The Natt

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Me desperté con cosquillas en la mejilla, una de las cuerdas de los globos rozaba mi cara, la aparté levantándome con pereza, tallé mis ojos para aclarar mi vista, aún repasaba lo que había pasado anoche con Tom. Era un gran detalle de su parte, pero no podía olvidar el hecho de que nunca había hecho nada para estar conmigo, su cariño y afecto me los demuestra, pero no ante los demás y eso es algo que me frustra desde el día en que le confesé que me gustaba.

El día de hoy mi padre no iría a trabajar para estar conmigo, aunque no era mi cumpleaños lo celebraríamos en la noche, solos, en familia, es uno de los pocos días del año en el que papá y David hacen las pases, aparte del día del padre y del cumpleaños de Tessa.

Tomé el atuendo que Natt, la novia de mi padre que nunca pisa la casa cuando David está, compra para mí, generalmente yo tampoco entablo una conversación o incluso una iniciativa de ello con Natt, la verdad es que respetaba el hecho de que esté con mi padre, pero no respeto la manera en la que empezaron a salir; mi padre aún estaba casado con mamá cuando ya estaba saliendo con Natt, para aclarar un poco esto, mis padres ya no estaban juntos, pero David siempre tenía la ilusión de que mis padres regresaran a hacer los de antes, pero nunca pasó, ahora que lo pienso, no era algo tan diferente a lo mío, yo era la Natt de Tom, ese pensamiento me hizo estremecer y sentirme mal.

Me dirigí al baño para tomar una ducha, una larga ducha, me vestí con lo primero que encontré regresando la bolsa negra de tintorería a mi armario.

Baje para tomar mi desayuno, pero me encontré a toda mi familia sentada en la sala.

-¿Qué está pasando?- pregunté divertida.

-Vamos, te estábamos esperando para salir a desayunar.

-¿A desayunar? Creí que iríamos a cenar.

-Sí... Sobre eso. Perdoname, tengo que ir a trabajar hoy. Lo siento princesa.- mi padre me abrazaba de la cabeza como niña pequeña, la verdad es que ya estaba más que acostumbrada a ese tipo de cosas.

-No pasa nada, el punto es que estemos juntos el tiempo que sea.

Salimos de la casa rumbo a mi restaurante favorito cerca de la casa antigua de papá, era de mis lugares preferidos en la cuidad, cerca del London Eye, me gustaba ver a la gente que subía para sentirse por lo menos unos minutos, gigantes de este mundo, el poder ver la cuidad casi en la palma de tu mano era una gran sensación.

Casi al llegar al restaurante de comida italiana pude ver una rubia melena.

-¿Es Haz?- Tal vez estaba sonriendo demasiado ya que mi papá se rió de mí.

-¿Por qué siempre que ves a un rubio piensas que es Harrison?-David se burló de mí.

-Sí, mi papá lo invitó.- Tessa me tomó del brazo.- Creo que sabe lo mucho que lo quieres.- Me dedicó un guiño rápido.

-Basta.- Reí. A veces me daba miedo que de tanto que oía mencionar cierta atracción por Haz, dejara de ser mención a ser realidad.

-¡Feliz no cumpleaños!- Me recibió Harrison con los brazos abiertos.

-¡Gracias!- Lo abracé fuerte, mi cabeza chocaba en su pecho.

-Te traje un pequeño regalo. - me mostró una bolsa de papel morada.

-No debías molestarte.

-No fue nada, tómalo.

Tomé la bolsa mientras acomodaba el torpe mechón de cabello que siempre me tapaba el ojo izquierdo detrás de mi oreja. Abrí la bolsa sacando un estuche de metal con tonos rosados.

CasualidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora