In the middle of the night

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Otra piedra chocó contra mi cristal por tercera vez, creí que si no salía a la primera, él se iría.

Sabía que era él ¿Quién más vendría a las doce a tirar piedras a mi ventana? Tapé mi cabeza como si eso me ayudara a no escuchar los golpes o que esa tontería haría que se fuera, mi celular comenzó a vibrar en el buró, lo miré y en efectivo, era él, llamandome. Lo volví a depositar en el buró volteandome para darle la espalda, como si esa acción también hiciera que dejara de sonar, no sabía por qué lo estaba evitando, la verdad es que mi cuerpo temblaba de nervios al saber que él estaba allí afuera provocando un hueco en mi estómago, me moría de ganas por asomarme a la ventana y verlo parado con sus labios delgados curvados en una linda sonrisa y esos ojos de cachorro mirando hacía mi dirección, era gracioso que le hiciera burla a Tessa con "Romeo y Julieta" siendo yo la  que siempre estaba pendiente a su ventana por su "Romeo" que también tenía su Rosalía, la esencia pura del amor.

Mi celular volvió a vibrar por cuarta vez haciendo que llevara uno de mis brazos a él.

Tom😘                                0:32 AM

Oye, vamos. Sé que estás despierta. No es que los cuente... Pero llevo 32 minutos aquí afuera.

Volví a depositar el teléfono en la mesilla de noche, sonriendo, casi inconscientemente, me paré de mi cama, avancé a la ventana y tomé las cortinas con mis manos, temblorosas, suspiré y las separé, viendo a Tom parado en medio del patio con una gran sonrisa y dos globos, uno en cada mano, uno tenía forma de uno y el otro de nueve.

-Gracias, pero lamento decirte que te equivocaste de casa, la que cumple 91 años es la Sra. Rinegle a cinco casas de aquí.- Murmuré con una sonrisa. Rápidamente cambio de mano los globos.

-Feliz cumpleaños.

-Gracias, pero es hasta mañana.

-Lo sé, pero quería hacerte una sorpresa antes que mi amigo Haz, baja.

-Envidioso, ahora voy.- Me cambié, me puse unos pantalones y mi abrigo, aunque las pantuflas las dejé, bajé la primera tanda de escaleras corriendo, respiré en el descanso y bajé tranquila, abrí la puerta y salí, Tom me sonreía, yo no podía evitar las ganas de correr a abrazarlo, pero debía, caminé con pesar hacía él.

-Hola.

-Hola.- Mi sonrisa era tímida, por alguna razón.

-Feliz cumpleaños.- Me dio los globos.

-Gracias.- Se acercó a mí para abrazarme, rodeé su cuello con mis brazos mientras los globos flotaban encima de nuestras cabezas, suspiré oliendo su loción. Dios, ayuda.

-¿Te gustan?- respiró una gran porción de aire y metió sus manos a los bolsillos de sus pants azul marino.

-Sí. Mucho, gracias.

-Bueno, eso no es todo.

-¿Hay más?

-Para ti siempre hay más.- Me miró sonriendo, me ruboricé al instante.- Pero aquí no, tenemos que salir.

-Mi padre no ha llegado Tom, no sé si es buena idea.

-Por favor, no tardaremos mucho.

- ¿Por qué siempre me convences? No necesitas persuadirme para que haga las cosas. Iré a ponerme zapatos.- Rió.

-Bien.

Subí con globos en mano a mi habitación, estaba Kerch parado frente al ventanal dónde lo dejé.

CasualidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora