𝙲𝚊𝚙 𝚌𝚒𝚗𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚊 𝚢 𝚗𝚞𝚎𝚟𝚎

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El sábado de la competencia de atletismo llegó la misma semana en que finalizaron los exámenes semestrales, por lo que fue un soplo de aire fresco que la mayoría de los estudiantes decidieron disfrutar, y asistieron a la carrera.

Charli estaba calentando en la pista, vestía el uniforme de atletismo verde y negro del instituto y -por si su pose engreída no lo dejaba claro- por encima de su culo y adherido a sus shorts del uniforme había un emblema que rezaba "D'amelio High".

Así que obviamente se trataba de Charli "Correcaminos" D'amelio. La corredora más fantástica, asombrosa, tremendamente guapa y sexy de D'amelio High -palabras de la propia Charli-.

Dixie, Addison y Avani estaban sentadas en la misma banca porque asistieron juntas. Avani vestía una sudadera que tenía "D'amelio" en el pecho y la espalda, y llevaba una gorra porque a su novia le gustaba cuando las usaba, también estaba comiendo todo tipo de chucherías mientras esperaba que la competición diera inicio, y sus ojos no se apartaban de la silueta de su novia ni siquiera por una milésima de segundo.

—Avani, ya tienes esa expresión de babosa hormonal de nuevo —se burló la pelinegra. Sin embargo, lejos de molestarse, Avani sonrió de forma boba.

—Es que solo mírala. Se ve impresionante y es obvio que va a patear culos hoy —respondió, y luego dejó salir un suspiro soñador—. Es tan hermosa, Dixie. Tuve tanta suerte.

Dixie la abrazó brevemente de lado y dejó salir una risa divertida al ver la expresión idiota con que su amiga veía a Charli. Avani ni siquiera la miró de regreso, pero Addison frunció el entrecejo y se cruzó de brazos.

—No seas idiota, tú también eres guapísima —admitió la pelinegra, pero Avani hizo un gesto de desdén—. ¡Lo juro! ¿Cierto, Addison?

La rubia miró a Avani de forma minuciosa y sin poder esconder la expresión de disgusto, pero -de nuevo- la chica estaba demasiado ocupada mirando a su novia como para notarlo. Al final, Addison masculló un "uhm" desaprobatorio que nadie notó porque Dixie estaba buscando dinero en su bolso. Planeaba ir al puesto de chucherías porque se comió todo lo que había comprado incluso antes de que la competición iniciara.

—Chicas, iré a comprar golosinas — Dixie les avisó un segundo antes de ponerse de pie—. ¿Quieren que compre algo para ustedes?

—Yo estoy bien, gracias —respondió Avani.

—¿Podrías traerme un sándwich, linda? —La rubia se puso de pie brevemente y besó a Dixie de forma rápida antes de volver a tomar asiento—. Vegano. Resulta que son más ricos de lo que creí.

—¿Verdad? —La pelinegra rodó los ojos para dejar en claro que obviamente tenía razón y luego añadió—: Regreso en un momento.

Cuando Addison perdió de vista a su novia, le propinó a Avani un golpe poco amigable a la altura de las costillas para llamar su atención, y una vez que la chica se giró -con expresión confusa y molesta-, la rubia se cruzó de brazos y alzó la barbilla en un gesto que adoptó de Dixie.

—Así que dormiste con Dixie —espetó.

Una expresión confusa apareció en el rostro de Avani ante el tono molesto en que la rubia formuló la pregunta, pero se encogió de hombros y respondió de todos modos.

—Claro, somos amigas. Hacemos pijamadas todo el tiempo —murmuró sin poder ocultar su confusión—. Creí que eso era obvio.

—No actúes como una idiota, Gregg. Sé que han tenido sexo —espetó

Avani se atoró con el sorbo de soda que estaba bebiendo y un acceso de tos se apoderó de ella cuando el líquido bajó por el lugar equivocado, por lo que su rostro se volvió rojo y sus ojos lagrimearon. Sin embargo, a pesar del escándalo y el evidente esfuerzo de Avani por respirar, Addison mantuvo su posición firme.

—¿Qué demonios, Addison? —La chica jadeó una vez que logró componerse ligeramente y se aclaró la garganta—. Es estúpido que creas eso.

—Ella me dijo que su madre las encontró en la cama una vez.

—¡¿Qué?! —Avani gritó en voz baja y su rostro adoptó una expresión de pánico, aunque luego añadió—: Oh, sí. Es cierto.

—¡¿Y lo dices con tanta tranquilidad?!

—Honestamente, Addison, ¿qué demonios? —La chica rodó los ojos y tomó una fritura para llevarla a su boca—. Heidi nos encontró en la cama, cierto. Pero la verdad es que no estábamos teniendo sexo. Eso sería asqueroso —luego de decir aquello, hizo una mueca y fingió que un escalofrío la recorrió—. La conozco hace bastante tiempo. Demonios, Rae, la conocí antes de que le creciera el busto —expresó en voz baja y confidencial—. Créeme, no hay una sola cosa que no conozca de Dixie, y para ser sincera, no somos el tipo de la otra. Así que definitivamente no tuvimos sexo.

—¿Qué? —Addison frunció el entrecejo, pero no abandonó su pose molesta—. Heidi explícitamente dijo que la atrapó en la cama con alguien.

—De acuerdo, me voy a tomar la molestia de explicar lo que sucedió porque evidentemente Dixie no lo hizo —Avani tomó un largo suspiro y luego inició el relato—. Mira, por aquel entonces Dixie quería probar la depilación con cera, pero tenía miedo y vergüenza de que una completa desconocida la viera desnuda, así que me pidió de favor que le ayudara a depilarse —se encogió de hombros—. Como dije, nos conocemos muchísimo y somos básicamente como... hermanas de otra madre, por lo que obviamente le dije que ayudaría. Heidi entró a la habitación cuando yo estaba de rodillas entre las piernas de Dixie, específicamente con mis manos en su entrepierna porque, demonios, le estaba colocando la cera —la chica rodó los ojos y resopló—. Quisimos explicarle la situación. De hecho, lo hicimos. Le contamos lo que en realidad sucedió, pero nunca nos creyó y hasta la fecha de hoy, Heidi cree que tuve sexo con su hija.

—Oh... —Addison balbuceó y miró su regazo con expresión avergonzada—. Demonios, lo lamento. Creí que...

—Tranquila, Rae —Avani se rió ligeramente y volvió la vista al frente—. Déjalo así. Uhm, ella viene hacia aquí.

Un par de segundos después, Dixie tomó su lugar y le entregó el sándwich a su novia al igual que unas mentas a Avani. En la cancha, las corredoras estaban tomando sus posiciones en la pista, listas para echarse a correr.

Charli se quitó la sudadera, vestía shorts cortos, zapatillas y un top para un mejor manejo a la hora de correr. Tenía el cabello recogido en una coleta alta y firme y honestamente se veía más alta y esbelta que de costumbre debido al uniforme corto.

Cuando sonó el disparo que daba inicio a la carrera, Charli -como siempre- le dio un segundo de ventaja a las otras corredoras antes de empezar a correr. Sus piernas largas y ágiles le permitían darse el lujo de alardear, y a pesar de la ventaja que obsequió, la castaña rápidamente les dio alcance a las otras chicas.

De nuevo aminoró el paso para presumir un poco más porque así era Charli, pero cuando por segunda vez se echó a correr, cruzó la línea de meta al menos cuatro segundos antes que las demás, y apenas con la respiración agitada, chilló:

—¡Así que no trates de huir de mí, Gregg! —Causando la risa en todos los presentes antes de los vítores.

"𝚂𝚝𝚘𝚕𝚎𝚗 𝚔𝚒𝚜𝚜𝚎𝚜"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora