𝙲𝚊𝚙 𝚍𝚒𝚎𝚌𝚒𝚜𝚒𝚎𝚝𝚎

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El esperado día del torneo por fin había llegado, y con ello, la emoción de Heidi por ver que su hija derrotaba a todos creció.

El problema era que Avani no aparecía por ninguna parte y como miembro del Club de Ajedrez, su presencia era indispensable. Además, ¿contra quién se suponía que Dixie jugaría la final si la segunda mejor jugadora del instituto no aparecía?

Por su mente cruzó la idea de que la chica había tenido práctica de baloncesto y posiblemente aún estuviera en las duchas, por lo que se dirigió hacia allí rápidamente porque quedaban solo quince minutos para que el torneo diera inicio y debían estar en el patio de forma inmediata.

Al empujar la puerta de las duchas, la pelinegra casi tropezó con sus propios pies al procesar la imagen que se presentaba ante sus ojos, una imagen que tenía tan poco sentido para su cerebro que tuvo que parpadear un par de veces para convencerse de que no estaba siendo engañada por su mente.

—¿Qué demonios? —Espetó en apenas un hilo de voz.

Apenas escucharon la voz chillona, Charli y Avani separaron sus bocas y miraron en dirección a Dixie, que se veía pálida y en shock. La castaña estaba a horcajadas sobre Avani -que estaba sentada en una banca- y le sujetaba las muñecas contra la pared detrás de ella, Avani tenía las mejillas sonrojadas y Charli el cabello desaliñado.

—Pensé que eras heterosexual —chilló la pelinegra en dirección a la basquetbolista.

Charli dejó salir una carcajada al tiempo que abandonaba el regazo de Avani y le soltaba las muñecas para dirigirle a Dixie una sonrisa divertida.

—La única forma en que »Avani« y »heterosexual« podrían estar unidas en una frase, sería en algo como "Avani hizo dudar a una heterosexual" o "Avani no es heterosexual".

La chica se sonrojó aún más y se puso de pie con torpeza, seguidamente hizo una seña entre ella y Charli con la mano y se encogió de hombros antes de decir:

—Estamos saliendo.

—No me digas —la pelinegra rodó los ojos, se cruzó de brazos y resopló—. Me deben una explicación enorme, pero tendrá que ser luego del torneo. Avani, vámonos ahora.

***

Todo fue relativamente como cualquier otro torneo organizado en el instituto, Dixir ganó cada partida que jugó en apenas algunos movimientos, Avani hizo otro tanto en el lado opuesto del patio, y cuando venció al último chico y pasó a la final, la pelinegra frunció el entrecejo al ver que de la mesa de Avani se ponía de pie una chica rubia y caminaba en su dirección.

Avani también se puso de pie y miró en dirección a Dixie antes de encogerse de hombros. Cuando la pelinegra volvió la mirada al frente, había una chica rubia, de ojos mieles y expresión seria en el lugar que usualmente era ocupado por Avani para jugar la final. La multitud se aglomeró alrededor de la mesa y pudo sentir la presencia de su madre justo a su lado, lo que le dio confianza.

La rubia no dijo una sola palabra.

Al principio, parecía ser una partida fácil e incluso llegó a pensar que su amiga había dejado ganar a la chica, pero el pensamiento pasó al olvido cuando la rubia empezó a eliminar sus piezas sin hacer mayor esfuerzo, lo que ocasionó que Dixie apretara los dientes y pensara de forma minuciosa cada uno de sus movimientos.

Las piezas seguían dejando el tablero y según la mente experta de la pelinegra, sus posibilidades de ganar aquello de forma sencilla eran nulas. La rubia parecía experimentada y mantenía el rostro cuidadosamente inexpresivo, por lo que Dixie se propuso dejar fuera de su rostro cualquier signo de duda.

Al final, la pelinegra recuperó su reina y emboscó al rey de la rubia, la chica frente a ella elevó la mirada al percatarse de que básicamente estaba perdida y esbozó una sonrisa ladina que desconcertó a Dixie.

—Jaque mate —murmuró.

La otra competidora se colocó de pie y alzó las manos a modo de rendición, Heidi expresó que la pelinegra era la campeona del torneo -como todas las otras veces- y Dixie también se puso de pie para tomar con firmeza la mano que la rubia mantenía extendida.

Cuando sus manos se unieron, la sonrisa maliciosa volvió a extenderse en los labios de la rubia y, apenas un segundo después, tiró de la mano de Dixie de forma brusca y unió sus bocas con firmeza.

Todos los presentes -incluída Heidi- dejaron salir un jadeo ahogado y los estudiantes empezaron a murmurar.

La pelinegra también jadeó debido a lo repentino de la acción, pero el sabor a labial de fresa le confirmó que esa chica era su ladrona de besos, y para dejarlo aún más claro, la rubia al fin habló al separar sus labios:

—Addison Rae. Debo decir que es un placer haber perdido ante ti —y luego de decir aquello, soltó la mano de Dixie antes de abrirse camino entre los estudiantes y salir del patio.

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El momento que estaban esperando a llegado... Al fin se conocen las dos :D oh Yeah baby :v

"𝚂𝚝𝚘𝚕𝚎𝚗 𝚔𝚒𝚜𝚜𝚎𝚜"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora