Capítulo 1

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Miro el viejo periódico tirado en la sucia acera

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Miro el viejo periódico tirado en la sucia acera.

Mi pie derecho lo aplasta pero mis ojos son más rápidos, y en mi mente se queda el encabezado.

"Apertura del colegio..."

Escondo mis manos en mi suéter tratando de encontrar calor.

Desde la mañana ha estado nevando y tanto mis jeans y mis calcetines dentro de mis, estúpidamente grandes botas, están empapados.

Me quedo en silencio mirando como el, realmente viejo periódico, se deshace ente la nieve que se está derritiendo.

Gruño al pensar en lo jodido que está el mundo. Precisamente hoy no quiero saber nada que tenga que ver con ese colegio.

Me agacho para tomar un poco de nieve y tirarlo encima del periódico, con la intención de que desaparezca más rápido.

Meto de nuevo mi mano en mi bolsa antes girar sobre mi misma y caminar hacia la tienda de mala muerte junto a una muy abandonada gasolinera.

Miro a cada lado y no veo absolutamente a nadie.

El folleto que vi hace un par de meses sobre este lugar mentía sobre el pueblo feliz, las actividades de las festividades y con el adjetivo "acogedor".

Fantasma, eso es lo que es este pueblo.

La poca gente que he visto en estos meses parecen más muertas que vivas. Lo cual no me moleta para nada, claramente.

Se escucha una campana al abrir la puerta de vidrio de la tienda.

Frente a mí, un hombre barbudo y delgado duerme sobre la caja.

Ruedo los ojos antes de ir a los congelados, tomo un par de botes de helado, camino hacia las papas y tomo tantas como mis brazos lo permite antes empezar a caminar hacia la caja.

El chico ya se ha despertado y mira entusiasmado la pequeña televisión en el muro.

Pongo todo sobre la barra bruscamente, el chico al ver la exagerada cantidad de comida levanta una ceja.

—¿Solamente?—pregunta sarcásticamente.

Miro la comida y luego lo observo a él.

Sin apartar la mirada de sus asquerosos ojos, dejo un caer el pequeño estante que esta sobre la mesa de la caja.

Varios tipos de caramelos caen sobre la montaña de comida.

—Solamente.—respondo sonriéndole falsamente.

El chico se queda callado mientras una música proveniente de la televisión llena el vacío lugar. De un momento a otro la música se quita y una reportera comienza a hablar.

"Luego de un año las puertas del Colegio Eiren se abren nuevamente. Después de la inauguración las solicitudes de admisión han sido increíblemente elevadas. El colegio, hace tan solo 5 meses, ha tenido la obligación de cerrar las inscripciones debido a la falta de espacio. Pero junto hoy, 25 de mayo, el director Lakaios ha anunciado la admisión a tan solo un MUNIS más. A pesar de querer respuestas ante la sorprendente noticia, nos han dejado con la intriga..."

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