𝙲𝚊𝚙 𝚗𝚘𝚟𝚎𝚗𝚝𝚊 𝚢 𝚘𝚌𝚑𝚘

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—Me niego a usar esa maldita cosa —zanjó Avani por lo que pareció ser la enésima vez, desde su posición sentada en el piso—. Nada de lo que digan o hagan hará que cambie mi postura al respecto.

—Oh, vamos, Gregg —resopló la pelinegra —. Creo que solo estás exagerando.

Apenas las palabras dejaron los labios de Dixie, Addison y Charli voltearon a verse con expresiones de alarma, y al mismo tiempo, la pelinegra se cruzó de brazos.

Entonces, la chica se irguió cuan alta era frente a su mejor amiga de forma imponente -lo que básicamente hizo que Dixie echara la cabeza ligeramente hacia atrás para poder mirarla a los ojos- y le dedicó la mirada más indignada en la historia de las miradas indignadas.

—Repite lo que acabas de decir —masculló la chica entre dientes.

La pelinegra alzó la barbilla en su conocido gesto altivo, cuadró los hombros y eliminó cualquier tipo de expresión de su rostro. Por su parte, Avani cruzó los brazos a la altura del pecho, entrecerró los ojos y tensó la mandíbula de tal forma que los músculos de esa zona saltaron a la vista ligeramente, casi nítidos debajo de la piel apenas bronceada.

—Parecen Atenea y Afrodita tratando de demostrar quién es la más bella —murmuró Addison en dirección a la corredora, quien sintió de forma distraída.

—Avani es Atenea y es definitivamente la más hermosa —expresó la castaña con convicción, pero la chica ucraniana frunció el entrecejo, en total desacuerdo con la afirmación.

—Dixie es Afrodita, y todo mundo sabe que Afrodita fue la Diosa más hermosa del Olimpo —musitó la rubia, y solo entonces Charli le dedicó una mirada perpleja—. ¿Por qué me miras así?

—¿Acabas de decir que Dixie es más guapa, atractiva, hermosa y absolutamente increíble que Avani? —Inquirió la corredora con los puños apretados a los costados.

De repente confundida por la pregunta empleada de forma rápida y con el acento enredoso de la corredora, Addison miró a su novia y a su exesposa -quienes habían dejado de discutir y en su lugar las veían a ella y a Charli- en busca de ayuda. Dixie negó con la cabeza y Avani hizo una mueca, y la rubia honestamente no entendió muy bien lo que la corredora había querido decir, pero de todos modos asintió. Luego de eso todo fue demasiado rápido como para procesarlo de forma correcta.

Charli se lanzó sobre la chica ucraniana de una manera sorprendentemente rápida y ágil y de forma inmediata trató de impactar sus puños contra el rostro de Addison, quien chilló en ucraniano debido al choque de su cuerpo contra el piso y trató de cubrirse de los golpes.

—¡Charli! —Chilló la pelinegra, completamente horrorizada.

—¡Amor, no! —También gritó Avani al tiempo que trataba de sujetar a su novia por la cintura—. ¡Basta, Grace!

Charli luchó contra Avani cuando esta logró apartarla de Addison y forcejeó para tratar de liberarse del agarre férreo de Avani mientras gritaba lo que posiblemente eran insultos en un idioma que ninguna de las otras tres chicas entendía, y mientras la chica trataba de retener a una Charli furiosa, la rubia se arrastró por el suelo lo más lejos que pudo de la castaña y tragó saliva forzosamente.

La corredora no había logrado colocar ningún golpe en su rostro, pero las costillas de Addison resintieron el golpe brusco contra el piso, y sin embargo, cuando Dixie se colocó frente a ella mientras Avani sacaba a su novia del aula, su malestar pasó a segundo plano.

—¿Te lastimó? —Cuestionó la pelinegra con preocupación, pero la rubia negó distraídamente, de repente muy interesada en el hecho de que el escote de su novia quedaba en su línea de visión—. Charli es una salvaje.

Addison volvió a asentir de forma distraída, y cuando se percató de que Dixie iba a preguntar algo más, se irguió de forma significativa y encontró los labios de su novia en un beso intenso que hizo que la pelinegra jadeara en su boca y las hormonas de la rubia se pusieran como locas.

Cuando por fin se alejaron habían pasado algunos minutos, y entonces Charli y Avani volvieron a ingresar al aula, lo que hizo que Addison se tensara en su lugar y Dixie le dedicara una mirada llena de reproche a su amiga, pero la corredora simplemente apartó la mirada, sin el más mínimo indicio de arrepentimiento.

—Dejando de lado el altercado, digo que deberíamos ensayar antes de salir a dar el espectáculo —musitó la chica ucraniana antes de ponerse de pie y caminar a un anaquel—. No podemos equivocarnos.

—Por última vez —empezó Avani con los hombros tensos—, no voy a humillarme de este modo. De ninguna manera seré una gladiadora.

—Pero, Avani... —empezó a protestar Dixie.

—Dije que no —masculló la chica con el entrecejo fruncido—. No voy a actuar como un estúpido bufón que busca entretener romanos imbéciles. Sabes que detesto a los romanos.

La pelinegra se pasó las manos por el rostro en una muestra de frustración, Charli miró las cosas alrededor del aula de disfraces, y Addison empezó a colocarse la armadura de utilería que debería usar para el espectáculo de Coliseo.

Los viernes de la semana temática en D'amelio High siempre eran cambiantes, y ese año -para gran molestia de Avani- se había optado por hacer un viernes de Coliseo con una exhibición de lucha de gladiadoras.

La chica casi se tiró de un quinto piso cuando descubrió que la mayoría de los estudiantes la eligieron a ella para representar a una gladiadora, y que lucharía contra Addison, que para variar, se veía encantada con su papel.

—Es que esto es humillante, Dixie, ¿por qué no lo entiendes? —Se quejó Avani—. Yo no...

—¿Y si te dejo elegir mi ropa y peinado para la ceremonia de graduación? —Ofreció la pelinegra—. También, puedes tomar prestada cualquier prenda en mi armario siempre y cuando te quede.

Como toda respuesta, la chica esbozó una sonrisa y se quitó la chaqueta y los vaqueros hasta quedar en una camiseta sin mangas y shorts de licra, ropa que cubrió con la armadura de utilería no sin dejar salir una que otra queja, y una vez que ella y Addison estuvieron listas, empezaron a coreografiar la pelea.

—¡Sí, Addison! ¡Sigue adelante! —Expresó Dixie en un tono tal vez demasiado jadeante cuando su novia aplicó una llave en el cuello de Avani.

—¡Estás casi allí, Gregg! —Chilló la corredora sin aliento—. No pares, no pares. ¡Avani!

Desde el piso, envueltas en una maraña de extremidades y algo sudorosas, Addison y Avani exhalaban jadeos y gruñidos ahogados debido al esfuerzo por ganar la maldita cosa. Era una competición amistosa y no querían hacerle daño a la otra, pero ambas tenían su orgullo y no se iban a dejar ganar.

—¡Sí, Addison! —Volvió a decir Dixid en un tono quebradizo cuando su novia casi inmovilizó a la chica—. Vamos, vamos. Ya casi... solo... ¡sí! —Expresó cuando Avani sucumbió y se dejó caer sobre su espalda, jadeando en busca de aliento.

—¡Nadie va a profanar esta institución mientras yo esté a cargo! —Espetó Heidi luego de irrumpir en el aula con un sonido estruendoso.

Desde el piso, Addison y Avani miraron a la directora con confusión, mientras que Dixie y Charli se quedaron pasmada por un momento, pero luego aguantaron la risa porque algo les decía lo que había pasado por la mente de Heidi al escuchar el lío de jadeos y gruñidos, así como los gritos de aliento.

—¿Disculpa? Estamos ensayando para la lucha de Coliseo —se burló la pelinegra—. ¿Necesitabas algo, madre?

La directora volvió a mirarlas a todas y entrecerró los ojos, luego alzó la barbilla y musitó:

—No pueden culparme por creer que estaban haciendo cosas indebidas. Las conozco —masculló con el entrecejo fruncido, y luego añadió—: Hablaremos en casa, Jane. Salen en quince —antes de irse.

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Perdónenme por no haber actualizado, he Estado un poco ocupada xd

Les subiré más caps, lo prometo :b

"𝚂𝚝𝚘𝚕𝚎𝚗 𝚔𝚒𝚜𝚜𝚎𝚜"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora