𝙲𝚊𝚙 𝚌𝚒𝚗𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚊 𝚢 𝚝𝚛𝚎𝚜

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Alta diosa Addi 🛐🛐
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Nick movió su peón en el tablero y Dixie dejó caer su cabeza sobre sus brazos apoyados en la mesa antes de dejar salir un suspiro.

—Esto es tan innecesario —la pelinegra se quejó en un tono ahogado sin alzar la mirada—. Ya estoy harta. ¿Cuánto tiempo llevamos aquí?

—Déjame ver —murmuró Nick antes de revisar el reloj en su muñeca—. Cuatro horas.

Dixie dejó salir un gruñido bajo y -en un movimiento rápido y brusco- pasó su mano sobre el tablero de ajedrez, por lo que las piezas cayeron de la mesa y rodaron por el piso del aula. A un par de mesas de distancia, Avani jugaba en su teléfono y Addison se estaba pintando las manos con marcador negro, las dos evidentemente aburridas.

Siempre, un par de días antes de un torneo contra alguna otra institución, Heidi encerraba a sus jugadores y los hacía jugar una y otra, y otra, y otra vez para que perfeccionaran sus jugadas o cualquier cosa. Dixie suponía que aquel método había funcionado en tiempos anteriores -y ni siquiera estaba muy segura de ello- ¿pero en D'amelio High el siglo XXI? Ni jodiendo.

—Uhm... Dixie, ¿puedo hacerte una pregunta? —Cuestionó el único chico en el aula en voz baja.

—Ya la hiciste.

—Bueno, ¿te puedo hacer dos preguntas?

—Ya las hiciste.

Nick le dedicó una mirada cuidadosamente en blanco y tensó la mandíbula de forma apenas perceptible, también, su entrecejo se frunció unos milímetros, pero aquello fue muy evidente para una chica tan minuciosa como Dixie. La pelinegra alzó una ceja ante la mirada mordaz.

—¿Te puedo hacer cuatro preguntas? —Nick casi espetó.

—Por supuestísimo —la pelinegra esbozó la sonrisa más amplia y falsa en su arsenal y asintió con entusiasmo bien fingido—. Ilumíname.

Él hizo una pequeña mueca de presumible concentración y se mordisqueó el interior del labio inferior al tiempo que jugaba con el anillo en su dedo. Pronto su expresión se tornó casi incómoda y se removió en su lugar antes de alzar la mirada hacia los iris verdes de Dixie.

La pelinegra imaginó lo peor al verlo tan fuera de su zona de confort, y pronto solo pudo pensar "por favor, no digas que te gusto. Por favor, no digas que te gusto. Por favor..."

—¿Qué significa cuando... —Nick dejó la frase colgada a la mitad y se inclinó hacia enfrente con la intención de mantener todo aquello en secreto. Dixie también se inclinó para escucharlo mejor, aunque no sin cierta reticencia—... cuando una chica no deja hacer comentarios sobre que tiene mucho calor? Ya sabes, y se abanica el rostro y hace comentarios sobre querer estar a solas para quitarse la ropa. Quiero decir, estamos en otoño —él volvió a fruncir el entrecejo en confusión—. ¿Crees que debería llevarla al médico? Escuché que es...

—Es muy posible que Nai quiera un home run, compañero —Dixie respondió sin tapujos.

—Pero ella ni siquiera practica béisbol —el chico pareció más confuso que al principio y miró a Dixie como si tuviera todas las respuestas de la creación del todo que era el universo—. ¿Crees que quiera entrar a la liga de béisbol? Porque definitivamente puedo ser su animador personal y acompañarla a los entrenamientos y...

—Nick, ¿qué demonios? —La pelinegra hizo una mueca y lo miró de arriba—. Eres demasiado lento para ser un genio. Ya sabes, un home run —luego de decirlo, gesticuló con las manos de forma extraña y él la miró como si estuviera preocupado por su sanidad mental.

—No entiendo.

—Ustedes los chicos nunca entienden una mierda —espetó Dixie antes de cruzarse de brazos—. ¡Quiere sexo, Nick!

—Mierda, también yo —Avani masculló entre dientes sin apartar la mirada de su móvil.

Nick se quedó pasmado y miró a la pelinegra con ojos amplios y apenas desenfocados al tiempo que un favorecedor tono rosado teñía sus pómulos de forma tenue.

Addison se ahogó con su propia saliva al escuchar la palabra "sexo" y Avani tuvo que darle un par de golpes -que casi la hicieron escupir un pulmón- en la espalda para que aquello siguiera su camino.

Dixie también se sonrojó porque honestamente entendía a Nai y se hacía una idea de lo frustrada que debía estar.

Cuando Heidi ingresó al aula miró con expresión sospechosa a los cuatro estudiantes al reparar en que Addison, Dixie y Nick estaban sonrojados y Avani parecía la personificación de la perversión, y honestamente no le interesaba saber por qué se dio todo aquello, así que lo dejó pasar.

—Chicos, suficiente por hoy. Les darán una conferencia sobre cómo manejar sus finanzas dentro de unos cinco minutos. Vayan al auditorio.

Apenas terminó de hablar, los cuatro adolescentes salieron disparados -esquivando sillas, las mesas y tratando de no pisar las piezas tiradas en el piso-, por lo que la directora dejó salir un suspiro y se frotó en la frente.

En el pasillo, Addison tomó a su novia por el antebrazo para detenerla a mitad del camino hacia el auditorio y, cuando Dixie se giró, tomó su rostro de forma delicada entre sus manos y dejó un beso casto y cariñoso en su boca.

—¿Por qué fue eso? —La pelinegra parpadeó repetidamente, medio atontada y con el corazón latiendo de forma frenética.

—Solo porque te quiero muchísimo —respondió la rubia antes de entrelazar sus manos y dirigirse al auditorio.

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Aquí Nick va a ser novio de Nailea espero no les moleste ese detalle :) 

Hasta la próxima :v

"𝚂𝚝𝚘𝚕𝚎𝚗 𝚔𝚒𝚜𝚜𝚎𝚜"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora