Rain

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-¿Por qué es todo esto?.- El sonreía, se veía precioso.

-Solamente quería verte... de nuevo.- Lo abracé otra vez y me invitó a pasar.- ¿Te interrumpí en algo?

-No, no realmente, estoy haciendo un poco de chocolate caliente para Paddy, estamos en el jardín, quiso prender una fogata y asar unos malvaviscos. ¿Te nos quieres unir?

-Me encantaría.

Le ayudé a Tom a servir el chocolate en tres tazas y a llevarlo en una charola con unos trozos de galletas de jengibre. Vi a Paddy en el jardín poniendo un bombón en un palo de madera largo, me miró y me sonrió contento.

-Adivina que ____, Tom y yo jugamos a quien se le ponía un ojo morado perdía, yo gané.- Me senté a su lado riendo, le tendí la taza de chocolate con leche y él me sonrió.

-Qué gracioso Paddy...- Tom se sentó frente a nosotros con la capucha de su sudadera puesta y con la tasa de chocolate caliente en las manos. Podía ver la luz del fuego que teníamos en su cara y la luz naranja le iluminaba la cara haciéndome ver su ojo morado aun cuando la sombra de su sudadera lo cubría.

Pasé un buen rato asando malvaviscos con Paddy y hablando de como se sentía de manera secreta orgulloso de su hermano mayor, era muy lindo que Paddy se sintiera así por su hermano, Tom siempre lo trataba como rey, eso era genial, era un gran hermano mayor, amaba eso de él. Era increíble.

-Oh, oh, creo que va a llover.- Paddy miró el cielo que estaba cargado de nubes grises, a lo lejos se escuchó un trueno.

-Sí, al parecer sí. Apaguemos la fogata y metamos todo a casa antes de que se mojen los cojines, o mamá nos matará.- Paddy tomó su cojín y su tasa con chocolate abandonándonos a Tom y a mí con el resto.- Gracias por la ayuda, Paddy.

-Déjalo, tiene sueño ya.- Tomé lo demás que podía mojarse.- Es muy tierno.

-Lo es, vamos.- Tom abrió la puerta de su casa después de apagar la fogata.- Bueno... ¿Quieres ir a dar una vuelta en el coche?

-¿A dónde quieres ir?

-Bueno, sólo quiero dar una vuelta con mi novia.- Esas palabras saliendo de la boca de Tom me hacían enrojecer, era lindo que él me diera mi lugar ahora.

-Está bien, tomaré mi abrigo. 

Caminamos a su cochera y subimos a su coche, las pequeñas de gotas de luvia empezaban a verse en los vidrios de las ventanas de su casa. El clima de Londres... Me gustaba la lluvia, pero cuando estaba en casa, nunca salía cuando llovía, no me gustaba mojarme los zapatos y con ello los calcetines y los pies, era una sensación que nunca me había gustado.

Tom prendió su coche y salimos de su cochera, el clima era frío, pero no había viento, solamente, la llovizna y el coche de Tom dirigiendo nos a algún lugar que no sabía. Después de unos 15 minutos llegamos a una explanada, no había realmente nada ni nadie, era un lugar tranquilo. La llovizna paso de ser llovizna a una lluvia constante, entonces lo decidí, siempre había querido hacerlo, ¿por qué no hacerlo con mi novio? Desabroche mi cinturón y salí del coche.

-¡¿A dónde vas?!- Tom gritaba por el ruido que hacía la lluvia.

-¡Tienes que venir!- Camine unos cuantos pasos lejos del coche, nunca había estado bajo la lluvia, era una sensación nueva para mí, era divertido.

-Estás loca, ¿sabes?- Tom llegó a un lado de mí para abrazarme, me sentía muy feliz, las cosas por las que me había agobiado, parecían desaparecer en este momento y quería disfrutarlo con él, porque no sabía que iba a pasar después, lo que sabía es que realmente lo quería y quería estar con él hoy.

CasualidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora