Here I come

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Tal vez esto nunca iba a funcionar, ¿quien me creía yo para salir con un actor, por qué él me haría caso? Esas cosas constantemente venían a mi cabeza cuando veía la cara de Tom en noticias, internet o en la calle, había chicas en mi clase que hablaban incluso de él, Spiderman, Spiderman Spiderman; pero la verdad es que yo había conocido a Thomas como persona antes de como una figura pública, yo sabía que le gustaba estar tirado en su sillón mirando películas con palomitas y cerveza mientras no se cambiaba de pants en dos días seguidos, que le gustaba correr con Tessa para distraerse y que le encantaba que le rascarán la cabeza y que delinearan la frente con la yema de los dedos, eso nadie más que yo lo sabía y era afortunada de tener a Tom y él era muy afortunado de que yo hubiese tenido la paciencia que tuve.

-¡Hey! ¿Qué harás hoy?

-¡Lizzy! ¿Cuándo llegaste? Me hubiese gustado ir por ti al aeropuerto.- Abracé a mi mejor amiga, no la había visto en unas semanas.

-Te traje algo de Costa Rica, ¿qué ha pasado? Cuėntame.

-Creo que Tom y yo somos novios... Algo así.

-¿Cómo que algo así? ¿No te lo ha pedido aún?

-No y no sé si lo vaya a hacer, me confunde un poco, llevamos saliendo "en serio" dos días, y porque está de vacaciones. No sé si deba hacerlo yo misma.

-No es mala idea... Si él no se compromete, hazlo tú, sabemos todos e incluso él, que lo amas.

-Lo hago... Lo haré, lo haré hoy mismo.-  Tomé mis cosas para salir del laboratorio dónde dejábamos nuestros proyectos finales y caminé hacía la camioneta de papá.

Llegue corriendo a casa y con una alegría que ni siquiera yo podía describir, cuando te pones a pensar sobre las situaciones que pasan a tu alrededor, te das cuenta que si quieres que pase algo tienes que hacerlo tú misma, Tom iba a ser mi novio esta noche y yo iba a hacer que eso pasara, yo controlo lo que me hace feliz y lo que me hace daño y hoy estaba dispuesta a ser feliz.

Tome un vestido de mezclilla que tenía guardado, era el único vestido que realmente me gustaba, una playera de manga corta blanca y mis converse a juego, arreglé mi cabello en una coleta alta y puse un poco de labial rojo en mis labios, a toques, sabía que a Tom le gustaba como me lucía. Fui a la florería más cercana que había, tomé unas rosas rojas y le pedí una azul a la mujer que me atendía, la coloqué en medio y me dirigí a la pastelería donde me vendieron el pastel de cumpleaños de Brad, le pedí dos de chocolate y dos de vainilla con limón, los favoritos de Tom, regresé a casa para poder escribirle una carta, así tenía una segunda opción por si las palabras no salían de mi boca que salieran de mi puño y letra. Mi padre siempre tenía de aquel papel bonito y decorado con los bordes dorados, tomé una hoja de su escritorio y me acomodé en su escritorio dándole la espalda a su gran librero.

"Querido Thomas.

Tal vez todas estas palabras ya te las dije y te las dije mucho antes de hacer la pregunta que leerás al final de esta carta (no leas el final aún, te conozco Tom) no tan corta pero que dice todo lo que hay dentro de mí y que corresponde a ti. 

Muchas veces te he dicho que te quiero, que te quiero por cada estrella que en el cielo hay y que nada de lo que has hecho y puedas hacer cambiara eso, porque estoy enamorada de ti hasta la médula, siento que mis días son felices cuando estás aquí, vives en mi cabeza y aceleras mi corazón cada vez que te veo como el primer día que te vi y aun cuando no te veía me hacías feliz, el verte en fotos mientras iba a la escuela, en mi celular, en mi tablero de dibujos, incluso cuando cerraba los ojos, Tom, lo esencial es invisible a los ojos, amor mío.

CasualidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora