La hora de almuerzo llegó y Louis estaba desesperado, tomó su teléfono y les mandó un mensaje al grupo "Lo siento chicos pero no puedo esperar para la noche, iré a almorzar con ustedes a la oficina ¡llevaré comida!"
No espero respuesta alguna y tomó su saco para luego salir de la oficina asegurándose de avisar a su asistente y darle el resto del día libre. Subió al hermoso auto que ese fin de semana le regalaron los chicos, una edición únicamente para Louis Tomlinson, sin duda lo amaba.
Puso en marcha el auto y se detuvo en McDonald, pidió papas, hamburguesa, soda y un pequeño postre solo para él, desde la mañana necesitaba comer algo así. Nuevamente volvió a manejar hasta el gran edificio Style's, ingresó al estacionamiento y de una manera muy fácil lo dejaron pasar.
- ¿Le ayudo? - preguntó un joven al verlo con varias bolsas de comida.
- Si, por favor - le sonrió pasándole algunas bolsas - muchas gracias.
- Oh, no hay problema con gusto lo ayudaría siempre - le sonrió siguiéndolo hasta el ascensor.
Louis le devolvió la sonrisa, esperaron a que el elevador se detuviera en el último piso, cuando por fin las puertas se abrieron, Louis casi corrió hacia la primera oficina, puesto que en el piso habían únicamente tres.
- Disculpe, no puede pasar - dijo molesta la secretaria.
- ¿Perdón? - Louis frunció el ceño.
- No puede pasar, le pido que se retire, los señores Styles están en una reunión - dijo la castaña.
- Señorita, él es Louis Tomlinson, el esposo de los jefes - murmuró el chico que lo acompañó.
La castaña lo estudió con la mirada ¿ese era el esposo? Era simplemente hermoso, el sueño de cualquiera, ahora entendía muchas cosas.
- D-Disculpe, puede pasar - murmuró avergonzada.
Louis bufó y abrió las puertas dramáticamente. - Que mierda se cree esa - susurró enojado, cosa que cambió al ver a sus tres rizados favoritos.
- ¡Bebé! - Dijo Edward levantándose de su escritorio y abrazandolos.
- Amor - Marcel se levantó del sofá y le dio un corto beso en los labios.
- Precioso - Harry lo abrazó fuerte sin dejar de sonreír.
- Los extrañé mucho - hizo un pequeño puchero.
- Aquí les dejo la comida, con permiso - dijo el chico saliendo de la oficina y cerrando las puertas tras él.
- Gracias - dijo Louis antes de que se fuera.
- Amor ¿qué es lo que tanto querías decirnos? - preguntó Marcel sacando las hamburguesas del empaque.
- Almorcemos primero - rió nervioso tomando su comida.
Todos asintieron y comenzaron a comer, Louis prácticamente devoró todo, incluyendo el postre dejando perplejos a los demás sin embargo no dijeron nada al respecto.
Todo estaba bien hasta que Louis corrió hasta el baño de la oficina vomitando todo su almuerzo, las lágrimas volvieron a él como cada vez que vomitaba - bebé no me hagas esto - susurró.
Los trillizos estaban fuera de la puerta tocando, demasiado preocupados por su esposo-novio, los últimos días había estado igual y eso les preocupaba mucho.
Louis se lavó los dientes, se arregló el traje y su cabello, cuando salió allí estaban ellos, no se habían movido de la puerta.
- amor, nos tienes muy preocupados, debes ir al doctor - dijo Marcel acariciando su mejilla.