𝙲𝚊𝚙 𝚜𝚎𝚜𝚎𝚗𝚝𝚊 𝚢 𝚌𝚞𝚊𝚝𝚛𝚘

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Addison y Dixie estuvieron fuera del loft durante todo el día haciendo de turistas.

El sol ardía de tal forma que para cubrir su piel de los rayos insanamente calientes, Dixie se colocó una blusa de manga larga, pantalones spandex que cubrían sus piernas por completo, gafas oscuras y un sombrero enorme para cubrirse el rostro. Se estaba muriendo de calor, por supuesto, pero prefería morir cocinada viva antes que parecer una cereza andante.

Addison vestía shorts vaqueros, una camiseta sin mangas y una gorra, y estaba tan sudorosa y sonrojada que casi parecía que Dixie acababa de... no importaba. La chica ucraniana seguía viéndose bien a pesar de maldecir Las Vegas cada pocos minutos por ser "el estúpido infierno personificado".

De cualquier forma, volvieron al loft cuando pasaban unos minutos de las siete con algunas bolsas con compras y demasiado calor, y cuando pasaron por el pasillo de las habitaciones, Dixie se congeló al escuchar voces susurrantes provenientes de la habitación de Avani y golpes sospechosos.

—Addi —llamó a su novia en un tono bajo y estrangulado—. Creo que alguien entró al loft.

—¿Qué? —La rubia frunció el entrecejo e hizo una mueca—. No lo creo, Pixie, la seguridad del edificio es muy buena. Es poco probable.

—¡¿Entonces por qué estoy escuchando voces susurrantes en la habitación de Avani?! —Dixie chilló de forma histérica aún en voz baja—. Debemos revisar. Iré por un cuchillo y uno de los palos de golf de la señora Gregg.

—Dixie... —empezó la chica ucraniana, pero la pelinegra ya había desaparecido.

Unos segundos después, Dixie le entregó el pago de golf a la rubia y sujetó en alto y con fuerza el cuchillo de cocina antes de acercarse a la puerta. Cuando la pelinegra abrió la habitación y estuvo a punto de gritarle al presunto ladrón, lo que salió de su garganta fue en realidad un grito estrangulado al percatarse de la escena ante sus ojos.

Avani estaba sobre el cuerpo desnudo de Charli, pero la corredora se asustó al escuchar el grito de su amiga y empujó a la chica de encima de su cuerpo para luego cubrir su desnudez. Avani se quejó cuando su espalda chocó contra el piso, y Dixie se giró rápidamente para no verla.

Addison se golpeó la frente con la palma de la mano y dejó salir un suspiro pesaroso aún sujetando el palo de golf.

—Traté de decirle que no era ningún ladrón —explicó vagamente sin mirar a las chicas desnudas. De cualquier forma, la basquetbolista se cubrió con una almohada e hizo una mueca—. Dixie, vámonos.

—Oh, eh... sí, por supuesto —la pelinegra tragó saliva y evitó mirar por encima de su hombro, pero no evitó hacer un comentario burlón de todos modos—. Sí, yo creo que ya lo solucionaron. En fin, terminen y nos vemos en la cocina, esta noche saldremos a un casino.

Una vez en la cocina, Addison y Dixie dejaron salir una carcajada estruendosa al mismo tiempo, lo que solo las hizo reír aún más y durante más tiempo, sin embargo, una vez que la risa cesó, la rubia tomó aliento y esbozó una sonrisa ladina antes de acercarse a su novia y tomar un mechón entre dos de sus dedos.

—Y dicen que el sexo no soluciona nada —bromeó.

—La gente subestima el poder del sexo —Dixie se encogió de hombros y enredó sus brazos alrededor del cuello de la chica ucraniana antes de decir—: De hecho, pienso que las personas somos demasiado sexuales incluso si no lo aceptamos.

—Creo que tú lo aceptas demasiado bien —bromeó la rubia, por lo que Dixie rodó los ojos—. ¿Qué? ¿No es verdad?

—Bueno, sí, la abstinencia me estaba matando, y verte todos los días era muy... complicado, por decir lo menos —resopló la pelinegra—. Pero la espera valió la pena, aunque honestamente, Rae, no creí que fueras una reina de almohadas.

Addison balbuceó torpemente y sus mejillas adquirieron un profundo tono rosado, y a pesar de que quiso alejarse del agarre que su novia mantenía alrededor de su cuello, en lugar de liberarla, Dixie unió sus bocas en un beso lento y exploratorio que definitivamente iba con la intención de algo más.

La rubia empotró a su novia contra la encimera y se colocó entre sus piernas mientras una de sus manos se coló entre sus pantalones spandex y la ropa interior y tanteó el terreno. La pelinegra jadeó y trató de abrir más las piernas ante el contacto aún sin alejar sus bocas, pero en lugar de seguir con sus caricias, Addison detuvo sus dedos todavía dentro de los pantalones de su novia y se dedicó a besarle un costado del cuello.

Dixie la alejó de su piel para tomar los bordes de su blusa y quitarla por encima de su cabeza, luego la tela cayó al piso y la mano de la chica ucraniana abandonó la entrepierna de la pelinegra para posar sus dos manos sobre los pechos cubiertos por el sujetador oscuro de Dixie.

La pelinegra estaba a punto de suplicarle a Addison que la tocara, pero una voz externa la sacó de su nube de excitación.

—¿Las grabamos? —Cuestionó Avani en dirección a su novia.

—Uhm, sí, y lo titulamos "ucraniana rubia se folla a la pelinegra en la cocina de su mejor amiga" —respondió Charli.

La chica ucraniana dejó salir una risa divertida aún sosteniendo los pechos de Dixie en sus manos, pero en cambio, la pelinegra trató de bajarse de la encimera para buscar su blusa, completamente avergonzada. Fue extraño, muy extraño, pero de alguna forma estúpida, ccuando Dixie estuvo a punto de colocar los pies sobre el piso, se resbaló y cayó de culo con un golpe estruendoso.

La pelinegra quedó con ganas de sexo, muy avergonzada y con un horrible dolor de culo durante toda la noche mientras recorrían un casino en sus ropas elegantes.

"𝚂𝚝𝚘𝚕𝚎𝚗 𝚔𝚒𝚜𝚜𝚎𝚜"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora