☆🄴🄿🄸🄻🄾🄶🄾☆

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5 años más tarde.

—Madre... —comenzó la pelinegra apenas ingresó al recibidor en la residencia de sus padres.

Heidi rodó los ojos y finalmente dejó de lado su revista sobre alguna cosa que Dixie no tenía ni idea, pero a pesar del gesto disgustado y aburrido en el rostro de su madre, la pelinegra rápidamente notó que estaba feliz de verla.

—Ya lo sé —murmuró la mujer.

—¿Ya lo sabes? ¿Qué es lo que sabes? —Cuestionó Dixie en tono divertido, y luego añadió—: ¿Te refieres a que sabes que mi estadía en D'amelio High me dejó secuelas terribles en el psique?

—No seas exagerada —Heidi volvió a rodar los ojos—. Avani tuvo la misma experiencia educativa que tú y la veo perfectamente bien.

—¿Perfectamente bien? —Se burló la pelinegra—. Avani nunca ha estado perfectamente bien. Pero honestamente, madre, nosotras dos no tuvimos la misma experiencia educativa. Yo nunca me acosté con nuestra profesora de alemán.

Ante la última frase dicha por su hija, Heidi alzó la mirada de inmediato con expresión horrorizada, pero antes de que Dixie pudiera hablar para decirle que era una broma o algo por el estilo, la mujer exclamó:

—¡¿Elske Waldfogel?!

—Mamá, solo estaba brom...

—Ay, santo cielo —murmuró la mujer al tiempo que miraba a su hija con horror—. Esa mujer se aprovechó de la pobre Avani.

—Bueno, Charli también...

—¡¿Charli también?! —Chilló Heidi, casi al borde del colapso—. No tenía idea de que esa mujer fuera una depredadora de chicas y... Dixie, la contraté sin más y sigue dando clases y...

—¡Madre! —Exclamó la pelinegra—. Fue solo una broma, ¿de acuerdo? Estaba jugando contigo.

Claro que no fue una broma, pero su madre no debía saberlo.

Heidi asintió con expresión ausente y solo entonces la pelinegra tomó asiento a su lado al tiempo que silbaba lo más fuerte que pudo. El resultado fue una Cali muy mojada y jabonosa corriendo escaleras abajo de forma inestable mientras Marc gritaba desde la planta superior para que se detuviera.

Las patas de la pastor belga se deslizaron contra el piso y cayó de costado -lo que hizo reír a Dixie-, pero Cali volvió a ponerse de pie rápidamente y saltó al sofá donde su dueña estaba sentada antes de tomar un lugar en su regazo y lamerle las mejillas mientas movía la cola y jadeaba, evidentemente feliz de volver a verla.

La pelinegra abrazó a su bebé sin que le importara el hecho de que su ropa quedó arruinada debido al abrazo eufórico, y pronto acunó a la pastor belga de modo que la barriga de Cali quedó expuesta para acariciarla.

—Te extrañé muchísimo, mi vida —musitó Dixie en voz baja y quebrada. Como toda respuesta, la pastor belga jadeó y volvió a lamerle el rostro—. Esta vez nos iremos juntas, ¿de acuerdo?

—Espera, ¿qué? —Heidi interrumpió el reencuentro de forma abrupta, por lo que tanto Dixie como Cali voltearon a verla—. ¿Vas a irte de nuevo? ¿Y vas a llevarte a mi nieta?

—¿Quién va a llevarse a mi nieta? —Cuestionó Marc mientras bajaba las escaleras—. Oh... Dixie, no tenía idea de que llegabas hoy.

—Bueno, en realidad es una pequeña parada en mi viaje —respondió la pelinegra sin dejar de acariciar a su mascota—. Addison va a graduarse la semana que viene y me encantaría estar presente y hacerle saber lo orgullosa que estoy de ella. Además, ella estuvo en mi graduación la semana pasada, ¿recuerdan?

"𝚂𝚝𝚘𝚕𝚎𝚗 𝚔𝚒𝚜𝚜𝚎𝚜"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora