𝙲𝚊𝚙 𝚌𝚒𝚗𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚊

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Ese lunes, Dixie se sintió como en una burbuja llena de arcoiris, unicornios y demás cosas gays -al menos hasta la hora del receso- principalmente porque sus padres y los padres de Addison se llevaron bien a pesar del sentido del humor ácido de Heidi y la postura hosca de Marc.

En serio, la pelinegra a veces se preguntaba cómo tenían amigos en primer lugar.

Sin embargo, nada en su vida estaba destinado a ir completamente bien y el destino tenía que refregárselo en el rostro siempre que podía, entonces...

—... y entonces Charli se puso toda loca porque esta mujer se me quedó viendo en la línea del cine y le gritó en el rostro que yo no estaba buscando una sugar mommy —Avani se golpeó la frente y luego rodó los ojos. Su novia frunció el entrecejo—. Nos sacaron del establecimiento casi a patadas.

—Es que tú nunca notas las dobles intenciones porque eres una tarada, Gregg —espetó la corredora—. Si solo hubieras visto cómo te veía el culo, me darías la razón.

—Concuerdo con ella en que eres una tarada —la pelinegra señaló a la corredora, quien articuló un "gracias" con los labios. Avani entreabrió la boca, indignada—. No me veas así, sabes que es verdad.

Cualquiera que fuera la réplica que Avani fuera a dar, Dixie no logró escucharla.

Alguien la tomó por el antebrazo y prácticamente la arrastró por el pasillo hasta llegar a la línea de casilleros al final del corredor y la atrapó entre el muro de metal y un cuerpo sólido, solo que cuando alzó la mirada, en lugar de encontrar los vibrantes ojos mieles de Addison y el desastrosamente encantador cabello rubio, encontró un prolijo cabello castaño y un par de iris más claros.

—Andrea, ¿qué demonios? —Aún atrapada, Dixie se las arregló para cruzar los brazos, por lo que la quarterback esbozó una sonrisa.

La pelinegra rodó los ojos al verla. La sonrisa ganadora que la conquistó el año anterior le pareció petulante en esa ocasión, y honestamente deseó patearla para escapar, pero esa era Andrea y la conocía, por lo que era muy probable que leyera su comportamiento antes de que lograra algo.

—Así que la ucraniana esa —comenzó sin moverse un centímetro.

—Se llama Addison, muchas gracias —zanjó la pelinegra. Andrea volvió a sonreír y dio un par de pasos hacia atrás antes de cruzar los brazos—. ¿Qué quieres?

—Solo hablar contigo, linda.

—Vete a la mierda. Te las arreglaste para ignorar mi existencia durante... ¿qué? ¿Diez meses? —Dixie alzó una ceja en una expresión desafiante, pero la quarterback no mostró reacción alguna.

—Estaba sanando mi corazón roto, Jane —Andrea llevó una mano a su pecho de forma dramática, sin embargo, la expresión determinada en el rostro de la pelinegra no flaqueó—. Me heriste mucho.

—Ah, claro, porque lo peor que pude haber hecho fue dejarte por decir que te engañaba con Avani cuando era evidentemente una mentira, ¿verdad? Pobre chica, seguro necesitaste terapia.

La sonrisa petulante volvió al rostro de Andrea, y Dixie en serio quiso golpearla en el rostro o simplemente sofocarla para poder largarse con dignidad, pero la quarterback estaba a una distancia que la dejaba a salvo de cualquier ataque repentino, y bueno, tal vez Andrea sí la conocía después de todo.

Malditos nueve meses de relación tirados a la basura.

—¿Vas a decirme qué quieres?

—Creí que después de mí tratarías de consumir lo nacional —comentó antes de meter las manos en los bolsillos de sus vaqueros—. Ya sabes, porque te fue mal con lo extranjero.

—No todas las chicas extranjeras son unas malditas idiotas como tú, Andrea —Dixie rodó los ojos—. Addison es un encanto, y Avani es la mejor amiga que alguien podría tener. Charli es increíble, también. Honestamente, eres la única extranjera terriblemente imbécil que conozco.

—Tal vez merecía eso —admitió la quarterback.

—¿Estás bromeando? Incluso mereces que te rompa una costilla y salte sobre tu estómago para sofocarte y dejarte medio muerta en el piso.

—Ahora, cuando hablas sobre saltar sobre mí...

—Eres repugnante.

Andrea estaba a punto de hacer algún otro comentario obviamente repugnante e ingenioso, pero fue obstruida de la visión de Dixie cuando -de forma repentina- Addison se coló entre las dos y empujó a la pelinegra contra los casilleros antes de besarla.

Dixie entreabrió los labios para recibir el beso de su novia con entusiasmo, e incluso la tomó por el cabello con una mano mientras la otra descendió hasta su espalda baja para presionarla contra su torso. Luego jadeó cuando una de las manos de la rubia alcanzó su trasero y tiró de su cuerpo para frotar ligeramente sus pelvis, de modo que el hueso de la cadera de Addison rozó de forma indecente su nudo de nervios.

Cuando se separaron, la pelinegra tenía las mejillas sonrojadas y la chica ucraniana portaba una sonrisa radiante y orgullosa.

—No sabes lo mucho que te eché de menos —Addison murmuró antes de dejar un beso en la mejilla de su novia y colocarse a su costado—. Ah, hola —señaló en dirección a Andrea.

La quarterback alzó una ceja y luego ofreció un asentimiento antes de dar media vuelta y caminar hacia algún otro lugar, presumiblemente para joderle la existencia a alguien más.

—Entonces... —inició la rubia—, ¿por qué estaban tan cerca?

—¿Celos, Rae? —Cuestionó Dixie antes de esbozar una sonrisa maliciosa y tomar el cuello de la camisa de Addison entre sus puños.

—¿Bromeas? —La chica ucraniana resopló—. Obviamente estoy celosa.

La pelinegra dejó salir una risa encantada.

—¿Nos damos una hora libre? Podríamos ir a la biblioteca y podría disculparme de forma adecuada allí —ofreció mirando a su novia a través de sus pestañas—. A menos que tengas otra cosa más importante por hacer.

Dixie se rió en voz alta cuando la rubia casi la arrastró por el pasillo en dirección a la biblioteca.


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La escritora esta de su lado ;) subió un cap cuando termine de subir el anterior ;)

Sueñen con sus crushes ;) ♡

"𝚂𝚝𝚘𝚕𝚎𝚗 𝚔𝚒𝚜𝚜𝚎𝚜"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora