Capítulo 29

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Un pequeño temblor sobresalta a cada uno de los alumnos del jardín

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Un pequeño temblor sobresalta a cada uno de los alumnos del jardín.

Nadie aparta los ojos de la chica de cabello morado que está atrapada dentro de la plataforma.

Todos se concentran en no perderse ningún solo movimiento.

Porque nadie puede negar que todo lo que tiene que ver con ella es simplemente raro.

Entre todos los alumnos hay cinco chicos que la miran con más detenimiento, se juntaron entre la multitud como si el poco poder que parecía tener la chica nueva los atrajera, y ahora se encuentran en primera fila.

Las manos de Athea están extendidas a sus lados.

Sus brazos y piernas completamente cubiertas por vendajes blancos, solo sus manos están expuestas, mostrando una piel morado pálido, casi blanco.

Boom.

Otro temblor.

La gente empieza a murmurar sin entender porque el profesor no ha parado la clase y porque no ha sonado la alarma para seguir el proceso de evacuación para terremoto.

Pero los cinco chicos saben porque.

Porque no es un temblor ocasionado por la liberación de energía de las placas tectónicas.

Es Athea.

Y en efecto es ella, Athea está probando que tan resistente es la plataforma.

Ella se concentra en liberar ráfagas de aire cada diez segundos, logrando que estas choquen con las paredes invisibles.

Cada ráfaga tiene un poco más de poder que la anterior.

Su sonrisa crece cada vez más al sentirse de cierta manera, más libre de usar y sacar todo el poder que había estado guardando dentro. Asombrándose a la vez al ver que los estudiantes no pueden sentir su energía, solo sienten los ocasionales temblores a causa del golpe.

Pero aún no se quiere confiar, unas cuantas ráfagas de aire no deberían de ser suficiente, seria muy fácil si así fuera.

Sus manos se levantan a sus lados, trata de estirar tanto como la plataforma le permite.

No es mucho, sus brazos aún están un poco doblados.

Athea toca la fría pared invisible y estas parecen vibrar como vidrios con mucha presión.

Los estudiantes observan como las palmas de la chica empiezan a liberar una luz morada que cada segundos se hace más fuerte. Esa luz se refleja en las paredes, así que todos pueden ver el movimiento a través de la luz.

Temiendo que estas se quiebran en mil pedazos muchos alumnos retroceden.

Pero es imposible, no puede ser posible.

—¿Está...?—el susurro de Talía no logra que ninguno de los chicos aparte la mirada de Athea.

—Está intentado escapar. —afirma Bemus, con el cuerpo tenso y con todo el pelo de gallina.

Sin poder creer lo que observa y, lo que más le fastidia: sin poder evitar emocionarse al ver lo que cree es, la liberación de un poder mucho más fuerte de lo que todos creen, de lo que, como dijo Neo, Athea está ocultando.

Dejo caer mis brazos, una gran gota de sudor caer por mi rostro

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Dejo caer mis brazos, una gran gota de sudor caer por mi rostro.

Mi respiración está agitada pero mi sonrisa no se quita.

"Que hijo de..."

Volteo mi vista como puedo hacia el castillo imaginándome que en la torre oculta esta Lakaios viéndome con una sonrisa burlona, viendo como su pequeño juguetito puede contra mí.

Mis brazos tiemblan un poco por la adrenalina y por el cansancio que produce el no haber liberado poder por tanto tiempo.

Trato de regular mi respiración y cuando lo logro miro al profesor que tiene expresión seria en su rostro.

—Solo quería estar segura de que funcionara.—menciono encogiéndose de hombros.

"Athea" la voz de Adonis suena en mi mente y sé bien que las palabras del profesor no le gustan para nada.

"La plataforma te dejará salir hasta que digas basta, te desmayes o bueno...mueras"

"No te preocupes, no moriré por un juguete de Lakaios" digo y sin esperar palabras del profesor cierro mis ojos y visualizo toda mi energía.

Las palabras del director llegan a mi mente.

"Solo has alcanzado el 5% de tu poder"

Mis ojos se abren más iluminados que nunca.

Mi cabeza se hace para atrás mientras intento llenar mi cuerpo con el 5% de poder.

Si mi cuerpo tiene que destruirse para poder soportar más, lo más lógico sería empezar desde el 6%.

Mis ojos se cierran una vez más y trato de mentalizar el dolor que sentí ayer cuando practicada en la azotea con Adonis.

Mi error en ese entonces fue querer llenar mi poder por todo mi cuerpo al mismo tiempo lo que casi me paraliza luego, eso más el cansancio por querer crear una barrera sobre mi cuerpo para evitar explotar. Con esta plataforma no tengo que preocuparme por eso.

Investigando un poco en la mente de los alumnos que parecían hacerlo mejor, me enteré que hay que hacerlo despacio, llenar todo tu cuerpo con el poder que ya soporta y luego, desde la punta del dedo meñique de la mano, empezar a llenarme de poder que daña.

Me pongo recta y miro al profesor delante de mí.

Noto como las paredes invisibles tiemblan provocando un leve sonido que no cesa.

Siento, dentro de la plataforma, una presión un poco asfixiante a pesar de que estoy poniendo todas mis fuerzas en retener todo el poder dentro de mi cuerpo

Antes de cerrar los ojos noto una gota de sudor en la frente del profesor.

Una pequeña sonrisa sale de mi rostro.

"Comencemos con esto"

"Athea" muy en el fondo, Adonis me llama.

Pero ya es demasiado tarde.

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