abras - Se queja Noah.
James hurga en la caja polvorienta y realmente no hay nada interesante, solo libros, algunos diarios personales y discos sin sus cajas. - ¿Qué crees que hay en estas cosas?
Alex se encoge de hombros mirando los discos. - No tenemos una reproductora para ese tipo de discos, son de hace unos veinte años quizás.
James vuelve a colocar todo en su lugar y continúa buscando. La luz parpadea un par de veces antes de que el foquillo explote haciendo que pequeños videos salpiquen el piso. Noah aprieta más al gato para evitar que se escape y se lastime con los vidrios.
- Bien creo que deberíamos irnos, estaba seguro que aquí habían más platos pero lo dudo, mañana iremos a comprar unos. - dice Alex.
Los trillizos se deciden por finalmente abandonar el sótano cuidando de no lastimarse con los pequeños vidrios.
Cuando por fin salen, Louis los está esperando con los brazos cruzados. - No debieron bajar, el sótano está lleno de cosas que no recuerdo y pueden ser peligrosas.
Los niños piden disculpas rápidamente y vuelven a su habitación, Louis suspira pesadamente y vuelve a la sala de estar. - ¿Los dejamos quedarse con el gato?
- Si - Responde Harry mirando la televisión.
Marcel levanta la vista de su libro y se encoge de hombros. - Es pequeño y bastante amigable.
Louis finalmente dirige su mirada a Edward quien se encoge de hombros. - Lo que quieras.
El castaño se mueve nerviosamente viendo un punto fijo en el suelo.
- Amor. ¿No es el gato quien te preocupa verdad? - Pregunta Marcel dejando su libro de lado.
Edward y Harry rápidamente voltean a ver dejando lo que sea que estén haciendo para prestar atención al nuevo problema.
- Escuché a los niños hablar en su habitación. Lo que James le hizo a Evan está mal, lo besó sin su consentimiento. - murmura. - Alex le hizo lo mismo y no es bonito que alguien te bese sin que tu lo desees.
Los trillizos se miran entre ellos sin saber muy bien que decir, sus propias experiencias no servían de mucho en estos temas.
- Lo peor es que lo normalizaron, se que aún son niños pero de esto depende su futuro. No quiero que luego vayan a obligar a alguien más a cosas que no quieran.
Marcel hace una mueca y suspira - Tenemos que ayudar más a reflexionar sobre sus acciones y las consecuencias que estas generan.
- ¿Y si no es suficiente? - Louis hace un pequeño puchero - No quiero que fallemos como sus padres.
- No lo haremos, tenemos que ser más duros con ellos. Están en la etapa de adolescencia, es la más dura, vienen las rabietas y cosas estúpidas que creen tener la razón pero no. - Señala Harry - Yo mismo era así.
- Si, de hecho estuvimos en la correccional y no es un lugar lindo para un adolescente, pero nos lo merecíamos - Edward finalmente admite luego de muchos años.
Louis hace una mueca y se frota el rostro - No me están ayudando, no quiero que estén en una correccional o que lastimen a alguien.
- No tenemos experiencia en esto, nuestros padres cuando hacíamos algo malo nos enviaban lejos, correccional, un campamento al otro lado del mundo o se iban y nos dejaban, realmente no entiendo como no terminamos muchos años en la cárcel. - Harry suspira.
Edward le da un codazo a su hermano. - Por poco.
- De hecho, creo que tu estuviste demasiadas veces ahí - Susurra Marcel.
Edward entrecirra los ojos y continúa hablando. - Pero ya verás que todo saldrá bien nosotros podremos ser mejores padres aunque no hayamos tenido un gran ejemplo a seguir.
Louis creía que se quedaría calvo, no es fácil ser padres de tres chicos adolescentes que aún les faltaba experimentar en todos los ámbitos, ciertamente cometerían errores pero esperaba que pudieran resolverlos.
Elegía creer en sus amados esposos y esperar que todo fuera mejor que como les fue a ellos en su adolescencia. La diferencia aquí era que sus pequeños trillizos si tendrían en quien confiar y el apoyo de sus padres para todas sus dificultades, tal vez no fueran los mejores pero tratarían de serlo.
