Capítulo 8

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Una semana ha pasado desde que la chica de cabello morado llegó al colegio

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Una semana ha pasado desde que la chica de cabello morado llegó al colegio.

A pesar de que los estudiantes esperaban alguna aclaración de lo ocurrido esa noche, ni los profesores ni el mismo director mencionaron nada del tema.

El gran poder que sintieron había desaparecido igual de rápido como había aparecido.

Todos estaban realmente ansiosos por lo que podría pasar luego de eso. Sin embargo, las clases siguieron iguales, en una normalidad que incomodaba.

Los profesores evitaron cualquier tipo de pregunta y se encontraban molestos y hasta temerosos ante cualquier mención de lo ocurrido.

Como cada una de las personas en el colegio, Athea tampoco ha estado tranquila.

Luego de su conversación con el director ha tenido mucho que pensar.

El director Laikaios, de manera confidencial, la llevó a la que sería su habitación durante el tiempo que se quede.

La chica no pudo evitar darse cuenta que precisamente su cuarto es el único del ala oeste, lo sabe bien ya que al llegar al colegio estudió cada habitación, cada pasillo y por supuesto, cada escondite.

Sabe bien que todas las habitaciones se encuentran en el segundo piso al lado completamente opuesto al suyo.

No le molestó, para nada, es más, le gustaba no tener que convivir con nadie.

Aunque, estando ahí, únicamente con Adonis, no ha podido dejar de dar vueltas por toda la habitación, con las manos sudorosas, la mente echa un lio y la adrenalina a tope.

—¿Puedes dejar de caminar así? Me estás mareando.—exclama Adonis mientras juega con un plato de palomitas de maíz mientras está acostado en la cómoda cama.

Ese día ha decidido ser una versión más pequeña que de costumbre. Es un niño pelinegro con ojos brillantes.

—¿Por qué estás tan ansiosa?—pregunta.

Athea para de moverse y mira al pequeño niño con el ceño fruncido. Se acerca a él y le quita el tazón de palomitas de sus manos, el niño hace una mueca a modo de queja pero no dice nada.

—El consejo se reunirá hoy. — responde luego de un rato. Lo mira con las cejas alzadas moviendo la cabeza ligeramente, como si la respuesta fuera bastante obvia.

—¿Y?—pregunta el pelinegro, aburrido de no haber podido ir a explorar el colegio durante esa semana.

Athea ha estado realmente nerviosa desde que el director le mencionó que para no asustar ni a los profesores ni a los demás alumnos, ella deberá callar la parte que ella es una MUNIS diferente, una MUNIS mutada.

Tendrá que esconder el hecho que puede hacer mucho más que hacer aparecer y desaparecer a Adonis.

Tendrá que aprende a controlarlo despacio, poco a poco y el mejor de los entrenamientos es mantenerlos escondidos para poder controlarlos.

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