El lunes durante una hora libre de Dixie y Avani -y básicamente también de Addison porque el profesor de historia se reportó enfermo-, las tres chicas decidieron pasar el rato en el patio trasero. La mayoría del cuerpo estudiantil estaba en clases y no había mucho tránsito de alumnos, por lo que había un silencio relativamente relajante.El plan inicial había sido que Addison y Dixie pasaran un tiempo a solas, pero Avani se les unió como un chicle porque no tenía a nadie más con quién pasar el día. Era popular en el instituto y todo mundo la conocía y le hablaba por los pasillos, por supuesto, pero solo sentía afinidad por su novia, su mejor amiga y su reciente exesposa, lo que hacía que se viera miserable sin Charli por allí.
Avani se quejó de nuevo y la pelinegra rodó los ojos también de nuevo. La chica estaba tirada sobre el césped con expresión de perro apaleado y miraba el cielo con los ojos entrecerrados debido a la resolana a pesar de que el día estaba parcialmente nublado y ventoso. Tenía los brazos y las piernas extendidas en una posición extraña y lastimera, y mientras ella se quejaba de la vida tan injusta, la pareja de novias permanecía sentada una al lado de la otra con la espalda contra el tronco de un árbol enorme, y Dixie estaba demasiado ocupada buscando a tientas en el interior del muslo de su novia -justo por encima de su rodilla- como para prestarle atención a su mejor amiga.
—La extraño muchísimo —expresó Avani con expresión decaída—. Necesito que la semana de suspensión termine lo antes posible, chicas. De verdad.
Addison se tensó e irguió su columna vertebral a una posición incómodamente recta al percatarse de que la mano juguetona de su novia estaba trepando por el interior de su muslo vestido de mezclilla, y casi se atragantó con su propia saliva porque Avani estaba justo allí y a Dixie no parecía importarle ese hecho.
La pelinegra había aprovechado que la rubia estaba sentada en una posición donde mantenía las piernas separadas, y se había recostado en su hombro, pero el gesto aparentemente en busca de cariño, fue en realidad para poder ver por sí misma el progreso de su mano hacia arriba entre los muslos de Addison.
—Es... estoy segura de que sí —balbuceó la chica ucraniana con las mejillas sonrojadas y viendo el otra dirección que no fuera la mano de Dixie trepando por sus piernas—. Seguro que necesitas a tu novia para, uhm, besarse y eso.
—Quiero decir, sí, por supuesto —Avani no se movió, pero cerró los ojos y dejó salir un suspiro—. Pero Charli siempre sabe qué decir cuando me pongo ansiosa de la nada, no como la estúpida que tienes por novia. Ella me manda a la mierda incluso si solo estoy existiendo a su lado —luego de decir aquello, la chica abrió los ojos solo para rodarlos y volvió a su estado anterior.
—Eso es porque eres una perra traicionera —masculló la pelinegra sin prestar atención. Su mano había llegado al ápice entre las piernas de la chica ucraniana y estaba muy ocupada pensando en su próximo movimiento como para argumentar su respuesta, así que simplemente añadió otro—: Perra mentirosa.
Avani murmuró un insulto -no en griego, porque en ese momento sí quería que su mejor amiga supiera lo que tenía que decir- y se colocó un brazo sobre el rostro cuando la nube que cubría el sol de desplazó, lo que Dixie tomó como la oportunidad perfecta para avanzar.
—Dixie, maldita sea —siseó la rubia cuando las puntas de los dedos de su novia presionaron hacia arriba contra su vulva, lo que a su vez la hizo retorcerse y buscar más del contacto—. Por favor, compórtate.
—Sí, Dixie, compórtate, maldita sea —repitió Avani, aunque por una razón completamente diferente—. La perra eres tú.
Sin prestar atención, la rubia movió mínimamente las caderas contra la mano atrapada entre sus muslos ahora apretados y tragó saliva forzosamente cuando la muñeca de Dixie giró a un ángulo perfecto para frotar su clítoris con una presión suave pero bienvenida. Aquello era absolutamente inapropiado, pero sus hormonas siempre se ponían como locas unos días antes de su ciclo menstrual, así que culpó a su ciclo menstrual por su libido tan inadecuado.
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"𝚂𝚝𝚘𝚕𝚎𝚗 𝚔𝚒𝚜𝚜𝚎𝚜"
Hayran KurguDonde Addison tiene un crush enorme en Dixie D'amelio, la presidenta del Club de Ajedrez, y busca formas ingeniosas de robarle besos cada vez que se topa con ella. ¡Atención! Capítulos extremadamente cortos. Esta es una adaptación, todos los crédit...