Tengo hambre.
Tengo hambre.
Tengo mucha, mucha hambre.
Mis ojos van al viejo reloj arriba de la cabeza de la profesora y me torturo al mirar lo lento que se mueven las manijas.
Llevo haciéndolo desde ya casi media hora, hasta llegar al punto en que tengo que achicar mis ojos para ver claramente que las manejillas, de hecho si se están moviendo y no están caminando para atrás.
La voz de Adonis dentro de mi cabeza me molesta, diciéndome que esta mañana, por no querer despertarme a comer y preferir dormir más, no me dio suficiente tiempo para poder comer todo lo que usualmente mi cuerpo me pide comer.
Tengo hambre, mucha, mucha hambre, tanto que mi brazo empieza a verse apetitoso.
Lo peor es que sé que hay una barra de chocolate dentro de mi mochila.
Lo que sucede es que desde mi comentario de querer ahorcarme en el árbol la profesora se ha empeñado en prestarme más atención en clases, lo que hace que no solo sus ojos viajen a mi cada cierto tiempo, sino que me cuestione sobre lo que habla en clase.
Y, aunque intento con todas mis fuerzas escuchar lo que dice, mis pensamientos sobre lo que están preparando para almuerzo en la cafetería no me deja pensar más que un plan para escapar y comer.
Tengo mucha hambre.
"Demonios no entiendo nada"
Me volteo un poco sobresaltada al escuchar una fuerte voz dentro de mi cabeza, tan fuerte como si me hubiera gritado en el oído.
Al ver al pelirrojo chico sobresaltarse por mi arrebato maldigo, porque me doy cuenta que lo pensó, bastante fuerte y con mucha frustración, pero el lo pensó, no lo dijo.
Mi reacción, al voltearlo a ver tan bruscamente, no solo lo asustó si no lo confunde también.
—¿Tienes un lápiz? He perdido el mío.—invento una excusa, nada creíble y bastante fingida.
El chico frunce un poco el ceño pero asiente, me tiende el que está usando y yo le agradezco.
Me volteo y cierro los ojos, tratando de calmarme, el hambre está quitándome toda la concentración, unos minutos más y no podré ni controlar los pensamientos de todos.
Miro mi hoja, pensando que si completo los ejércitos podré al menos distraerme, pero sin notarlo ya todos están hechos.
Ya los había hecho pensando hace media hora que podría ayudarme a distraerme.
Demonios.
Suspiro mirando el reloj, completamente segura que faltan 5 minutos más que antes.
Así que, desesperada, busco la única forma de distraerme ahora.
—Gracias.—me giro, dándole el lápiz de nuevo a Neo, lápiz que ni necesitaba ni utilicé.
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MUNIS
FantasyHubo una explosión. Solo eso. Una explosión que calló a todo el mundo. Las risas, los parloteos...Todo quedó en un profundo silencio. Nadie se imaginó que los problemas comenzarían, que la tranquilidad de sus vidas sería eliminada tras esa explosió...