A Jane Austen park with the same dog

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Era lunes, Tessa y David se irían en cinco días y me quedaría sola en este lugar, en esta nueva escuela, retomando mi plan de vida.

Me levanté de la cama adormilada para abrir mis cortinas y la ventana un poco para que mi habitación se ventilara, con el viento, la loción peculiar de cierta persona inundó mis fosas nasales haciéndome tomar una buena cantidad de aire, podía imaginar a Tom en mis sentidos, tacto, gusto, vista, audición, eso era todo lo que provocaba un simple aroma proveniente de una simple sudadera, caminé hacia la puerta de mi armario dónde iba a escoger lo que me pondría hoy antes de que llegara Harrison a la puerta de la casa. Me vestí y me pude unos temía con lo que pudiera correr, para lo que se diera la oportunidad, cerré la puerta de mi habitación detrás de mí y bajé a la sala para ver a quién encontraba.

-Hola ¿Qué harás hoy?

-Hola, papá.- Contesté con alegría, mi padre casi no estaba en casa y cuando lo estaba me alegraba muchísimo, aunque estuviera siempre metido entre páginas impresas de algún libro que editar.- Iré a tomar un paseo en lo que Tessa sale con Harry a filmar algunas escenas con los gemelos, por fin harán su proyecto.

-Claro, ese proyecto del que nadie sabe nada más que ellos.

-Exacto.

-¿Con quién iras?

-Iré con Haz.

-Haz me agrada.

-A mí también.- Mi padre alzo ambas cejas bajando sus lentes.

-¡Papá!

-¿Qué? Yo sólo juzgo por lo que veo y ustedes...- Juntó ambas llemas de sus dedos índices.

-¡PAPÁ! Por favor...

-Si no fuera cierto no estarías colorada.- Toqué mis mejillas calientes.

-Estoy colorada porque lo que dices a cualquiera apenaría.- Mi padre se limitó a reír y volverse a poner las gafas para regresar a su lectura.

-Bueno. No regresen tan tarde.

-Sí.

Fui a la cocina a tomar algo de desayunar, puse un poco de cereal con trozos de plátano en un bowl y me lo comí, subí a lavarme los dientes para regresar a la sala ahora vacía. No sabía si debía llevar a Kerch o no, lo sabría en cuando llegara Haz a mi puerta con Monty o sin él. No pasó ni un minuto de que me senté en el sillón cuando el timbre sonó haciendo que Kerch ladrara. Abrí la puerta viendo a Haz parado detrás de ella y seguida de el un lindo cachorro corriendo detrás de Kerchak. Tomé el balón de fútbol que había comprado para Haz reponiendo el que los perros habían destruido.

-Te ves bien.- Me saludó besando mi mejilla.

-Tú también.- Sonreí.- Mira.- Alcé el balón a la altura de mi cara.

-¡Genial! Lindo balón.

-Es tuyo.

-¿Por qué? ¿Qué hice para merecerlo?

-Ser tú y que te debía un balón.

- Era broma lo de que tuvieras que reponerlo, pero muchas gracias, es genial.

-Y... ¿A dónde iremos?

-Tengo una canasta en el coche.

-¿Una canasta?

-Sí.

-¿Para qué?

-Lo sabrás.-Me sonrió tratando de esconder algo.

-Okay...

-Sube.

-Bien.

Subí al coche de Haz en dirección a algo desconocido para mí, iba por calles que no había visto antes, pero me agradaba muchísimo el paisaje urbano de Londres, me encantaba ver las casas y los edificios del centro, el cielo siempre un poco gris y el aire frío, verano era de lo más bonito que ves, aunque yo sólo había podido ver verano realmente. Tendría la oportunidad de ver todas las estaciones del año ahora y con un gran amigo. Llegamos después de unos cuantos minutos de música, buena charla y el viento de las ventanas abajo, a St. James Park.

CasualidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora