Capítulo 4

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Un gran murmullo se escucha

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Un gran murmullo se escucha. Pero no puedo quedarme mucho tiempo porque sé que ellos alertarán a los guardias, por mucho que sean capaces de atacar lo tienen prohibido, aún no pueden hacerlo. 

Como dije antes: patético.

Calculo el tiempo que les tomará encontrarme y decido ir a la cocina del colegio.

Al entrar noto que hay tres señoras. Al verme se sorprenden pero de inmediato las inmovilizo. Calmo sus preocupadas mentes dejándoles paz.

Camino por la cocina observando todo lo que han preparado. Mi estómago empieza a hacer ruidos, mis ojos se oscurecen y mi boca se empieza a llenar de agua.

Tomo un plato grande y empiezo a servirme de todo lo que encuentro, desde pizzas, hamburguesas hasta ensalada, tomo un poco de todo, hasta las plastas que parece una pasta de atún con vegetales. Todo se ve extremadamente exquisito ante mis ojos.

Luego de un par de minutos miro satisfecha mi gran montaña de comida.

"Muchas gracias." 

Digo y ellas sonríen nerviosas, al no entender nada de lo que pasa, al menos por dentro lo hacen, sus rostros muestran la sorpresa al verme entrar. 

"Con permiso."

Les sonrío y doy media vuelta. Pero antes de salir las miro nuevamente. 

"¿Saben donde está la oficina del director? Pude sentirlo al entrar, sé que está en el último piso pero también sé que está escondido ya que no lo siento más, así que ¿saben dónde está?"

Los pensamientos de la primera mujer, aparecen en mi mente como si fueran míos, parece realmente molesta conmigo por quitarle tanta comida.

Miro mi plato apenada.

—Lo siento, siempre tengo mucha hambre. — digo, esta vez usando mis labios, cambiando mi voz para que no la reconozcan después.

La señora se sorprende cuando respondo su pensamiento.

Pero yo me concentro en los pensamientos de la segunda señora.

"En el ala oeste, tras el cuadro de los manzanos"

Se ve realmente aterrorizada, más al darse cuenta que mi expresión cambia al escuchar la respuesta que necesito. Ella no quería dármela, el pensamiento apareció en su mente sin que ella lo pensara realmente.

Sonrío satisfecha, y me acerco a ella.

Curiosamente, cuando el ser humano cree que está en peligro, piensa en sus seres queridos, en lo que les hubiera gustado hacer con ello, en el tiempo que creen que perdieron debido a cosas que ahora no tienen importancia.

El recuerdo de su pequeña hija invade su mente, piensa en el miedo que siente a que algo malo le pase.

Cierro mis ojos para poder sentir esos sentimientos de amor y cariño completamente ajenos a mi. Una gran paz y alegría me aceleran el corazón.

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