Dixie se cruzó de brazos y frunció el entrecejo con molestia cuando se percató de que control animal recogió un pobre cachorro perdido y lo metió en la maldita caja de metal para llevarlo a la perrera, y a su lado, Charli y Avani armaron la misma expresión malhumorada de su amiga.—Odio que sacrifiquen a esos pobres pequeños, aquí nadie los adopta —se quejó la pelinegra antes de sorber la pajilla en su malteada de fresa con molestia—. Tenemos que hacer algo. Matar a quienes abandonan a sus mascotas, por ejemplo.
—¿Qué tal algo como adoptar a todos los pequeños en la perrera? —Ofreció en su lugar la corredora con los ojos brillantes—. ¡Tengo muchos nombres geniales para ellos y ellas!
Avani asintió en acuerdo e hizo una anotación con su bolígrafo en una servilleta de papel antes de pasársela discretamente a la castaña, quien la tomó de forma disimulada y sonrió antes de escribir su respuesta mientras Dixie ideaba un plan para salvar a los animales abandonados.
"¿Te dije que te ves hermosa hoy?" Había escrito Avani, por lo que Charli respondió: "¿Te dije alguna vez que amo verte tratando de esconder una sonrisa? Justo como ahora", antes de pasarla de nuevo.
Avani apretó los labios para reprimir la sonrisa que causó la nota de su no-novia y miró brevemente los ojos de la corredora, quien esbozó una sonrisa amplia en su dirección y le guiñó un ojo luego de cerciorarse de que la pelinegra seguía garabateando algún plan riesgoso en una servilleta, uno que posiblemente terminaría por llevarlas a prisión.
Charli no tenía problema en decir que estaba en algo no muy serio con Avani -mejor conocida como "la tentación" por todos y todas quienes habían dudado de su sexualidad gracias a ella-, al menos no lejos de Dixie.
Era complicado porque algo en su mente le decía que la pelinegra podría pensar que se acercó a ella como un método de acercamiento a Avani, y si bien las cosas no fueron para nada así, Dixie todavía podría malinterpretarlo y cuestionar su reciente amistad.
Avani deslizó su mano por debajo de la mesa y alcanzó el regazo de Charli antes de colocar su palma hacia arriba, y la corredora colocó su mano sobre la de ella para entrezalar sus dedos aún si era de forma secreta.
—¡Lo sabía! —Chilló la pelinegra, y ante el grito, Avani y la corredora soltaron sus manos a causa del susto y en cambio miraron atentamente a su amiga—. Iremos allí, liberaremos a los animales y los adoptaremos. Necesitamos una furgoneta y Avani debe conducirla porque es la única con licencia. También necesitamos pistolas de agua y pasamontañas para que no sepan quiénes somos.
La chica hizo una mueca y estuvo a punto de objetar algo sobre el plan, algo bastante sencillo como el hecho de que no tenía ni la más mínima idea de dónde iba a conseguir una furgoneta. Era lo suficientemente mayor como para tener una licencia de conducir, pero nadie en su sano juicio le alquilaría una maldita furgoneta para que fuera a... secuestrar animales.
Sin embargo, cuando estuvo por expresar el fallo en el plan, Dixie se levantó rápidamente, puso un billete de cinco sobre la mesa para cubrir su cuenta y se dirigió de forma apresurada hacia la salida del local mientras balbuceaba algo sobre ir a comprar pistolas de agua -o paintball- para su misión de rescate.
—¿En serio vamos a ayudarle con esto? —Cuestionó Avani con una expresión dudosa—. Podemos meternos en muchos problemas. No quiero ir a ese maldito internado en Alemania, Charli.
—Pero, Avs —la corredora armó un pequeño puchero y miró a su no-novia a los ojos—, son unos cachorritos que no merecen que los sacrifiquen.
—Bien —masculló la chica con la mandíbula tensa—, pero si termino en una celda, en serio vas a lamentarlo, Grace.
—Tranquila —exhaló Charli antes de inclinarse hacia el rostro de Diana y murmurar contra sus labios—. Todo estará bien, ómorfi theá mou.
La basquetbolista sonrió ampliamente al reconocer la frase en griego y presionó sus labios contra los de Charli antes de murmurar:
—Lo que sea por ti, iliakí ékleipsi.
***
—¡Las manos donde pueda verlas! —Chilló Dixie una vez que ella y sus amigas ingresaron a la perrera luego de haber seguido la maldita camioneta de forma diligente por toda la ciudad. Llevaba un pasamontañas morado brillante, de acuerdo, pero fue porque en la tienda de disfraces solo había uno en color negro y Avani se lo arrebató cuando lo vio, no porque le gustara—. ¡Abran las jaulas o no respondemos! —Volvió a gritar, y al mismo tiempo apuntó a la recepcionista de mediana edad con la pistola de paintball.
Unos pasos por detrás de ella, Charli y la chica voltearon a verse -la corredora llevaba un pasamontañas rosa fosforescente y no estaba muy contenta-, luego Avani se encogió de hombros y volvió a apuntar su "arma" torpemente hacia la recepcionista, por lo que su no-novia hizo lo mismo.
Una de las guardias de seguridad de la residencia Gregg le prestó su furgoneta a la chica luego de que esta admitió el motivo del préstamo, y si bien la mujer creyó que era algo muy noble de parte de las chicas, lo que la llevó a prestar su vehículo fue el hecho de que sabía que iban a meterse en problemas.
—¿Acaso no me escucha? —La pelinegra bajó el arma de paintball y se cruzó de brazos, también frunció el entrecejo, pero la mujer no pudo verla—. Esto no es un juego, señora.
—Chicas, la tienda de golosinas está en la otra calle —expresó la recepcionista con total tranquilidad—. Aquí solo tenemos cachorros, gatitos y algunas especies más.
—¡Por eso estamos aquí! —Espetó Dixie con frustración.
—¿Dixie? Espera, ¿Avani y Charli? ¿Qué hacen aquí, chicas? Y vestidas así —Nai -que iba saliendo del cuarto trasero- frunció el entrecejo con confusión y diversión mezcladas, y luego añadió—. Todavía falta mucho para Halloween.
Avani y Charli se rieron, bajaron sus armas y se quitaron los pasamontañas de un tirón para después peinarse el cabello, por lo que Dixie volteó a verlas de forma incrédula al sentir la traición.
La pelinegra terminó por quitarse su propio pasamontañas porque ya era obvio que las tres tipas locas eran "La Santa Trinidad" de D'amelio High, y frunció el entrecejo, obviamente de malhumor no solo porque las habían descubierto y no pudieron salvar a los cachorros, sino porque además de todo, Nai era la encargada de sacrificar a esos pequeños angelitos.
—¿Vinieron a adoptar? —Inquirió Nai con la sonrisa más amplia que la pelinegra vio alguna vez, y con los ojos brillantes a causa de la expectativa—. Antes de que digan algo, esto es una casa para mascotas perdidas y las cuidamos durante todo el tiempo necesario hasta que alguien las adopta. Por cierto, la adopción es gratis y todos aquí están vacunados y desparasitados, y estoy segura de que ustedes tienen mucho espacio en sus casas ridículamente enormes. ¿Les gustaría adoptar a uno de nuestros angelitos?
Las tres chicas asintieron en acuerdo de forma ansiosa y se apresuraron a caminar detrás de Nai cuando las dirigió hacia el cuarto trasero, donde estaban todas las mascotas en sus respectivas casitas.
Esa tarde, Dixie volvió a casa con una cachorra de pastor belga llamada Cali, Avani adoptó una pequeña chihuahua que llamó Briska, y, ya que Charli hacía todo a lo grande, adoptó una enorme cachorra de gran danés que llamó Zurich.
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Bueno... Aquí se acaba esta historia, si por alguna razón la escritora original sube algún otro extra lo subiré igualmente. Muchísimas gracias, enserio, muchas gracias por el apoyo y por la espera que han tenido últimamente :v y les mantendré informados por cualquier cosa XD
Hasta aquí mi reporte Joaquín. :v
Los amo <3
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"𝚂𝚝𝚘𝚕𝚎𝚗 𝚔𝚒𝚜𝚜𝚎𝚜"
Fiksi PenggemarDonde Addison tiene un crush enorme en Dixie D'amelio, la presidenta del Club de Ajedrez, y busca formas ingeniosas de robarle besos cada vez que se topa con ella. ¡Atención! Capítulos extremadamente cortos. Esta es una adaptación, todos los crédit...