Las hojas secas de los árboles habían comenzado a caer tornando las calles de un color naranja y amarillo, las casas comenzaron a ser decoradas con fantasmas, arañas y calabazas. Louis realmente no entendía cuál era la emoción de un día en especial de estas fechas para sus hijos pero juntos a los trillizos habían decidido complacerlos una vez más, sería la primera vez en la familia que se prepararían para esta festividad, Halloween.
Louis miró con desagrado la sustancia que salía de la bolsa, era asqueroso, la sangre falsa parecía baba rojiza y pegajosa. - ¿Es necesario llevar esto?
- ¿Que es Halloween sin sangre? - Preguntó Harry tomando varias bolsas y poniéndolas en el carrito de compra.
A su lado, Marcel y Edward asintieron deacuerdo. Louis rodó los ojos y siguió empujando el carrito.
- Al ser nuestra primera vez en esto, debemos decorar bien y ganar el premio a la mejor decoración - dijo Edward tomando unas arañas y agregándolas al carrito.
- ¿Hay una competencia? - Preguntó Marcel más interesado, todos sabían que el rizado estaba obsesionado en ganar competencias desde que era un niño.
- Por supuesto, nuestros vecinos la ganan siempre - dijo Harry.
- ¿Los vecinos fastidiosos de la izquierda? - preguntó Louis con desagrado al recordar a la pareja casada.
- Exactamente - respondió Edward frunciendo los labios. A nadie particularmente le caían bien esos vecinos, eran odiosos, chismosos y daban malas vibras.
- ¿Que están esperando? Hay que ganar esa competencia - dijo Louis tomando más cosas para decorar con mucho más entusiasmo.
Al terminar sus compras tenían todo tipo de cosas desde arañas, zombies y murciélagos hasta grandes esqueletos y tumbas de plástico, estaban bastante complacidos con esto.
De regreso a casa pasaron por los chicos al colegio quienes estaban más emocionados de por fin celebrar Halloween al igual que sus padres, aunque estuviesen entrando a la adolescencia estas cosas nunca pasarían de moda, según ellos. Sus padres simplemente los complacían.
Pero al llegar a casa se llevaron una gran decepción, sus vecinos estaban arrazando con la decoración, todo parecía real no como los esqueletos o tumbas de plástico que traían. Louis parecía tener un tic en el ojo y bufó molesto odiando más a sus vecinos chismosos.
- No dejaré que nos ganen - dijo decidido dando fuertes pisotones en el piso hasta estar dentro de la casa.
Louis tomó su teléfono y tecleó rápidamente para hacer una llamada mientras tamborileaba sus dedos en la mesa de madera - Necesito tu ayuda.
Horas más tarde varios camiones se estacionaron frente a la mansión y de él bajo una mujer con un portafolio. - Tengo todo lo que pediste y la factura. - dijo la chica amablemente entregando la factura a Louis.
- Te lo tomaste muy enserio amor - dijo Edward viendo como bajaban todo tipo de decoraciones de Halloween que ahora realmente parecía muchísimo más realistas que las que compraron en el supermercado esa mañana.
- Lo hice - dijo Louis con orgullo.
Louis firmó el pedido y entregó su tarjeta, seguro sería mucho dinero pero no dejaría que sus vecinos se salieran con la suya de nuevo.
El odio por sus vecinos comenzó hace unos cuatro año, cuando se mudaron y el hombre había arrojado toda su basura a su jardín y había matado sus flores con químicos, luego siempre aparecían cosas regadas en su patio y eso enfurecia a Louis, pero lo que le colmó la paciencia fue que la mujer amenazara con demandarlos por tener animales peligrosos en casa, ciertamente no solo fue una amenaza si no un hecho ya que los oficiales de policía se presentaron una semana después en su casa, registraron absolutamente todo aunque solo hubiesen ido por los tigres, Edward creyó que era espías.
