Se quedaron hablando unos minutos más pero con cada palabra los ojos de Athea se cierran cada vez más.
Bemus se levanta y cierra la ventana.
Antes de salir por la puerta tapa a la chica de cabello morado con una cobija.
Bemus no ha podido evitar mirar las cicatrices una vez más, más al saber que todas fueron causadas por ella misma.
El rubio mira el rostro dormido de Athea tratando de imaginar que tan difícil tuvo que haber sido su vida como para herirse de esa manera.
Antes de cerrar la puerta se sobresalta un poco al ver una figura sentada en la cama, pero pronto el rubio se queda tranquilo al encontrar el morado cabello de Adonis.
Este, serio y sin expresión en la cara, asiente hacia Bemus a modo de agradecimiento.
Adonis voltea el rostro y comienza a acariciar el cabello de Athea mientras le susurra cosas que Bemus no logra escuchar.
El rubio asiente de regreso aunque Adonis ya no lo mira, y finalmente cierra la puerta.
Bemus camina por el iluminado pasillo reviviendo todo lo que pasó en esa habitación.
El chico estaba tan metido en sus pensamientos que se asusta al escuchar su teléfono sonar.
Le cuesta reaccionar y darse cuenta de donde provenía ese sonido.
Cuando saca su celular de su bolsillo se sorprende al ver todos los mensajes en el grupo de sus amigos. Todos preguntaban dónde se encontraba.
El rubio luego de todo lo que pasó se da cuenta que ya es bastante tarde, tanto que la cafetería ya ha de estar cerrada.
Bemus contesta vagamente y aunque sus amigos comentan que están todos reunidos en el cuarto de las chicas se excusa diciéndoles que está agotado y que les explicará todo al día siguiente.
Apaga el celular solamente porque no quiere leer sus protestas y, antes de entrar a la habitación toma la decisión de que no les dirá nada a sus amigos, no porque no confía en ellos sino porque todo lo que aprendió de la nueva chica es demasiado personal que aunque quisiera compartirlo no pudiera.
Así que, aunque esta agotado por todo se dice a sí mismo que tendrá que pensar que decirle a sus amigos sin tener que mentirles necesariamente.
Bemus llega a su habitación, abre la puerta pero no entra, el cuarto está a oscuras menos por la lámpara amarilla del escritorio.
Un chico con pantalón y camisa negra está sentado sobre el escritorio con los pies sobre la silla.
Sus brazos están cruzados sobre su pecho.
Cuando ve que la puerta se abre, camina rápidamente hacia Bemus.
Este se sobresalta cuando Eneas lo toma de los hombros.
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MUNIS
FantasyHubo una explosión. Solo eso. Una explosión que calló a todo el mundo. Las risas, los parloteos...Todo quedó en un profundo silencio. Nadie se imaginó que los problemas comenzarían, que la tranquilidad de sus vidas sería eliminada tras esa explosió...